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02 de octubre de 2010

A 50 años de realizado el Congreso en Cuba –en 1960– que unió a los jóvenes latinoamericanos en posiciones antiimperialistas y antiterratenientes, entrevistamos al camarada Otto Vargas, quien lo presidió.

El Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes

Hoy 1328 / Entrevista a Otto Vargas, secretario general del PCR

—En estos días se cumplen 50 años de un evento muy importante, el Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes (CLAJ), del que vos fuiste uno de sus presidentes ¿Podés contarnos qué fue y cómo se gestó ese Congreso?
Otto Vargas: La Federación Mundial de Juventudes Democráticas había decidido, en el congreso que realizó en Kiev en 1958, hacer un Congreso Latinoamericano de Juventudes.
En marzo de 1959 se convocó a una reunión preparatoria en Chile. La delegación argentina a esta reunión preparatoria fue muy amplia, como muestra la foto. Participaron más de 20 delegados representando a las 62 Organizaciones, entre ellos Paulino Niembro, Elías representando a los textiles, Vázquez de la Carne, Guillán por los telefónicos. También participó la Federación Universitaria Argentina. Estaba la CAES, Confederación Argentina de Estudiantes Secundarios, que presidía Félix Borgonovo de la FJC, que después fue secretario de Jorge Antonio y miembro del gobierno en la época de Menem. También la Juventud Socialista, que en ese entonces tenía mucha fuerza, y que estuvo representada por Ricardo Monner Sanz, y la Federación Juvenil Comunista, a la que representábamos el compañero Perelman y yo.
Esta reunión preparatoria fue, repito, muy amplia. Participó también una importante delegación de Venezuela.
Ahí se decide hacer el Congreso en Cuba. Se creó un Comité Preparatorio que funcionaba en La Habana, y el Congreso se realizó en el Hotel Habana Libre entre el 26 de julio y el 6 de agosto de 1960.
Se vivían días apasionantes, eran los meses posteriores al triunfo de la Revolución Cubana. La representación en el Congreso fue muy amplia. Estaban las principales federaciones universitarias de entonces, estaba la Juventud de Acción Democrática, que poco tiempo antes había participado del derrocamiento deMarcos Pérez Jiménez en Venezuela. Se vivía unmomento de auge en América Latina, presidido por el impulso que le daba la Revolución Cubana.
Eran días febriles. Los delegados cubanos casi no pisaban el Congreso porque estaban requeridos por múltiples tareas. El Congreso fue muy importante, como se puede ver en sus resoluciones (ver recuadro).
Fue muy antiimperialista, muy solidario con la revolución cubana, y con todos los perseguidos en esos años en América Latina. Tuvo mucha importancia el discurso inaugural del Che Guevara.

—El Che en ese discurso hace referencia a cuestiones muy importantes, como la lucha armada, lo que aprendieron y lo que enseñaron los revolucionarios con los obreros y los campesinos, habla de Mao…
—Exactamente.Me parecemuy importante porque siempre se dijo que el Che tenía dos libros en sumochila.
El Estado y la revolución de Lenin, y la Guerra de guerrillas, de Mao. El hace referencia en su discurso a la importancia que tuvieron las enseñanzas guerrilleras de Mao, en la línea que ellos aplicaron en la guerrilla en Cuba.
La Revolución Cubana fue una típica revolución del campo a la ciudad. Después algunos analistas la redujeron y se la deformó, como una revolución “foquista”. Fue una revolución del campo a la ciudad, que terminó con una gran insurrección que duró cinco días y permitió al pueblo de Cuba adueñarse de todos los cuarteles de policía y el ejército, y que el ejército guerrillero, que no era muy numeroso, entrara en La Habana cuando triunfó la revolución.
Es un ejemplo típico de una revolución que va del campo a la ciudad y culmina con una gran insurrección armada que se adueñó de Santiago de Cuba, de las principales ciudades, y de La Habana.

—Es inevitable que te pida, ya que lo conociste, una pequeña semblanza del Che Guevara.
—El Che era un revolucionario que era evidente que había decidido dedicar toda su vida a la revolución. Yo lo conocí antes, apenas triunfó la Revolución Cubana, y en ese momento, él trabajada de noche en La Cabaña, y por las mañanas, temprano, hacía un curso de aviación, porque estaba planeando un desembarco guerrillero en República Dominicana…
El Che era eso, y al mismo tiempo para mí fue una gran lección el conocerlo, porque él se burló mucho de las ideas con las que yo venía, las del 20 Congreso del Partido Comunista de la URSS, se burlaba de las resoluciones del 20 Congreso, como las del tránsito pacífico, etc.
El otro momento que hay que señalar del Congreso fueron las deliberaciones, que fueron muy apasionadas porque estábamos en pleno conflicto chino soviético, si bien no estaba abierto, públicamente, en plenitud. Eso se reflejó en distintas posiciones del Congreso.
Es decir, además de las discusiones que había entre fuerzas tan heterogéneas como las organizaciones juveniles pequeñoburguesas del tipo de las organizaciones juveniles de Acción Democrática de Venezuela, o las Juventudes Socialistas de América Latina, y los comunistas, subyacía este conflicto chino soviético que ya se estaba desarrollando, y que adquiriría su plenitud años más tarde.
El otro momento muy impactante fue la clausura. Fue en un gran estadio, y en la primera fila estaban sentados Raúl Castro, el Che Guevara, Vilma Espín, los principales dirigentes de la revolución. Allí es cuando Fidel anuncia las nacionalizaciones que realiza la Revolución Cubana. En respuesta a las medidas que había tomado el imperialismo yanqui contra Cuba, Cuba le contesta nacionalizando todas las empresas yanquis en Cuba. Fidel iba leyendo el decreto de nacionalización y nombrándolas de a una, “a partir de hoy se decreta la nacionalización de la Compañía de Electricidad de Cuba…”, etc.
Y a cada anuncio se estremecía el estadio. Porque los cubanos hacen una rumba de cualquier cosa, y entonces todo el estadio cantaba “Fidel, Fidel, qué tiene Fidel, que los americanos no pueden con él”, y no terminaban nunca de cantar. Entonces la orquesta empezaba con el himno cubano, para que la gente se callara. Terminaba el himno y la gente volvía a cantar “Fidel, Fidel…”.
Era conmocionante además porque todo el estadio estaba custodiado en las alturas por milicianas armadas que bailaban junto con todo el público.
Fidel se quedó afónico, y tuvo que subir Raúl Castro a seguir leyendo la lista de nacionalizaciones, que hacían realidad el sueño de todos los delegados que estábamos ahí, de América Latina, era la liberación del imperialismo yanqui, por primera vez en América Latina, te imaginás que fue muy conmovedor. Fue una culminación impresionante.

—Una última reflexión. Se nota que fue un gran trabajo de frente único el que realizaron para concretar este Congreso ¿Cómo fue, y qué enseñanzas deja?
—Tené presente que nosotros logramos que participen las principales organizaciones juveniles de masas de universitarios y secundarios, y logramos la participación en pleno de las 62 Organizaciones.
Después estaba la Central Única de Trabajadores de Chile, todo el movimiento juvenil de Venezuela. Fue muy difícil y tuvimos muchos vaivenes, pero es notable cómo se logró, no sólo en las resoluciones del Congreso sino en el propio comité preparatorio, un acuerdo generalizado sobre los temas antiimperialistas y antiterratenientes en general. Hay que tener presente que en Cuba se estaba realizando la revolución agraria, se estaban liquidando los latifundios. Fue muy amplio y muy profundo a la vez. Una gran enseñanza desde el punto de vista del trabajo democrático ¿Qué enseñanza hay hoy? Que si nosotros queremos que la revolución triunfe, esto requiere una firmeza muy grande, una línea muy clara antiimperialista, antiterrateniente, combativa, pero también requiere una gran flexibilidad y una gran paciencia para poder unir a todos aquellos que puedan aportar con algo al triunfo de esa revolución, por pequeño que sea ese algo.