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02 de octubre de 2010

Sobre la situación política

Informe de Comité Central del PCR / 24 y 25 de Noviembre de 2007

LAS ELECCIONES DEL 28 DE OCTUBRE 

Las elecciones, con todas sus limitaciones e incluso sus trampas, sirven para dar una idea de la correlación de fuerzas entre las clases sociales de un país. Y las elecciones presidenciales, en la Argentina, donde tenemos un régimen constitucional presidencialista, son aún más importantes.
Las elecciones del 28 de octubre último, además, han producido cambios importantes a niveles provinciales y comunales. Por todo ello es necesario que el Partido, en todas sus instancias, haga un análisis minucioso de las mismas, en general y en cada provincia o localidad. 

Las  brasas del Argentinazo siguen encendidas
La elevada cantidad de abstenciones, votos en blanco y nulos, en las elecciones del 28 de octubre, principalmente en los lugares de concentración obrera y popular, demostraron que las brasas del Argentinazo siguen encendidas, fueron un éxito político de la línea que trazó la Conferencia de noviembre del 2006 del Partido, y debilitaron al sistema oligárquico-imperialista en su conjunto.

El objetivo principal del gobierno y las clases dominantes en esas elecciones, era el de cerrar, definitivamente, la herida que abrió el Argentinazo en la sociedad argentina. La masa del voto bronca se los impidió.

Los que no votaron, lo hicieron en blanco o nulo fueron el 30,39% del padrón según Ambito Financiero (31/10) o el 34%, según Clarín (3/11). El ex embajador de Estados Unidos en la Argentina, James Cheek declaró: “Lo que más me sorprendió de esta elección es la baja participación. Para un país donde el voto es obligatorio, que haya habido sólo un 72% de participación es un indicador de que la gente no está satisfecha. Cristina va a tener que hacer cambios” (Clarín, 31 de octubre, el subrayado es del diario). Fueron las elecciones presidenciales “con el nivel más bajo de votantes de la historia argentina” (Clarín, 30/10).  El 20/11 escribió en tapa Ambito Financiero: “ la lectura  fina de los resultados definitivos de las elecciones del 28 de octubre, más allá de festejos y lamentos, proyecta conclusiones inquietantes sobre el sistema electoral argentino /…/ Por ejemplo, que el ‘no voto’ (suma de abstenciones y votos anulados y en blanco, en porcentaje sobre el padrón de los habilitados a votar) fue la primera fuerza en las urnas (8.802.757) por encima de la ganadora Cristina de Kirchner (sacó 8.494.017). En 1983 ese rubro había obtenido  apenas 3 millones de votos y ha ido creciendo en cada elección presidencial como expresión de rechazo a los candidatos y ahora hasta superándolos en adhesiones” (el subrayado es nuestro). Ambito Financiero, cuya orientación pro empresaria y de derecha es clara, subrayó la preocupación de las clases dominantes porque “La fórmula más votada sólo lo fue por un tercio de la población habilitada para hacerlo” por lo que “no hay legitimidad ni representación que se sostenga sobre mayorías tan endebles” (el subrayado es de Ambito Financiero).
Ambito Financiero no descuenta de la suma de no voto la llamada “abstención estructural” así como tampoco descuenta de los votos de Cristina K. los que ésta sumó por fraude, pero plantea la preocupación de fondo de las clases dominantes: la fórmula más votada, que tendrá  en los hechos el control casi monopólico de los tres poderes, sólo fue apoyada por la tercera parte de los electores.  Dejando esto en claro, se puede también afirmar que al tener Cristina Kirchner una clara mayoría de los votos positivos, se fortaleció, relativamente, la  hegemonía de los sectores que expresa el kirchnerismo en el bloque de las clases dominantes; y el kirchnerismo, apoyándose en un amplio arco de alianzas, por el momento “tomó aire”.  Es una hegemonía relativa y precaria, porque ganó gracias a las múltiples alianzas a que lo obligaron las derrotas electorales de Misiones, Tierra del Fuego, Capital y Santa Fe, y el escándalo del fraude en Córdoba. Por lo que muchas contradicciones que antes estaban afuera, ahora se han trasladado al interior del kirchnerismo. 

El triunfo de Cristina Kirchner
Cristina Kirchner ganó las elecciones presidenciales en primera vuelta por amplio margen sobre sus rivales. Tuvo el  45,29% de los votos positivos y poco más del 30% de los votos del padrón. Elisa Carrió, segunda,  tuvo el 23,04%. El kirchnerismo se impuso en 21 provincias y  se aseguró el control del Congreso. Con candidatos de sus listas colectoras el kirchnerismo derrotó al PJ bonaerense en distritos claves, derrotando a dirigentes connotados del mismo,  como sucedió en La Plata, Quilmes, Lanús, San Vicente, San Miguel, Marcos Paz, Capitán  Sarmiento, Dolores o Pehuajó. En otros, como en Bahía Blanca, o Necochea, los candidatos del PJ fueron derrotados por candidatos radicales. Otros dirigentes del PJ bonaerense, como Raúl Othacehé, en Merlo, salieron muy debilitados (tuvo 8 puntos menos que Cristina). En Zárate y Campana perdió el PJ. En Morón volvió a ganar, por amplia mayoría, Martín Sabbatella. En Mar del Plata perdió Daniel Katz, en manos de Pulti, un vecinalista filo kirchnerista. El plan de Duhalde de jugar “negro el 29” (es decir: que los candidatos del PJ hicieran buena letra con el gobierno hasta el 28/11, para jugar con Duhalde a partir del 29 de octubre) momentáneamente ha fracasado. Kirchner, como dicen sus seguidores,  “ha desembarcado en el Gran Buenos Aires” y con la ayuda de Florencio Randazzo, que será Ministro del Interior de Cristina K.,  y con mucho dinero, tratará de consolidar allí su fuerza.
Pero a pesar de la maniobra de las listas colectoras y del fraude que fue escandaloso en muchos distritos de la provincia de Buenos Aires, Cristina Kirchner tuvo solo un 1,2% de votos más que en el 2005. En el 2005, en las elecciones a  senador en la provincia de Buenos Aires, Cristina Kirchner tuvo 3.055.572 votos (el 31,45% del padrón) y en el 2007, con un padrón mayor, sólo 3. 283.391 votos (el 32,65% del padrón).  Daniel Scioli, que es sabido que es un “aliado-rival” de los Kirchner, ganó bien la provincia de Buenos Aires; incluso ganó en localidades en las que perdió Cristina Kirchner. Pero no ganó por la diferencia de votos sobre Cristina Kirchner que quería (tuvo sólo cerca de 3 puntos más que ella, siendo que sus seguidores aspiraban a ganar por un 7-8% más) por lo que se facilita su control por el gobierno nacional que siempre temió, y teme, que Daniel Scioli salte el cerco kirchnerista. Scioli, ha armado un gabinete con cuadros de su absoluta confianza, como su contador, Rafael Perelmiter, su abogado, Casal, Atanasoff y el abogado de éste, entre otros, y ahora pelea con Balestrini y Kirchner, los cargos en la línea sucesoria en la Legislatura. Este es uno de los grandes temas a futuro que dejan las elecciones del 28 de octubre: las relaciones entre el gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires. Alberto Balestrini hizo una muy buena elección en La Matanza, lo que en los cálculos del gobierno nacional facilitará el control de Scioli  por el kirchnerismo, aunque tampoco Balestrini es un kirchnerista de la “primera hora”. Pasadas las elecciones del 28/11 Nestor Kirchner ha dicho que se volcará a crear un gran partido de poder desde el propio aparato estatal. Este partido, según  Kirchner, será  el protagonista principal que permitirá cumplir el objetivo que unifica a las clases dominantes: “reconstruir el Estado” luego de la crisis de hegemonía que se abrió con el “Argentinazo” del 2001.
Kirchner ha planteado, también, que con ese objetivo concentrará su trabajo en el Gran Buenos Aires. Lo sucedido con el PJ bonaerense facilita, por un lado, su labor. Pero han surgido nuevas complicaciones: el duhaldismo jugó en gran parte adentro del kirchnerismo, en la provincia de Buenos Aires y en el interior. También jugó por fuera: Narváez hizo una buena elección y tendrá muchos concejales en la provincia. Por otro lado, con el sistema de las “colectoras”, se ha generado una gran inestabilidad. Por ejemplo Bruera, ganó la intendencia de La Plata con el 18% del padrón y Rossi será intendente de Lomas de Zamora con el 12% de los votos. Un kirchnerista puro, Celso Jaque, monitoreado desde la Casa Rosada por el “Chueco” Juan Carlos  Mazón, derrotó por ocho puntos de ventaja al radicalismo “borocotizado” de Mendoza, lo que hará más fácil el control del vicepresidente Julio Cobos, quien ha perdido poder territorial. Desde ya, todos estos son triunfos  relativos para el kirchnerismo. Primero porque se han abierto heridas difíciles de cicatrizar en muchas provincias y en el Gran Buenos Aires, y segundo porque el sistema de las listas colectoras si bien le permitió al gobierno ganar en muchos lugares, fragmentó los votos de apoyo y  triunfaron algunos candidatos con pocos votos,  lo que ahora complica el reparto de puestos y cargos en cada provincia o municipio. En Salta el kirchnerismo le ganó por el 1% la provincia, con Juan Manuel Urtubei, a su “aliado” Romero. Este, posteriormente,  publicó una solicitada muy diplomática, como quien está obligado a protestar sin que se lo tome por quejoso. Pero el encono es evidente, aunque Kirchner le ha ofrecido a Romero, un cargo importante en la Cámara de Diputados. En Chaco es más que dudosa la fidelidad de Capitanich al kirchnerismo. Además dirigentes importantes del PJ, que le ayudaron a Kirchner a derrotar a Duhalde, han sido apartados de los cargos claves, como ha sucedido con José María Díaz Bancalari o Felipe Solá. Cristina tuvo el voto de una gran parte del proletariado y los trabajadores. Principalmente de los más adultos. Aunque una parte grande de la juventud trabajadora y desocupada se abstuvo o votó en blanco, Cristina Kirchner tuvo el apoyo de grandes sectores de la juventud trabajadora. La votó lo fundamental del peronismo. Ganó en el segundo y tercer cinturón del Gran Buenos Aires y ganó en Soldati-Lugano en la Capital. Cristina K. pese a perder en Rosario y en la ciudad de Santa Fe, ganó en las localidades obreras de Villa Gobernador Gálvez, Villa Constitución y San Lorenzo. Ganó en Santa Cruz, donde también tuvo el apoyo de una parte importante del proletariado. Ganó en el NOA y en el NOE. Ganó en la Patagonia y en Cuyo (salvó en San Luis). Ganó en algunos centros agrarios importantes: Pergamino, Pehuajó y Trenque Lauquen. Ganó en Gualeguaychú. Con el mecanismo inconstitucional de las listas “colectoras” y el manejo generoso de los fondos del Estado, el kirchnerismo pudo armar un amplio círculo de alianzas: desde Scioli , los “caciques” del PJ del Gran Buenos Aires y de muchas provincias, la mayoría de los dirigentes sindicales de la CGT, la CTA y la mayoría de la dirección de la Federación Agraria Argentina, los radicales K, y distintos grupos progresistas (piqueteros K, sectores del Partido Socialista, dirigentes sociales urbanos y rurales, numerosos artistas e intelectuales, entre otros) hasta la Unión Industrial Argentina, y tuvo el apoyo, vergonzante, pero no por eso menos efectivo, de las direcciones del Credicoop y el PC de Echegaray. El principal factor a favor que le permitió al kirchnerismo ganar las elecciones es el impresionante “viento de popa” de la economía internacional, que ayudó a las clases dominantes a sacar a la Argentina de la peor crisis económica de su historia y lograr cinco años de crecimiento económico continuo a altas tasas, lo que no se lograba desde 1907, según unos, o desde 1946, según otros. Las grandes masas recuerdan con espanto los sufrimientos del 2000 y 2001. Lo que Kirchner llama el “infierno”. El recuerdo de la crisis del 2000-2001 está vivo en la memoria de las masas, que no quieren volver a eso, y grandes masas apoyaron a Cristina Kirchner, porque opinan que la situación económico-social ha mejorado y temen un retorno al pasado. Aunque Cristina K. no les simpatiza demasiado, y fueron más conocidas sus preferencias respecto de su vestimenta que sus propuestas programáticas. Pero las masas que votaron al kirchnerismo no fueron atraídos por las propuestas opositoras y pensaron que no era bueno “cambiar de caballo en medio del río”. Simultáneamente, como la masa la ve a Cristina K. como continuidad del gobierno de Néstor Kirchner, “no le da tiempo”, como suele darle a todo gobierno nuevo,  y las luchas continuaron con la misma intensidad que antes desde el 29 de octubre en adelante.
La bonanza económica le permitió al kirchnerismo realizar una política clientelística y de compra de políticos (la llamada “borocotización” o “cuatrerismo” de dirigentes) desconocida por su magnitud en la historia reciente. Kirchner compró el apoyo de todos los gobernadores radicales y terminó de fragmentar a la UCR. Compró además a una parte del socialismo y neutralizó, en gran medida, a otra parte del mismo. Cooptó a una parte de la izquierda “piquetera” y de las organizaciones de derechos humanos. Tuvo el apoyo vergonzante de una parte de la izquierda antiyanqui (como el PC o la CTA) que hacen suya la “razón de Estado” que lleva a Cuba y a Venezuela, a tratar con guantes de seda a Kirchner. Tanto el PC como el CTA aparentan jugar, por la oposición que tienen internamente,  afuera y adentro del gobierno, siendo que, en realidad, como se vio en las elecciones en la Capital y en las elecciones nacionales, juegan adentro. La CTA se resignó a bajar su reclamo de personería gremial para estar adentro del próximo Pacto Social.
Kirchner siguió levantando, hipócritamente, la bandera de la defensa de los derechos humanos, pese a que bajo su mandato el número de procesados sociales por las luchas de estos años llegó a 5 mil,   a que por orden suya los diputados no pudieron tratar la anulación del decreto de indulto y a que, por un proyecto de Cristina Kirchner, se aprobó la ley fascista de represión al terrorismo.
Un factor importantísimo en el triunfo kirchnerista fue el corrimiento más a la derecha de la oposición electoral: Lilita, Lavagna, y Rodríguez Saá. Este corrimiento se puso de manifiesto, claramente, con la alianza de Lilita con Enrique Olivera y Patricia Bullrich en la Capital,  y con sus intentos de alianza con López Murphy, línea que le ha generado una fuerte crisis en el ARI.  En cuanto a Rodríguez Saá ese corrimiento se graficó en la reunión de los Saá con Menem, Sobisch y Patti, entre otros connotados derechistas del PJ.  Se  evidenció ese corrimiento a la derecha cuando esos candidatos anunciaron quiénes serían sus ministros de economía en caso de ganar las elecciones. Lilita propuso a Alfonso Prat-Gay, un hombre de la oligarquía azucarera, ligado al Citi Bank; Lavagna propuso a Javier González Fraga (que compartió su estudio con Prat-Gay) quien fue hombre de confianza de Carlos Menem y presidente del Banco Central en la presidencia de éste. Rodríguez Saá propuso como candidato a ministro de economía a Aieto Guadagni, el hombre que vació el Banco Provincia en la gobernación de Duhalde. Rodríguez Saá –que estaba aliado a Menem- planteó que de llegar a la presidencia no le “iba a poner las manos encima a la economía”. Lilita, Lavagna y Rodríguez Saá llamaron a la “reconciliación” con los genocidas de la dictadura, criticaron la política de acercamiento con los gobiernos de Chávez y de Evo Morales y tomaron distancia de la lucha del pueblo de Gualeguaychú contra Bosnia. Ante esta perspectiva,  se acentuó en grandes sectores populares el temor al regreso al “infierno” del 2001 en el caso de ganar la oposición.La oposición a Cristina Kirchner ganó en los barrios “paquetes” de Buenos Aires, en algunos de los que Cristina salió tercera. Se puede decir que grandes sectores de las capas medias urbanas y rurales votaron  a los candidatos opositores al kirchnerismo.   

El apoyo de las clases dominantes
Néstor y Cristina Kirchner, tejieron pacientemente, durante meses, el apoyo de los principales sectores de  las clases dirigentes. Principalmente el de los imperialismos y los monopolios imperialistas que disputan el dominio de la Argentina. En primer lugar, Cristina Kirchner hizo muchos esfuerzos por tener el guiño favorable de los yanquis. Y lo logró. Por eso, cuando visitó la Argentina Susan Segal, presidente ejecutiva del Consejo de las Américas, en una reunión con empresarios yanquis en el país, ante las protestas de estos contra el gobierno de Kirchner, por diferentes causas, la Segal dijo: “no se confundan, nos conviene que gane Cristina”. Cristina Kirchner ha amarrado, desde hace años, fuertes lazos con el Comité Judío Americano, que representa al sector más reaccionario de la colectividad judía de los EE.UU. y con el grupo financiero-petrolero de Rockefeller. 
En la perspectiva de un triunfo demócrata en el 2008, en sus últimos viajes a los EE.UU., ha establecido lazos de amistad con Hillary Clinton.
Kirchner usó la tribuna de las Naciones Unidas para atacar a Irán, en momentos de plena ofensiva yanqui contra ese país y se comprometió ante el gobierno yanqui a avalar las supuestas “pruebas” traídas a la Argentina por la inteligencia yanqui-israelí sobre la autoría iraní del ataque a la AMIA, “pruebas” que presentó a la INTERPOL, dando elementos al eje yanqui-anglo-israelí  para acusar de terrorista al gobierno de Irán, lo que contribuye al cerco y la amenaza de agresión yanqui a ese país. Ha dado protección a los capitales yanquis en Argentina, en especial a los que han comprado miles de hectáreas de tierra, como el grupo Thompkins y el grupo Turner, y, aplicando el Código de Minería de Menem, ha permitido el crecimiento de las actividades del grupo minero Barrick, que saquea nuestras enormes riquezas mineras y contamina en forma alevosa la naturaleza en varias provincias. Fue por presión abierta del Departamento de Estado de los EE.UU que el kirchnerismo, por un proyecto de ley presentado en el Senado por Cristina Kirchner, aprobó la ley fascista,  anticonstitucional, de represión al Terrorismo, creando las condiciones legales para una represión semejante a la que aplicó la dictadura violo-videlista en 1976 y la que le permite al gobierno de George Bush mantener “chupaderos” como la prisión de Guantánamo. Ya triunfante Cristina Kirchner el gobierno se desvivió para obtener un saludo personal de George Bush a la presidenta electa, cosa que logró.Kirchner fijó como uno de sus objetivos estratégicos, desde su llegada al gobierno, una estrecha amistad con la República Popular China, principal cliente de la oligarquía argentina, transformada últimamente en gran productora sojera. Los capitales chinos han  penetrado profundamente en el país. Franco Macri, su principal representante en América Latina, ha recibido la concesión del Ferrocarril Belgrano, clave para sacar la producción nacional al Pacífico. La mina de Sierra Grande, en Río Negro, principal mina de hierro de la Argentina, ya está en producción con capitales chinos, que controlan, además, su muelle de 800 metros en el Atlántico Sur. También han obtenido un puerto en Los Timbúes, en Santa Fe. Recorriendo el país se comprueba que la penetración china se ha hecho capilar. Es de imaginar que esto hace de Mauricio Macri, hijo y socio de Franco, un “opositor ideal” como ha dicho Néstor Kirchner (La Nación, 12/11/07).  Mauricio Macri, confirmando esto, declaró luego del 28/11: “me entusiasmó el discurso de Cristina” (Clarín, 31/11/7).Kirchner, como es sabido, ha tenido algunas contradicciones con los terratenientes, pero nunca atacó a éstos. El latifundio reina soberano en Santa Cruz. Miles de hectáreas en poder de los Benetton, Menéndez Behety, Braun Menéndez, entre otros, lo prueban. Hasta ahora tuvo el apoyo de los terratenientes y de los grandes productores sojeros. Su plan de desarrollo agrícola es sobre la base de mantener intacto el poder terrateniente y favorecer a los grandes productores. Por eso, el 60% de la producción sojera es producida por el 4% de los productores, según la Federación Agraria. Ahora el panorama se le complica porque les mintió antes de las elecciones a las organizaciones agrarias que lo apoyan (algunas vergonzantemente) porque estableció, en el programa del Frente para la Victoria, la “rebaja de las retenciones”, y apenas ganó Cristina Kirchner el gobierno nacional  las aumentó,  presionado por la necesidad de pagar una elevada suma de intereses y vencimientos de la deuda pública en el 2008,  lo que ha generado, luego de las elecciones, una seria contradicción entre el gobierno y los productores sojeros, en especial los más pequeños. Como es sabido las retenciones no son coparticipables, por lo que se les saca a las provincias una enorme masa de dinero (uno de cada tres barcos que se exporten con granos será para el gobierno nacional). Además, para tratar de evitar el aumento del precio de la leche, ha presionado a la industria lechera para que rebaje el precio que le paga a los tamberos por la leche fresca.
Cristina Kirchner  se esforzó por establecer buenos lazos con el gobierno alemán de derecha de Angela Merkel. Invitada por dos de los más poderosos monopolios alemanes en el país, la Volkswagen y la Siemens, Cristina Kirchner viajó a Alemania y visitó empresas de esos monopolios. A la Siemens, que tiene un juicio contra el país por el negociado de los DNI que le cortó el gobierno de la Alianza, y que perdió frente al INVAP la construcción de usinas atómicas en el exterior, le concedió la construcción de dos usinas aquí, evitando que la construyesen capitales nacionales. Gracias a la gestión de Victor Klima, presidente de la Volkswagen, en la visita a Alemania, pudo entrevistarse con Angela Merkel y luego con el presidente de Austria, país del que Victor Klima fue Canciller. Posteriormente, pocos días antes de las elecciones,  Victor Klima recibió en la empresa Volkswagen (principal automotriz de la Argentina) a Cristina K. y delante de ejecutivos y algunos trabajadores, presentó a Cristina como “la futura presidenta del país”. Kirchner ha guardado un silencio cómplice ante la proyectada constitución de la Unión Europea que declara territorios de esa unión a las Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur. Y no ha protestado firmemente frente al reclamo inglés de soberanía sobre territorios marítimos y antárticos que arrebatan cerca de 3 millones de kms. cuadrados a nuestra soberanía territorial, territorios ricos en petróleo y nudos polimetálicos y cuya riqueza ictícola puede alimentar a centenares de millones de personas en el futuro. Una red de intereses petroleros (Pan American Energy), mineros (AngloGold que explota con el gobierno de Santa Cruz, Cerro Vanguardia) y pesqueros, entre otros, atan a Kirchner con los ingleses. Cristina Kirchner ha establecido fuertes lazos con la socialdemocracia francesa. La candidata a presidente de ese partido en las últimas elecciones, Segolème Royal, acompañó a Cristina K ante la prensa, la noche del triunfo electoral. Esta relación tiene otras implicancias: el nuevo presidente del FMI,  Dominique Strauss-Kahn, que ha recibido cálidos elogios de miembros del gobierno argentino, es un socialdemócrata francés.
En julio último hubo una reunión de Cristina Kirchner con empresarios españoles encabezada por Gerardo Díaz Ferrán, presidente de esos empresarios,  en el que Cristina Kirchner les prometió “escuchar sus reclamos y darles respuesta”. Como es conocido su principal reclamo es el aumento de las tarifas de los servicios públicos.
Además el kirchnerismo, junto con su amigo Mario Das Neves, gobernador de Chubut, antes de las elecciones, fortaleció sus lazos históricos con el grupo petrolero anglo-ruso de la Pan American  a la que el gobierno de Chubut le prorrogó, hasta el 2047, la concesión otorgada por Menem de explotar el petróleo en Cerro Dragón;  es decir: hasta agotarlo. Arregló con el grupo Repsol-YPF  la entrada de un testaferro de Kirchner (Enrique Esquenazi) con un aporte de capital a YPF. Aplicando la ley kirchnerista que feudalizó el petróleo argentino dejándolo a la libre disponibilidad de las provincias, gobernantes amigos de Kirchner entregaron nuevas concesiones petroleras a otros monopolios. El propio gobierno de Santa Cruz, propuso a la Legislatura (y aún no consiguió el apoyo) al igual que el gobierno de Chubut, de entregar a Pan American la zona de la provincia de Cerro Dragón por 40 años y  entregó quince concesiones petroleras a testaferros y socios de Kirchner (Cristóbal López y Lázaro Báez).Antes de las elecciones, Kirchner, con la designación de Peirano como ministro de Economía, fortaleció sus lazos con la Unión Industrial y con Techint, con la que había tenido algunos roces en el último período. El kirchnerismo tuvo el apoyo  electoral de Urquía, empresario dueño de Aceitera General Deheza, la principal aceitera del país. Desde 2003 el gobierno nacional ha volcado centenares de millones de pesos de ayuda a Aluar,  la empresa de los testaferros  rusos Madanes y a las empresas del amigo de los Kirchner, E. Eurnequián, otro testaferro público de capitales rusos ligado a negocios turbios. También hizo concesiones importantes al grupo ruso Clarín, concesiones que aún no se han hecho públicas; pero sí fue público que contrató con la empresa encuestadora de ese grupo, CEOP, la encuesta de boca de urnas del día de las elecciones, encuestadora que instaló el triunfo de Cristina antes de que finalizasen las elecciones.
También acordó el apoyo del grupo mexicano Slim (Televisa),  uno de los hombres más ricos del mundo, grupo que maneja capitales de origen turbio.
Fue público que los principales países imperialistas y grupos monopolistas consideraron que sería peligroso un ballotage en la Argentina porque luego de las experiencias de las elecciones en Misiones, Capital Federal, Tierra del Fuego, Córdoba y Santa Fe, y la pueblada de Santa Cruz, el enfrentamiento en un ballotage podría generar un caos al que todos “los de arriba” temen. Por eso todos ellos contribuyeron, con gusto o a disgusto,  para que no hubiese ballotage. 

El gran triunfador: el no voto
Las elecciones del 28 de octubre último, dejando de lado las del 2003, realizadas cuando recién se comenzaba a remontar la crisis del 2001, en las que Néstor Kirchner tuvo el 22,24% de los votos positivos (el 17% de los votos del padrón) fueron las elecciones a presidente, desde 1983, en las que el ganador  obtuvo el menor porcentaje de votos positivos. Alfonsín, en 1983, tuvo un 51,75%;  Menem tuvo el  47,49% en 1989 y el 49,97% en 1995, y De la Rúa el 48,37% en 1999. Cristina Kirchner tuvo el 45, 29% de los votos positivos lo que significa poco más del 30% de los votos del padrón. Como se ve esta cifra está muy lejos del 67% de apoyo que le daban al gobierno las encuestas de principios del 2007.

Las elecciones del 28 de octubre fueron las elecciones presidenciales con “el nivel más bajo de votantes de la historia argentina” (Clarín, 30/10) por lo menos desde 1922. Los que no votaron o lo hicieron en blanco o nulo fueron 8.802.757.  En blanco votaron 934.086 (en el 2003 fueron 196.574); anularon el voto 217.573 (345.642 en el 2003) y se abstuvieron 7.651.096 (5.550.329 en el 2003) sobre un padrón de 27.090.236 (es decir 28,24% del padrón). Incluso restando el 15 % del padrón, por la considerada abstención estructural (por enfermedad, muertos no sacados del padrón, distancia o edad) aunque no se tiene en cuenta el robo en masa de los votos en blanco, que no tienen fiscales, y que en estas elecciones fue escandaloso, y tampoco descuenta el “fraude estructural” del oficialismo, que en estas elecciones algunos consideran que fue del 6%, la masa de abstenciones, votos en blanco y anulados llegó a 4.739.222 votantes. Implican una enorme corriente de rechazo a la política K. y a los demás candidatos del sistema que, en estas elecciones, no se puede atribuir a los votantes de derecha porque estos tuvieron, en la ocasión, un abanico de candidatos de todos los matices.Llamaron al voto bronca, familiares de las víctimas de Cromañón, manifestantes de Gualeguaychú y de movimientos ambientalistas, organizaciones de originarios, obreros en lucha como los de la pesca de Mar del Plata, organizaciones de desocupados como la Aníbal Verón, algunas organizaciones políticas, entre otras, y hubo una corriente profunda en las masas que votó de esta forma. No fue sólo mérito de nuestro Partido, la CCC y el MIJP la suma de voto bronca. Pero nuestro Partido tuvo el mérito de haber sido el más activo propulsor y organizador de esta forma de lucha política a lo largo y ancho del país. Por eso podemos decir que el resultado de las elecciones del 28/11 marcó un gran  triunfo político del Partido, que se produjo porque tuvimos una valoración acertada del estado de ánimo de las masas y porque dimos combate al escepticismo revolucionario adentro y afuera del Partido.Grandes masas obreras y populares, en lucha, castigaron con el voto en blanco, nulo y la abstención. El voto en blanco o anulado fue muy fuerte en las grandes ciudades y en especial en el conurbano bonaerense.  La abstención fue el 40% en Pampa del Indio y del 42% en Bermejito, en Chaco, zonas de gran concentración de originarios quom. En las localidades donde hay grandes concentraciones de originarios mapuches y campesinos pobres,  como en Los Menucos, en Río Negro, la abstención superó el 50%. En La Pampa, en  blanco y nulo (sin contar las abstenciones) en 25 de Mayo, votó el 39,5%  y fue segunda fuerza a 99 votos de diferencia CK; en Castex el voto en blanco y nulo fue del 24%, 2da. fuerza;   llegó al 23,83% en Gral. Acha (2da. fuerza) y fue tercera  fuerza en Gral. Pico y en Santa Rosa. En Formosa, donde hubo un fraude escandaloso con la sustracción de boletas a los aborígenes y la falta de boletas de la oposición, la abstención a presidente fue del 33,6%  y a diputados nacionales llegó al 39,95%. En los barrios inundados de la ciudad de Santa Fe el no voto fue la primera fuerza.2.300.000 bonaerenses no fueron a votar y otros 800 mil votaron en blanco o anularon el voto. Los votos blancos y nulos solos, sin las abstenciones, fueron la tercera  fuerza. En Tigre hubo un 12,5% de blancos y nulos y 23% de abstenciones, en Escobar 11,5% blancos y nulos y 25% de abstenciones. En Pte. Perón 19% de blancos y nulos y 24% de abstenciones, en Ensenada 11,5% de blancos y nulos y 23% de abstenciones. En Quilmes-Berazategui-Varela, descontando el 15% de las abstenciones, el no voto fue segunda fuerza. En La Matanza el no voto, incluso descontando el 15% de abstenciones, fue segunda fuerza. 175.000 personas no votaron, se legalizaron 73.200 votos en blanco y se robaron 15.000. En Bahía Blanca, el voto bronca, descontando el 15 % de las abstenciones, fue segunda fuerza. El voto bronca, o voto protesta, descontando el 15% de la llamada “abstención estructural”, fue la segunda fuerza en las elecciones presidenciales en Misiones, Tucumán, La Pampa, Mendoza, Chaco, Neuquén, Salta (aquí, en algunas localidades, descontando el 15%, fue la primera fuerza) y en Jujuy. Y en muchas grandes ciudades: Mar del Plata, Bahía Blanca, entre otras. En muchas provincias y localidades la abstención y el voto en blanco o nulo fue  aún mayor en las elecciones a gobernador, diputados o concejales. En Jujuy el voto en blanco y nulo llegó al 14,4% en las elecciones a gobernador, multiplicando por cuatro lo que sumó en 1995, en 1999 y en 2003. En algunos departamentos de Córdoba votó menos del 60% de los empadronados: el 50,11% en el de Río Seco; el  55,89% en Sobremonte; el 57,83% en Poche;  el 58,56% en  Cruz del Eje. En Córdoba (Capital) votó sólo el 67,34%. Cristina Kirchner y Lavagna, juntos,  tuvieron en esa provincia 921,581 votos y hubo 802.305 no votantes (sin descontar la llamada “abstención estructural”). En muchas provincias la abstención y el voto en blanco y nulo fueron más, en gran cantidad, en las elecciones a gobernador, a diputados y intendentes y concejales. Por ejemplo: en la Provincia de Tucumán hubo 100 mil votos en blanco en las elecciones a diputados.
Tuvieron gran repercusión el acto unitario realizado el miércoles 24 en Plaza Lorea, en la Capital Federal, que ayudó mucho para desplegar al Partido y a la CCC y el MIJP en los días que faltaban para el acto electoral al igual que actos realizados en todo el país. También fue importante la propaganda por el voto bronca en el acampe de 48 horas de la CCC y el MIJP en la Plaza de Mayo el 25 de septiembre y en la marcha de la CCC y el MIJP bloqueando rutas, la Quinta de  Olivos  y puentes de acceso a la Capital Federal, del Gran Buenos Aires y ciudades del interior, el 19 de octubre; la marcha de la CCC por el voto en blanco con  dos mil personas en Libertador (Jujuy) el jueves 25 de octubre y el acampe de la CCC en la plaza central de San Salvador de Jujuy, el viernes 26, en el que se realizó una gran jornada de propaganda por el voto bronca. Fue importante el esfuerzo unitario que permitió sacar una solicitada por el voto bronca firmada por numerosas personalidades de la política, los movimientos sociales y la cultura. Hubo zonas en las que el Partido realizó una gran campaña propagandística, en general y en las grandes empresas y centros de concentración en particular. Fue acertado que el Partido ayudara a pronunciarse por el voto bronca o no voto a los movimientos de masas en los que actúa (CCC, MIJP, entre otros) porque esto permitió integrar a miles de activistas a la campaña electoral y permitió integrar lo reivindicativo y lo electoral.
En estas elecciones el fraude oficialista superó lo que ya es habitual. Miles de citaciones a presidentes de mesa no fueron enviadas y su lugar fue ocupados por fiscales oficialistas preparados para el caso. El robo de boletas fue milimétricamente organizado. Hubo un robo escandaloso de votos en blanco. Hubo mesas con más votantes que empadronados y otras en las que algunos, cuando fueron a votar, “ya habían votado”. Se practicó a fondo el “voto cadena” para asegurar el voto de los votantes comprados. En la Capital Federal y el Gran Buenos Aires quedaban todavía miles sin votar, haciendo cola, cuando las radios ya daban como ganadora a Cristina Kirchner. En el escrutinio final aparecieron 300 mil abstenciones que no figuraron en el escrutinio provisorio y 10% más de votos en blanco en Pcia. de Buenos Aires. Miles de votantes quedaron recluidos en las escuelas, para votar, hasta las 21 hs. e incluso las 22 hs. del 28/11. A casi un mes de las elecciones, el 25 de noviembre, el escrutinio definitivo en la provincia de Buenos Aires sólo llega al 40% de los votantes.  Aún no se han definido definitivamente distritos claves de la provincia de Buenos Aires, como Lomas de Zamora, La Matanza y Quilmes. Por eso, terminado el acto electoral, grandes masas se reafirmaron en la convicción de que estas elecciones son una farsa. El aumento de la masa de votos nulos, en blanco y la abstención, mostró el crecimiento de los que calaron el doble discurso kirchnerista y evitó que Cristina Kirchner arrasara el 28/10, por lo que algunos periódicos, en el extranjero y en el país, llamaron al voto bronca “el gran triunfador” de estas elecciones. Muchos observadores nacionales y extranjeros consideran, con razón, que en las elecciones del 28 de octubre el electorado se dividió en tres fuerzas: el oficialismo, la oposición y los que se abstuvieron y votaron en blanco o anularon el voto. Cada una con el treinta por ciento del padrón, aproximadamente. El voto bronca expresó a la mayoría de los sectores más avanzados en el combate popular. Por eso es equivocado el balance electoral que han hecho el PC y las principales organizaciones trotsquistas, al plantear que los resultados electorales del 28/10 demuestran que “se cerró el período del Argentinazo y ahora vienen por nosotros”. Es un balance que no parte de la realidad de los resultados del 28/10 sino que sólo considera la derrota electoral que sufrieron  los frentes que organizaron esas fuerzas, derrotas que en algunos casos, como sucedió con la alianza del PC y el Humanismo y con el PO en general y en Salta en particular, fueron catastróficas. Las luchas que se multiplicaron en todo el país a partir del 29 de octubre demuestran que ese no es el balance que hacen las masas de las últimas elecciones.  Hemos reafirmado un camino y no somos pocos. A pulmón llegamos, nacionalmente, a millones.
El kirchnerismo perdió las elecciones en Capital Federal, Córdoba y San Luis, donde se impusieron Carrió, Lavagna y Rodríguez Saá, y en muchas ciudades: además de la Capital Federal, en Rosario, Córdoba, Santa Fe, Mar del Plata, Bahía Blanca, La Plata, San Isidro, Vicente López, Río Gallegos, etc. El resultado electoral del 28 de octubre demostró que el triunfo de Mauricio Macri en la Capital Federal fue más por el rechazo a la política del gobierno que por un giro a la derecha de las masas de la Capital.  Uno de los grandes misterios del futuro es saber cómo hará Cristina Kirchner para gobernar  sin tener grandes problemas con esa masa de oposición urbana. A la que ahora se agregará el descontento en el interior por el alza de los combustibles y las retenciones al agro. 

Un camino artillado
Las fuerzas de la izquierda parlamentaria que de elección en elección presentan candidaturas  “testimoniales”, aspirando a alguna banca en alguna legislatura o en el Congreso, tuvieron un estruendoso fracaso en las elecciones del 28 de octubre. Este es un país con un fuerte régimen presidencialista (antes del 28 de octubre el dócil parlamento nacional, estuvo más de dos meses sin funcionar), con una Cámara de Diputados que es un verdadero “charlamento” que aprueba sin chistar las órdenes del Ejecutivo, y con un Senado que es un refugio para muchos ladrones públicos que buscan la protección de los fueros parlamentarios para no ir presos. Esos partidos de izquierda obtuvieron cifras ridículas de votos, mucho menores que las del 2005. Sucede que las masas saben, cada día más, que por ese camino no se llega a nada. Santa Cruz ha sido la demostración de cuál es el camino por el que las masas avanzaron: el de la pueblada que volteó a Sancho y no el de este tipo de elecciones. Hemos dicho que ese camino electoral, que a veces debe utilizarse necesariamente, e incluso, en ocasiones, como sucedió en Venezuela, en Bolivia y en Ecuador, recientemente, puede ser un camino de aproximación a la lucha por el poder, es un camino atrincherado y artillado por las clases dominantes. ¿Cómo competir con la candidata oficial que dispuso de más de 143 millones de pesos del presupuesto estatal para su campaña? ¿Cómo superar la discriminación del monopolio de los medios de difusión nacionales que ignoraron el acampe en Plaza de Mayo de los desocupados y jubilados, el Festival por el Che en esa plaza, con 30 mil jóvenes (acontecimientos que debió mostrar la propia CNN en medio del silencio de los medios nacionales), luchas como la de los mineros de Sierra Grande o las que se producen a diario en todo el país, y que se cierran para los dirigentes de las fuerzas revolucionarias? ¿Cómo moverse con una justicia electoral manejada por el Poder Ejecutivo nacional o los gobiernos provinciales? Justicia que tiene desde hace más de tres años intervenido al PJ por un empleado de la SIDE; justicia que autorizó ilegalmente la candidatura de Scioli y la de Narváez en la provincia de Buenos Aires,  proscribió a los candidatos de Rodríguez Saá en la Capital Federal y autorizó el sistema inconstitucional de las boletas “colectoras”. ¿Cómo puede un partido revolucionario para tener personería electoral cambiar su programa adecuándolo a un Estatuto de los Partidos Políticos que se dictó sobre la base de los compromisos que hicieron los partidos burgueses con el último turno dictatorial, en 1983, para reinstalar el régimen constitucional?  Esta fue una de las razones por la que debimos crear, en su momento, al PTP; porque no aceptamos renunciar a nuestros principios revolucionarios para participar en una elección.A todo esto se le sumó, el 28 de octubre, el fraude  realizado en gran magnitud. Fraude que en algunas provincias fue escandaloso, como en Jujuy donde las elecciones fueron ganadas por Snopeck y se las adjudicaron, luego de múltiples maniobras, a Barrionuevo. En la localidad de Zárate se llegó a cortar la luz para hacer el fraude, lo que fue imposibilitado por la oposición.Con las fuerzas de izquierda, fuerzas con las que compartimos todos los días la lucha obrera y popular contra las clases dominantes, independientemente de que nos haya dividido la posición electoral, seguiremos juntos en el combate obrero y popular.

En este marco, fue destacable el resultado logrado en la Capital Federal por Pino Solanas, quien sorpresivamente, muy pocas semanas antes de las elecciones, decidió presentar su candidatura a presidente y senador por la Capital. Pino se ha manifestado públicamente descontento y desengañado del kirchnerismo.

 

COMITÉ CENTRAL

DEL PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO

24 Y 25 DE NOVIEMBRE  2007