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15 de febrero de 2011

Un frente público, programático y equitativo

Hoy 1356 / El PCR y el PTP entablan conversaciones con Proyecto Sur y las fuerzas que lo integran. Proponen:

1. Scioli en la mira

Luego de la negociación con De la Sota en Córdoba, y con Reuteman en Santa Fe, el gobierno kirchnerista lanzó un ataque con varios blancos: allanó un avión militar yanqui (ver página 3), golpeó a Scioli, jugó en la interna empresarial de la UIA (ver página 3), y promovió la detención de Gerónimo Momo Venegas.

1. Scioli en la mira

Luego de la negociación con De la Sota en Córdoba, y con Reuteman en Santa Fe, el gobierno kirchnerista lanzó un ataque con varios blancos: allanó un avión militar yanqui (ver página 3), golpeó a Scioli, jugó en la interna empresarial de la UIA (ver página 3), y promovió la detención de Gerónimo Momo Venegas.

A partir de la entrevista de Cristina Kirchner con el ex intendente de Morón, Martín Sabattella, se desató la campaña oficialista para “bajarle la cabeza” a Scioli. El gobierno mira las encuestas, y cree que Sabatella podrá sumarle a Cristina K los votos que necesita para imponerse en la primera vuelta (sigue temiendo la polarización que provoca la segunda vuelta). El mecanismo es el de las listas colectoras, que salieron a apoyar desde Kunkel hasta Moyano.

Sabatella lidera uno de los partidos del Banco Credicoop; banco al que también reportan los partidos de Heller (PS) y de Echegaray (P“C”). Regionales como el del P“C” de La Pampa, cuestionan públicamente la decisión de Echegaray P“C”, de ir a la rastra de Cristina Kirchner.

El sistema de las colectoras es sencillo. Se “cuelgan” del voto de Cristina K candidatos a gobernador de manera de recibir votos por derecha y por “izquierda”.

El problema de Scioli es que este sistema lo debilitaran si es reelecto como gobernador. Y lo desgastarán para ser el candidato presidencial K si la presidenta se baja; o para ser su “heredero” en el 2015 si es reelegida y no puede presentarse por haber cumplido dos mandatos. Además, la candidatura de Scioli va unida a los intendentes que odian las colectoras porque los dejan en minoría en los concejos deliberantes.

Habrá que ver qué hace Scioli, que viajó a anudar acuerdos a Israel y a Italia. Pero la decisión de las colectoras amenaza con una rebelión de los intendentes bonaerenses. Los caudillos peronistas temen tirarse del avión sin paracaídas…

 

2. 36 horas de furia

El juez Oyarbide procesó y encarceló al dirigente de UATRE (sindicato de rurales) y las “62 Organizaciones”, Gerónimo “Momo” Venegas, en la causa de medicamentos truchos por la que son investigadas 80 obras sociales, entre ellas, la de los bancarios por la que está preso Zanola, y la de camioneros que amenaza a Moyano.

En respuesta se produjo una movilización a Tribunales, acompañada por cortes de rutas y calles en varios lugares del país. El despliegue fue impulsado por UATRE, la CGT Azul y Blanca, varios intendentes del Conurbano Bonaerense, y tuvo el apoyo público de Moyano y su CGT, y de algunas organizaciones agrarias (particularmente Carbap y CRA).

El hecho produjo enfrentamientos en la CGT. Moyano impuso el comunicado de apoyo a Venegas, y Piumato se habría opuesto (por su relación con el gobierno K y uno de sus operadores, Eduardo De Pedro, una de las cabezas políticas de La Cámpora que pesa fuerte en la Justicia).

También, se agitó la interna de los intendentes del Gran Buenos Aires; varios aportaron gente para las movilizaciones.

Al comando de las “36 horas de furia” estuvo Duhalde, quién habría mandado un mensajero al gobierno: “Decile a Aníbal que se equivocaron. Y que no lo vamos a permitir. Vamos a movilizarnos en todo el país y esto va a terminar como una nueva 125. Y va en serio” (La Nación, 13/2).

El contragolpe duhaldista sorprendió al gobierno, que debió retroceder, ordenando a Oyarbide anticipar la indagatoria del Momo y dejarlo en libertad.

 

3. Se endurecen las peleas arriba

Es bueno pararle la mano a los militares genocidas yanquis. Lo que el gobierno no explica es porqué los invitó a entrenar a la Federal, y porqué autorizó ese mismo curso en el 2009, sin registrar el avión.

La pelea de Cristina K con Scioli —a la que Sabatella, Heller y Echegaray consideran como un campeonato mundial—, es una pelea de entrecasa. ¿Quién llevó a Scioli a la gobernación de Buenos Aires? Néstor Kirchner. Es una pelea dentro del Frente para la Victoria. Scioli, durante 7 años, no vaciló en ser felpudo de la Casa Rosada hasta la humillación.

La disputa por la dirección de la UIA es una pelea entre sectores del bloque de las clases dominantes, en los dos bandos. El gobierno estimuló a la pelea a jefes de monopolios imperialistas como Madanes Quintanilla (Aluar) y Ratazzi (Fiat), muy beneficiados por la política K, contra otro sector de burguesía intermediaria, Rocca (Techint) y Pagani (Arcor), críticos de la política K.

El procesamiento y encarcelamiento de Venegas demuestra que el gobierno maneja al juez Oyarbide, y usa la causa de los medicamentes truchos para sus objetivos políticos. ¿Por qué no resuelve nada en las otras 78 obras sociales? ¿Qué hacía el gobierno —y qué hace— mientras los jerarcas sindicales estafaban a los trabajadores, o les entregaban medicamentes truchos o vencidos? Miraba para otro lado, porque el funcionario que debía controlarlos se dedicaba a recaudar y lavar fondos, de los mismos laboratorios que truchaban medicamentos, para la campaña de Cristina K.

El gobierno negoció con los yanquis “no hacer olas” en la cumbre del Unasur en Mar del Plata, por las escuchas ilegales en todo el mundo. Maltrató a Ecuador, Bolivia y Venezuela. Ahora, el kirchnerismo trata de cubrirse con un “barniz” antiyanqui. Apuesta a disciplinar a “su tropa” (Scioli y Moyano), y acorralar a sus rivales dentro del bloque de las clases dominantes (operación en la UIA, procesamiento a Venegas). Busca garantizar la reelección de Cristina K. No le será fácil dar tantas peleas al mismo tiempo. Más aún, cuando ha usado métodos que por lo general se reservan para golpear a los de abajo, métodos de los que difícilmente se vuelve.

 

4 . La propuesta de un frente

La muerte de 8 bebés originarios en Salta por desnutrición, volvió a mostrar que el hambre golpea duro a gran parte del pueblo. La salud, la vivienda y la educación son dramas terribles para una nueva oleada de “indigentes”, como le llaman a los hambreados por la expansión de los grandes pooles y terratenientes sojeros y las cerealeras.

El 74% de los argentinos se siente golpeado por la inflación. El 63% dice que su salario se achicó: aumentó menos que las cosas que compra. No cambia eso con las “milanesas para todos”, a $ 21, que hay que ir a comprar al Mercado Central de Buenos Aires. Tamberos de FAA están en lucha: les pagan a $ 1,30 la leche que en las góndolas se vende a $ 4. Lo mismo pasa en la fruta, las verduras, etc.

Cada semana hay nuevos hechos de sangre que golpean a jóvenes, a mujeres y a pobres. Atrás aparece la “policía de gatillo fácil”, sea la “nueva policía” de los Kirchner y sus socios, o las de sus rivales admiradores del “orden”.

Desde abajo, hay grandes batallas en curso. La de los salarios, las jubilaciones, nacionalizar el plan Argentina Trabaja y universalizar y aumentar la asignación por hijo. La de los originarios y campesinos con sed de tierra, y la de los que necesitan y reclaman terrenos y vivienda. La lucha contra la represión y la impunidad. No son esas las prioridades de quienes tratan de reducir la política a optar, en las próximas elecciones, entre el oficialismo K o sus rivales dentro del sistema.

El PCR y el PTP no han decidido aún su posición electoral. Siguen dando pasos en su campaña política, llamando a la unidad popular, patriótica, democrática y antiimperialista, y trabajando para la recuperación de la personería del PTP. Un paso importante se ha dado con la superación de los avales requeridos en Buenos Aires y San Juan. Como expresión concreta de esa campaña, hay conversaciones con Proyecto Sur y las fuerzas que lo integran, manifestando la disposición del PCR y el PTP para unir fuerzas en un frente público, programático y equitativo.

Estamos en un mundo sacudido por la crisis y la gran rebelión árabe, que volvió a mostrar, con el derrocamiento de Mubarak en Egipto, el camino de los pueblos para hacer tronar el escarmiento sobre sus opresores. Y estamos en una Argentina en la que hay un escenario de luchas obreras y populares, un escenario electoral, y peleas entre los de arriba, que pueden provocar cambios bruscos de situación.