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04 de julio de 2016

Macri humilla a la Nación Argentina con un Bicentenario sin protagonismo popular, y abrazado al ex rey de España

Un Bicentenario con el pueblo en las calles

Hora Política Hoy Nº 1625

1. El triunfo y la traición

1. El triunfo y la traición

A 200 años de la declaración de la Independencia Nacional “de toda dominación extranjera”, honramos a los que con su lucha centenaria socavaron los cimientos del colonialismo feudal y esclavista de España, los patriotas de nuestra gloriosa insurrección del 25 de Mayo de 1810 y los que declararon la Independencia el 9 de Julio de 1816, los que la conquistaron con su sangre en la Guerra Emancipadora, los que defendieron el patrimonio nacional frente a las nuevas formas de dominación y opresión, los que enfrentaron con las armas el colonialismo inglés en Malvinas, y los que hoy luchan por la segunda y definitiva independencia y acabar con el latifundio terrateniente.

A dos siglos de aquella histórica Declaración de Tucumán denunciamos que los originarios, afroamericanos, gauchos y criollos pobres, que regaron con su sangre la Guerra Emancipadora, y la clase trabajadora que con su sudor y su sangre produce la riqueza nacional, siguen sometidos por el poder de la minoría oligárquica de terratenientes que se adueñó de las tierras, y las nuevas oligarquías dueñas de monopolios y bancos. Traicionando el mandato de los patriotas de la Revolución de Mayo y el Congreso de Tucumán, esas minorías oligárquicas se adueñaron del poder, sometieron el país a las potencias de cada época, y hoy lo gobiernan asociadas y subordinadas a los nuevos amos imperialistas.

 

2. Humillación nacional

El gobierno de Macri ninguneó el Bicentenario. Lo redujo a “ceremonias” huérfanas de pueblo. Este pueblo, heredero de aquél otro que fue el protagonista de la centenaria lucha por la independencia, es ignorado, y reemplazado por personajes nefastos, como el ex rey de España (que el pueblo español forzó a renunciar), que vino al Congreso de la Lenguaen Rosario y rechazó la escolta del Regimiento de Granaderos porque había combatido contra las tropas españolas en San Lorenzo y más allá de los Andes: una humillación nacional. Más invitados absurdos como el presidente de Italia.

Siglos de levantamientos originarios, rebeliones de esclavos afroamericanos y de comuneros de Paraguay, enfrentaron y debilitaron el colonialismo feudal y su sistema de explotación, tributo, mita, obrajes, repartimientos, el genocidio de los hombres en las minas, y el sometimiento vil de las mujeres. Así se llegó a las insurrecciones de Tupac Amaru y Micaela Bastidas, y de Tupac Catari y Bartolina Sisa, que derrumbaron los cimientos de la ocupación española en tres virreinatos; y al levantamiento de los afroamericanos esclavos de Haití, liderado por Toussaint Louverture, que mostró que había madurado la lucha por su libertad y abarcaba toda Latinoamérica.

200 años después, los descendientes de aquellos que regaron con su sangre los campos de batalla, siguen siendo expulsados de sus tierras, forzados a migrar a las villas y asentamientos de las ciudades, “encerrados como en un zoológico humano para recibir una bolsa de mercadería”, como denunció Gumersindo Gómez, dirigente de ASOMA y la comunidad guaraní de Berisso.

 

3. Patria y Tierra

El gobierno humilla a la Nacióncon este “festejo”, coherente con su política de cambiar soberanía por negocios.

“Patria y Tierra”, fue la consigna de miles de patriotas en la Guerra Emancipadora.

Hoy, para uno de esos negocios de entrega del patrimonio nacional, Macri modificó por decreto la Ley de Tierras Rurales del gobierno anterior. Esta ley de Cristina Kirchner fue hipócritamente presentada como limitación a la extranjerización de las tierras, cuando en realidad abría las puertas a la entrega de 24 millones de hectáreas. Ahora, Macri “flexibilizó” la apropiación extranjera, abriendo un enorme negociado con la entrega de tierras a capitales imperialistas, una parte de las cuales son territorios ancestrales originarios (lo que agravará el genocidio silencioso contra esos pueblos y naciones), y otras tierras son de pequeños y medianos productores arruinados por las políticas antes de los Kirchner y ahora de Macri.

 

4. Mujeres, hombres y niños

Decenas de miles de mujeres, hombres y hasta niños; originarios, afroamericanos, criollos, los gauchos en los que se mezclaban esas sangres, y hasta algunos europeos, se sublevaron para librar la Guerra de la Emancipación, con insurrecciones, guerra de guerrillas y de recursos, organizando ejércitos, atrincherándose y cruzando los Andes, combatiendo en la Banda Oriental y el Litoral, organizando flotas navales, soportando derrotas una y otra vez, y conquistando triunfos que aplastaron a los poderosos ejércitos coloniales, se pudo hacer efectiva la independencia en lo que hoy son la Argentina, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile y Perú, empalmando con el ejército bolivariano.

En los ejércitos de Belgrano, San Martín y Artigas, en las montoneras de la guerra de las republiquetas de Güemes y Arenales, los soldados eran originarios, afroamericanos y gauchos. Los soldados del ejército de San Martín, casi todos eran negros o mulatos, esclavos y libertos, y lo guiaron los originarios en el cruce de los Andes. Los jefes militares que guardaron la frontera norte fueron militares criollos y caciques originarios. Junto a Artigas estuvo el comandante originario Andrés Guacurary, Andresito.

Cambió el mundo y la Argentina, y cambiaron las formas de opresión. La lucha siguió. Fueron dos siglos de combate contra la dependencia y el latifundio terrateniente. Desde Rivadavia, Mitre y Roca, hasta los Kirchner, y ahora Macri.

Dos siglos de lucha de los originarios y campesinos, en los que emergieron un combativo movimiento juvenil, un extraordinario movimiento de mujeres, un amplísimo movimiento democrático, grandes movimientos de defensa del patrimonio nacional y contra el envenenamiento de las aguas y las tierras. Y en más de un siglo se fue conformando un poderoso movimiento obrero, con sus sindicatos y cuerpos de delegados, y con sus expresiones políticas, que puja por convertirse en la columna vertebral de la lucha de todo el pueblo para la segunda y definitiva independencia y la liquidación del latifundio terrateniente.

 

5. Vamos por la segunda y definitiva independencia

Frente al ninguneo y la humillación nacional del Bicentenario de Macri, se multiplican las actividades para honrar a nuestros patriotas en ciudades y pueblos de todo el país. En muchísimos lugares con enorme entusiasmo y sacrificio.

Y el 7 de julio, la cita de honor es Tucumán, para que el pueblo sea protagonista en su territorio, en las calles y plazas de la ciudad, de la digna conmemoración de la Independencia de España y de toda dominación extranjera. Y para autoconvocarnos para la lucha por la segunda y definitiva independencia nacional, y la liquidación del latifundio terrateniente.

El Bicentenario de la Independencia se da en medio de grandes luchas de los trabajadores, los campesinos, el estudiantado, los originarios y los demás sectores populares. También, en medio de una gran debate político. Sale a la luz la brutal corrupción y la asociación con el narcotráfico que dejó como herencia el gobierno kirchnerista. Y también, el brutal ajuste y la entrega del gobierno de Macri, con la carestía, los tarifazos, la devaluación, el pago de deudas ilegítimas a los fondos buitres y el blanqueo de fondos de la corrupción y la evasión de impuestos de los que “juntaron la plata con pala” con los K, y la siguen juntando con este gobierno.

El camino del Bicentenario pasa hoy por encabezar las luchas y unir fuerzas hacia un paro nacional activo y multisectorial. Lo que exige, profundizar el debate en las masas populares sobre la necesidad y la posibilidad de avanzar con las enseñanzas de aquellos patriotas que proclamaron ¡Ni amo viejo ni amo nuevo, ningún amo! Y recoger las enseñanzas de estos 200 años de lucha contra la dependencia y el latifundio.

Para esas tareas trabajamos para fortalecer y ampliar el Frente Popular y las personerías del PTP, y luchamos para una gran campaña financiera de masas del PCR, que solo se financia con los aportes del pueblo.