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22 de julio de 2014

Frente al chantaje yanqui con los fondos buitres, y las “alianzas estratégicas” acordadas del gobierno K con China y Rusia, sigue válida la consigna de los patriotas de Mayo.

Ni amo viejo ni amo nuevo

Hora Política - Hoy 1528

1. La disputa de la Argentina

Una Argentina debilitada afronta una feroz disputa interimperialista, que se juega desde afuera y desde adentro. Al mismo tiempo, los pasos de avance hacia un paro nacional y en la multisectorial sobre la deuda externa, crean condiciones para una respuesta obrera y popular.

1. La disputa de la Argentina

Una Argentina debilitada afronta una feroz disputa interimperialista, que se juega desde afuera y desde adentro. Al mismo tiempo, los pasos de avance hacia un paro nacional y en la multisectorial sobre la deuda externa, crean condiciones para una respuesta obrera y popular.

La economía está en caída. La industria lleva 10 meses seguidos de recesión. La inflación galopa multiplicando el hambre y la pobreza. A esas condiciones nos llevó la política del gobierno K de profundizar la dependencia: 1) “pagador serial” de deudas ilegítimas a la usura imperialista; y 2) la “alianza estratégica integral” con China y la “alianza estratégica” con Rusia, dos países imperialistas.

 

2. Vaca Muerta

La campaña política de los “fondos buitres”, con solicitadas en diarios de las capitales imperialistas, puso de relieve lo que venimos denunciando: es un apriete del imperialismo yanqui en la negociación por el reparto de Vaca Muerta, el segundo mayor yacimiento gasífero y el cuarto mayor petrolero en el mundo. El aval de la Corte Suprema de Estados Unidos al fallo del juez Griesa, solo puede comprenderse sobre la base de que esa Corte Suprema tiene una mayoría conformada durante el gobierno de Bush, es decir, de los monopolios petroleros yanquis.

El gobierno K lo sabía. Por eso puso a Galuccio al frente de YPF, que entregó a sus patrones de Schlumberger (yanqui) la perforación de los pozos de YPF, y le dio una porción de Vaca Muerta a la Chevron (yanqui). Y, cuando la causa de los fondos buitres fue a parar a la Corte Suprema de Estados Unidos, Cristina K puso de intermediario con esa Corte a un hombre de un estudio jurídico vinculado a los Bush. Pero las petroleras yanquis, que hoy dominan la tecnología de los yacimientos de gas y petróleo no convencionales, no se conforman con un “bocado chico” de Vaca Muerta, y buscan frenar la penetración de China y Rusia en la Argentina.

Hasta dónde va a llegar el forcejeo del gobierno K con la Justicia yanqui, va a depender, principalmente, de lo que haya conversado la presidenta con Xi Jinping y Putin.

 

3. Amos viejos y nuevos

Después de haber pactado las renegociaciones de la deuda externa en los tribunales de Nueva York, y con 9 años de retraso, el gobierno K desplegó una campaña política y diplomática (ver pág. 14) contra los “fondos buitres”. Una campaña, en parte destinada a “su propia tropa”, y que también le sirvió para dejar “a su derecha” a grupos rivales dentro del bloque dominante (como los del Foro de Convergencia Empresarial y a sus candidatos), que presionan para que el gobierno K le pague a los “buitres”.

Pero esa campaña del gobierno K fue, además, la cobertura política e ideológica de los 20 acuerdos con China, para dar un salto, desde la “asociación estratégica” a la “asociación estratégica integral”, que proclamaron Cristina K y Xi Jinping, el presidente chino (ver págs. 3 y 16); y otro salto con los numerosos acuerdos con Rusia, por los que su presidente, Putin, afirmó: “la Argentina es el principal socio estratégico de Rusia en América latina, la ONU y el G-20”.

Tardará en conocerse todo lo que se firmó. El Congreso, manejado por el gobierno K, le ha entregado su facultad constitucional de ser órgano de decisión de todo tratado con otro país. Lo que se conoce alcanza para ver que se dio un gran salto en la entrega de la energía atómica y la convencional, el transporte, la megaminería, las finanzas, etc. Queda ahora más claro que nunca lo que Cristina K entiende por “capitalismo bueno”: la China que explota brutalmente a sus obreros, y la Rusia que apoya al dictador sirio y disputa Ucrania.

Además, en las negociaciones entre empresas privadas argentinas y chinas, volvió a barajarse la entrega de tierras con riego del Río Negro, con lo que China podría completar el ciclo de la soja: tierras para producción, transporte por el Belgrano Cargas, exportación con Nidera, y mano de obra traída de China. ¡Ni el “yuyito” (como le llamó Cristina K a la soja) nos va a quedar!

Rusia, además, busca un “paraguas” para jugar en el Atlántico Sur y la Antártida, utilizando la entrega de las tareas antárticas argentinas a una flota rusa, y una base para el sistema de espionaje de sus satélites (los chinos ya tienen una en Neuquén), lo que tendrá impredecibles consecuencias estratégicas.

Un dato importante es que en los acuerdos firmados con China y Rusia que implican dólares, esos dólares están atados a importaciones de esos dos países: máquinas, material ferroviario, energía, expansión financiera del ICBC y otros bancos chinos, etc. Nada de plata dulce. No hay “capitalismo bueno”: China y Rusia son países imperialistas. Es lógico que Xi Jinping y Putin celebren. Que Cristina K celebre, muestra que su política de forcejear con los yanquis va unida al abrazo del dragón chino y el oso ruso.

¡Cuánta razón tenían los patriotas de Mayo, cuando afirmaron: ni amo viejo ni amo nuevo! Y el Congreso de Tucumán, cuando nos declaró “una nación libre e independiente” de España, “y de toda otra dominación extranjera”.

 

4. Discutir el paro en cada fábrica

El paro nacional tiene hoy más razones que nunca; y más razones, también, para que sea masivo, multisectorial y activo. Debemos discutir en asambleas y cuerpos de delegados, sobre todo en las grandes empresas y las que están en lucha, uniendo los reclamos del lugar con no pagar la deuda externa ilegítima con el hambre del pueblo, y defender la industria nacional rechazando los acuerdos firmados que la destruyen. Es necesario incorporar al paro las reivindicaciones de los jubilados y desocupados, del campesinado, los originarios y los estudiantes; plantar bandera contra la represión y la criminalización de las luchas; y exigir medidas contra la inseguridad, la trata y la droga (que Berni quiere legalizar).

Hay un reguero de luchas que muestran la bronca que hay por abajo: los portuarios del norte del Gran Rosario, los trabajadores de Emfer y Tatsa, los de numerosas autopartistas, los docentes combativos de Buenos Aires, Salta y Río Negro, los estatales en varias provincias, movidas de los desocupados y los jubilados, sigue la lucha de los originarios y el pueblo del Chaco, y la de los medieros de Asoma, entre otras.

Fue muy importante la jornada nacional multisectorial del 16, con la consigna “la deuda es con el pueblo”. También es muy importante, garantizar la jornada del 24, convocada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, contra la criminalización de la protesta.

 

5. Llevar el debate a las masas

El martes 15, se inició la conformación de una amplia multisectorial popular para jugar fuerte en el debate por el no pago de las deudas ilegítimas. A la salida de esta edición, ya se habrá dado otro paso en la formación de esa multisectorial. Es un gran paso adelante (ver pág. 3). El PCR y el PTP han venido señalando que la primera tarea de las fuerzas sociales y políticas es unir fuerzas para forjar una opción, hoy, que aporte a la lucha para torcerle el brazo a la política K de hambre, entrega y represión (desnude a la “oposición” que ofrece más de lo mismo), y defina un programa para una salida popular. Además, esto crea las condiciones para un frente electoral.

La campaña por la personería del PTP sigue siendo un gran instrumento para el debate político en las masas y llegar a miles de luchadores. Multiplicar, en cada provincia, la multisectorial por la deuda, es otro instrumento.

Israel atacó a Gaza sembrando destrucción y muerte; se desmembran Siria, Irak y Ucrania (donde derriban un avión de un misilazo). En ese mundo; en una Argentina en crisis y sometida a una feroz disputa interimperialista, el paro nacional activo, la multisectorialidad, y fortalecer a las fuerzas revolucionarias, son cuestiones decisivas para cualquier escenario.