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30 de julio de 2014

“Quiero decirles que la Argentina no va a caer en default. Porque en default entran los que no pagan. Y Argentina pagó. Así que van a tener que inventar un nombre nuevo”, manifestó la jefa de Estado durante un acto en la fábrica de motos Yamaha el miércoles 23.

Entre la realidad y el relato

Suspender los pagos e investigar la deuda

Más allá del nombre que se le quiera poner, un default (incumplimiento de un pago) es un default, como un perro es un perro por más que se lo quiera llamar de otra manera. Y el incumplimiento de un pago, sea por la razón que sea, es un default. Y es mejor que el país lo sepa, nos preparemos para ello, sin querer encubrirlo cambiándole el nombre. Más allá de que, por su característica, pueda ser calificado de técnico, selectivo, temporario o inmoral.

Más allá del nombre que se le quiera poner, un default (incumplimiento de un pago) es un default, como un perro es un perro por más que se lo quiera llamar de otra manera. Y el incumplimiento de un pago, sea por la razón que sea, es un default. Y es mejor que el país lo sepa, nos preparemos para ello, sin querer encubrirlo cambiándole el nombre. Más allá de que, por su característica, pueda ser calificado de técnico, selectivo, temporario o inmoral.
Lo cierto es que en este momento, sometidos a los tribunales de Nueva York (por decisiones que vienen desde la dictadura militar y que el propio gobierno kirchnerista ha seguido ratificando), si no hay alguna postergación del propio juez Griesa el miércoles 30, cuando esta edición esté en la calle, el gobierno habrá incumplido el fallo que pagar ordena pagar 1.330 millones de dólares más los intereses a los holdouts y, a la vez, los bonistas que entraron al canje tampoco cobrarán porque los fondos depositados seguirán bloqueados.
¿Por qué se ha llegado a esta situación? Porque el gobierno kirchnerista, en su papel de burguesía intermediaria, se negó a investigar la deuda heredada, separando la legítima de la ilegítima y fraudulenta, teniendo elementos para ello como eran el juicio de Alejandro Olmos y el fallo del juez Jorge Ballestero. En cambio, metió todo en la misma bolsa, reconociendo de hecho y de derecho a todas esas deudas por igual. Encima continuó resignando la soberanía jurídica como hizo con el Ciadi, el Club de París, Repsol, Chevron, y acaba de hacer con los acuerdos para préstamos con los bancos de China (ver recuadro).
Ahora, el gobierno de Cristina Fernández, por las condiciones en que se realizaron los canjes, Néstor Kirchner en 2005 y ella misma en 2010, se encuentra ante el fallo del juez Griesa, ratificado por la Cortes de Apelaciones de New York y la propia Corte Suprema de los Estados Unidos. Si no paga entra en incumplimiento, default o como quiera llamárselo. Y si paga, se corre el riesgo de que aplique la llamada cláusula RUFO (por las iniciales en inglés de Right Upon Future Offers: Derecho Sobre Futuras Ofertas), establecida para los bonos de los canjes de 2005 y 2010. Una cláusula que obliga al país a pagar una suma igual a los que entraron al canje, si mejora la oferta a los que no entraron (holdouts).
Por eso dijo la Presidenta en el discurso arriba mencionado: “la cláusula Ruffo es de cumplimento, imposible su violación porque estaríamos tirando abajo lo que tan trabajosamente le costó a los argentinos. Pero sobre todas las cosas, estaríamos tirando abajo los 190 mil millones de dólares que ya llevamos pagados de deuda a nuestros tenedores”.
 
 
Gestiones dolosas
También dijo: “el otro día, leía que alguien decía y lo decía con acierto, que podía caberle responsabilidad penal a los funcionarios argentinos si violaban la cláusula RUFO”. Los temores no son infundados, ya varios ex funcionarios están siendo citados por jueces argentinos por el “megacanje” de la deuda que se hizo durante la última gestión de Domingo Cavallo, hace 13 años. Una coincidencia del caso, además, es que el estudio de abogados norteamericano que defiende ahora a la Argentina ante el juez Griesa (Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton) es el mismo que asesoró a Cavallo en el “megacanje”. Tal vez por esa experiencia, esos abogados habrían recomendado ya en mayo de este año, cuando el fallo de Griesa quedó en firme, “defaultear y reestructurar todo”.
Pero esa opción, podía tener las mismas consecuencias por las que se le pagó todo sin investigar el vaciamiento de Repsol, es decir la complicidad en el mismo del propio kirchnerismo. En este caso, está de por medio la denuncia del diputado Claudio Lozano, contra el entonces ministro de Economía Amado Boudou por tráfico de influencias en el canje de 2010, por contratar a una consultora, Arcadia Advisors, a la que le habría transferido información privilegiada. Además de Arcadia, participaron de ese canje tres bancos internacionales de envergadura: Barclays, Deutsche y Citi. Nunca se aclaró para qué era necesaria Arcadia si ya habían sido contratados esos bancos. La causa está en manos del juez Ariel Lijo y del fiscal Jorge Di Lello, los mismos que investigan a Boudou por la compraventa de Ciccone.
También habría que investigar todos los jugosos negocios que se han hecho estos meses, difundiendo “informaciones confidenciales” –que un día “no se negociaba” y al otro que si–, comprando o vendiendo bonos argentinos según bajaran o subieran, por parte de bancos “amigos” del Gobierno: Deutsche Bank, UBS, JP Morgan, Morgan Stanley y fondos cercanos al ministro como el Latan Securities del banquero Diego Marynberg, Gramercy y Fintech. Por ejemplo, se dice que Daniel Marynberg, del fondo Latam Securities, tiene acceso directo a Kicillof y difundió en el mercado que el ministro pretendía arreglar con los fondos buitre. Marynberg tiene inversiones fuertes en bonos y presionó para hacer una compra directa de títulos al Banco Central. Marynberg participó de los quebrados banco Medefin y del fondo Socimer, y es yerno de Alberto Spolsky. A su vez, Zannini también habría mantenido diálogos con el mexicano David Martínez, del Fondo Fintech, y a Gramercy se lo vincula con Boudou y Lorenzino.
 
 
Ni chicha ni limonada
Cristina Fernández tendría decidido que en caso de que el programa de pago de Kicillof no prospere o choque con la intransigencia imperialista de Griesa. Como esbozó en el discurso con que encabezamos esta nota: la Casa Rosada saldría a decir que no hay default, sencillamente porque Cristina no va a anunciar la cesación de pagos.
De no encontrar una solución no se descarta que el Gobierno recurra al “default técnico transitorio”, aunque nunca admitirá que entró en cesación de pagos porque continuará pagando los vencimientos a los bonistas aunque Griesa los bloquee. Eso duraría hasta que en diciembre caduque la cláusula RUFO y exista otro escenario para negociar con los buitres. Propone endurecer la negociación con los fondos buitre para “tapar” el escándalo de corrupción de Boudou, y atribuir todos los descalabros de su política (la inflación y el robo a los salarios y jubilaciones, el creciente desequilibrio fiscal y externo, la caída de la actividad económica, etc.), a la intransigencia negociadora de “los buitres”.
Por todo esto hemos dicho y decimos que ante el chantaje del default de los imperialistas y sus alcahuetes de adentro, la clase obrera y el pueblo, y todos los verdaderos patriotas y demócratas, debemos plantarnos con la consigna de no pagar deudas ilegítimas, las de antes y las nuevas del gobierno kirchnerista, como es el caso de los 642 millones de dólares que el gobierno acaba de depositar para el primer pago al Club de París, sin esperar su vencimiento el jueves 31 ni tener siquiera la ratificación de los acuerdos inconstitucionales de parte de los países del mismo.
Así, con default o sin default nos seguiremos hundiendo en la crisis, si no se le tuerce el brazo a la política del gobierno kirchnerista de “pagar, pagar y pagar” con ajuste inflacionario, entrega y represión. Por eso sigue siendo válida la lucha por la suspensión de los pagos, investigando la deuda para separar la legítima de la ilegítima y fraudulenta, peleando porque se utilicen esos fondos para crear nuevos y mejores trabajos con salarios dignos, cumplir con nuestros jubilados y nuestros chicos, entregar tierra a todos los que deseen trabajarla, y dar un verdadero apoyo a la pequeña y mediana industria y comercio nacionales, recuperando la soberanía nacional sobre todos los recursos nacionales, el crédito, la moneda y las empresas claves para el desarrollo nacional.
En este camino se impone garantizar el paro nacional, peleando porque sea activo y multisectorial, para torcerle el brazo a esta política kirchnerista de seguir pagando con la inflación, el hambre del pueblo y la entrega del país.