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01 de febrero de 2011

Los pueblos árabes se rebelan. No quieren pagar la crisis y la corrupción de gobiernos reaccionarios, gerentes de los imperialismos que los oprimen.

El ejemplo de Túnez y Egipto

Hoy 02/02/11 > La hora política

1. Arde Egipto

Con 1.900 huelgas durante el año pasado, los trabajadores egipcios debilitaron a la dictadura de Mubarak y crearon las condiciones para la gigantesca rebelión que sacude el régimen dictatorial hasta sus cimientos. Hace pocos días, otro estallido popular barrió con el gobierno de Túnez. Egipto se ha convertido en un nuevo faro, y grandes movilizaciones sacuden a los gobiernos de Jordania, Yemen y Arabia Saudita.

1. Arde Egipto

Con 1.900 huelgas durante el año pasado, los trabajadores egipcios debilitaron a la dictadura de Mubarak y crearon las condiciones para la gigantesca rebelión que sacude el régimen dictatorial hasta sus cimientos. Hace pocos días, otro estallido popular barrió con el gobierno de Túnez. Egipto se ha convertido en un nuevo faro, y grandes movilizaciones sacuden a los gobiernos de Jordania, Yemen y Arabia Saudita.

La crisis mundial es descargada brutalmente sobre los pueblos árabes por gobiernos corruptos y reaccionarios que son títeres de las potencias imperialistas. Esto es lo que está provocado el incendio del norte de Africa y Medio Oriente, y sacude, como un terremoto, sistemas con los que durante décadas un puñado de potencias imperialistas dominan la región que es el centro del petróleo mundial.

Los imperialismos más golpeados por la crisis, Estados Unidos y los de Europa, ven tambalearse a aliados históricos que creían que eran invulnerables. Japón, Rusia y China llegaron más tarde al reparto de esa región, pero también participan del saqueo. Las consecuencias de la rebelión de los pueblos árabes son impredecibles, y sus consecuencias se harán sentir en todo el mundo. El presidente ruso, Dmitri Medvédev, hizo sonar la voz de alarma de los poderosos, antes de que estallara Egipto, en el Foro Mundial de Davos: “Lo que pasó [en Túnez] es, creo, una lección sustancial a retener para todas las autoridades, sea cual sea el país del que se habla”, (feeds.univisión.com).

 

2. La lucha salarial

En la Argentinase suceden las luchas que rompen o enfrentan los topes salariales: la de los rurales y trabajadores de empaque de fruta en Río Negro con cortes y bloqueos, los de los puertos del gran Rosario que han paralizado los embarques, los maquinistas y los tercerizados ferroviarios, los choferes de larga distancia, etc. Cada lucha empantana más el intento del gobierno de imponer topes en los aumentos a través de un “pacto social”.

De hecho, el movimiento obrero está imponiendo la reapertura de las paritarias, y conquista aumentos, varios meses antes de las fechas pactadas en los convenios con las patronales y el gobierno.

También se producen nuevas ocupaciones de tierras, como la de los medieros de Asoma. En La Primavera, se rindió un sentido homenaje a Roberto López. “La tierra para vivir y trabajar”, fue la consigna con la que la CCC realizó una jornada de lucha el 26.

 

3. Desprecios, internas y escándalos

Cristina Kirchner hizo valer su posición conciliadora con los yanquis en la última cumbre de Mar del Plata, con el disgusto de los presidentes de Venezuela, Bolivia y Ecuador. ¿Esperaba un premio? Si es así, Obama no se lo dio: el presidente yanqui viaja a Brasil y Chile, y no viene a la Argentina.

También fue sorprendida la presidenta argentina por un documento secreto revelado en Internet del sitio Wikileaks, con otra actitud de desprecio sobre la Argentina y sobre ella. En ese documento, Michele Bachelet, cuando era presidenta de Chile, le dijo al responsable de Estados Unidos para América Latina que “la Argentina tiene problemas de credibilidad como país”, y que Cristina Kirchner “condensa en su persona los problemas de la Argentina” (El País,25/1, España).

Pero lo más grave para el gobierno kirchnerista, es la serie de hechos que han mostrado a la Argentina como puerta del narcotráfico hacia España (y Europa). El silencio en que han manejado la investigación el gobierno español y la DEA yanqui, hacen temer nuevos escándalos en la Argentina por las posibles revelaciones del avión con 944 kilos de cocaína, de los hermanos Juliá y Miret, desde el aeropuerto cívico-militar de Morón y Ezeiza, a Madrid. Otro escándalo fue la ratificación del concejal kirchnerista Palma por el Concejo Deliberante de Estanislao del Campo, en Formosa, luego de descubrir en su campo 710 kilos de cocaína y una pista de aterrisaje. Fue ratificado en su puesto por el Consejo Deliberante manejado por el gobernador Insfrán, y ante el escándalo, debieron cambiar la decisión y destituirlo.

Cada semana se producen hechos graves: asesinatos, robos, hechos mafiosos. Ahora fue el turno del secuestro y asesinato del tesorero del Sindicato de Maestranza, Rogelio Roger Rodríguez. Poco y nada se aclara. En el trasfondo de estas cuestiones, siempre asoma la disputa por el manejo de la Federal y la Bonaerense, a partir de la creación del Ministerio de Seguridad, y del despliegue de la Gendarmería y la Prefectura en el Gran Buenos Aires.

El gobierno gira alrededor de las elecciones. Se agitan sus internas con la baja de Cristina Kirchner en las encuestas. La presidenta amenaza a Moyano con el juicio de los medicamentos truchos, pero no logra disciplinarlo. Moyano ya tomó distancia del pacto social que impulsaba el gobierno, pese a que le dieron $ 250 millones para las “obras sociales” (que los jerarcas sindicales manejan como caja propia). Desde el gobierno trabajan para colgar del voto a Cristina Kirchner para las elecciones del 2011, no solo a Scioli, sino también a Sabatella, con lo que le restarían votos al actual gobernador bonaerense. También forcejean con los intendentes bonaerenses impulsando un nuevo partido con Alicia Kirchner; y forcejean también con gobernadores usando fuerzas kirchneristas puras.

 

4. La lucha y las elecciones

Cuando golpeó la crisis, las patronales y el gobierno la descargaron sobre los trabajadores, ahí donde no los frenó la lucha. Ahora, con la reactivación relativa de la economía, también tratan de descargarla sobre los trabajadores con aumentos por debajo de la suba de precios por la inflación. Así es el “modelo K” y la lógica del “capitalismo sano” que proclama la presidenta. Pero, como las luchas no dan tregua, se ha empantanado el intento del gobierno y las patronales de imponer esos topes por debajo de la inflación real.

La inflación castiga muy duro a los trabajadores en negro, los desocupados, los jubilados y otros sectores populares. Crecen el hambre y la pobreza. El gobierno pone algunos “parches” cuando “las papas le queman”; pero ninguno de los problemas de fondo se resuelve con el “modelo K”. Por eso, una y otra vez,estallan en huelgas, cortes y ocupaciones. Estallan dramas del pueblo en las ciudades y en el campo; también los problemas democráticos y los nacionales. Por eso, aunque el gobierno y sus rivales dentro de las clases dominantes, tratan de apaciguar las luchas, no pueden lograrlo. Todo indica que las protestas obreras y populares seguirán pisando fuerte en la situación política.

El kirchnerismo llegó al gobierno con la promesa de “renovar la democracia”, y en los hechos, perfeccionó las viejas leyes elitistas y reaccionarias, incluyendo la de “internas abiertas” que negoció con la UCR. Los grandes aparatos políticos y de multimedios (el kirchnerista y el de Clarín), con el apoyo de la plata del Estado y de los grandes grupos económicos, trabajan para una “democracia” en la que se decida qué candidato de los de arriba será el próximo presidente.

Se esbozó otro camino, en el Argentinazo del 2001, como el que hoy están recorriendo los pueblos de Túnez y de Egipto. El gran desafío que está planteado, para las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas, es reagruparse, definir un programa que recoja las urgencias y necesidades del pueblo y de la patria, y construir un centro coordinador del reguero de luchas. El llamamiento de la Conferencia Nacional del PCR y la campaña del PTP por la recuperación de su personería, convocan a ese reagrupamiento.

Optar por el mal menor no ha sacado al pueblo de sus sufrimientos. Aceptar que con candidatos del orden se van a resolver los problemas, sería volver a los discursos de Videla. Teñidas por las luchas populares, las elecciones pueden ser convertidas en un gran debate de masas sobre qué salida necesita la Argentina: qué programa, qué gobierno y qué camino para lograrlos. Lo que exige dejar de lado las mezquindades y actitudes soberbias, como las provocaron la ruptura de los acuerdos que se habían firmado en Chubut (ver pág. 3).