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19 de marzo de 2014

Cambio de funcionarios, pero no de relatores

Secretaría de Deportes de la Nación

A fines del 2013, la Secretaría de Deportes de la Nación publicó en su página web el balance del año. Como siempre, el centro de su desarrollo es lo que entienden como políticas orientadas al deporte de alto rendimiento donde, al contrario de los éxitos que se adjudican, la realidad demuestra un retroceso desde el 2003 a la fecha. 

A fines del 2013, la Secretaría de Deportes de la Nación publicó en su página web el balance del año. Como siempre, el centro de su desarrollo es lo que entienden como políticas orientadas al deporte de alto rendimiento donde, al contrario de los éxitos que se adjudican, la realidad demuestra un retroceso desde el 2003 a la fecha. 
Para dar un ejemplo, en un deporte fundamental como el atletismo, en varones, sobre 23 pruebas que se disputan, las 14 mejores marcas del 2003 son superiores a las del 2013 y solamente 9 marcas superan a las de hace 10 años.1En el año 2009, por ley nacional, se creó un impuesto que surge del cobro del 1% de las facturas de la telefonía celular destinado, según la ley, “a lograr apoyo económico para la implementación y desarrollo de políticas de alto rendimiento”. Se saca dinero al pueblo en lugar de aumentar los fondos que asigna el Estado, con lo que no acordamos. 
Para el manejo y distribución de lo recaudado se creó el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard). Ese dinero permitió obtener algunos logros a partir de su uso para mejorar implementos deportivos, becas y viajes para competir en el exterior. 
Con algunas medallas logradas en deportes totalmente profesionales (fútbol-básquet) sin ligazón con la política deportiva nacional, trataron de hacernos creer que el deporte avanzaba en el país. Nada que ver. Luego de “felicitarse entre ellos” por lo “bien que les fue” en la alta competencia, pasan a analizar lo referido al deporte social. 
 
Juegos Evita, 10 segundos por año
Según sus reiteradas declaraciones, los Juegos Nacionales Evita son la base de la política social en deportes de este gobierno. Para ello manipulan las cifras de participantes: Del millón y a veces más de jóvenes que año tras año informan como inscriptos, jamás dieron cifras concretas de cómo se llegan a esas cantidades, por municipios y/o por provincias. (PyT Nº 77 Dic. 2013, pág. 41). Estos juegos se desarrollan en distintas etapas (municipal, regional, provincial) para llegar a la final nacional. 
El escaso tiempo que se le dedica a realizar la parte de base (municipal) lleva a que cada participante juegue un par de partidos y el torneo continúa sólo con los ganadores. De esta manera, la mayoría queda fuera del torneo en cuanto comienza.
Entendemos que el programa debe posibilitar que el joven adquiera hábitos deportivos, para lo cual debería tener una participación amplia en la base donde concurren la mayoría de los participantes. 
En atletismo, con una carrera de 60 metros, que a los menores les insume 10 segundos, la gran mayoría queda fuera del torneo y no tiene más Evita hasta el año próximo. 
Esta es una caricatura del deporte de base, medido con una forma de eliminación directa propia del deporte competitivo. La gran falacia consiste en que los funcionarios insisten en que con los Juegos Evita resuelven el tema del deporte social. 
 
Deporte, inclusión y contención
Han incorporado el concepto de deporte para la inclusión y contención. Cuando se habla de incluir socialmente, entendemos que se trata de una parte cada vez mayor de la sociedad, expulsada del sistema. Esta parte del pueblo necesita trabajo, vivienda, educación, asistencia médica y, centralmente, estar bien alimentada para incorporarse al sistema. 
El deporte cuando su continuidad permite crear hábitos deportivos, sobre todo en la juventud, ayuda a mejorar su calidad de vida, cosa que ni por asomo resuelven los Juegos Evita, tal como lo han desarrollado en estos años. La inclusión social se debe resolver con la ayuda de otras áreas del Estado, que vayan dando solución a los problemas planteados anteriormente.
 
Las nuevas autoridades
El secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi, fue reemplazado recientemente por Carlos Espínola, después de 9 años y medio en sus funciones. “Camau” Espínola fue atleta olímpico y ganador de cuatro medallas, en distintos juegos en Yachting. Retirado de la actividad y de la mano de Werthein, titular del COA (Comité Olímpico Argentino) y promotor del impuesto telefónico y de Scioli, fue intendente de la Ciudad de Corrientes (2009-2013) perdiendo luego la elección para gobernador. 
Suponemos que estará de paso en Deportes, pues en 2017 se postularía de nuevo para gobernador, y no sabemos si en el 2015  será candidato a senador por su provincia.
Veamos los hechos: recientes declaraciones del susodicho en La Nación del 25/02/2014 expresan lo siguiente: “El deporte sigue siendo la mejor herramienta de trabajo social, para la inclusión y contención, vamos a seguir por ese camino”. A confesión de parte, relevo de prueba, como dicen los juristas. Agregó además en la misma nota, que “la presidenta le pidió exclusivamente que continúe profundizando las políticas de inclusión”, dicho en la misma nota. Podemos decir que más que profundizarlas, debe ponerlas en práctica. 
 
Premio para “el obediente”
Inmediatamente después del nombramiento de Espínola, por decreto 125/2014 se creó el “Observatorio Nacional del Deporte y Actividad Física” cuyo titular actuará como “Autoridad Superior del Poder Ejecutivo Nacional con rango y jerarquía de Secretario”. (Art. 1). ¿A quién le inventaron ese cargo? A Morresi.
Dentro de sus nuevas funciones a cargo del Observatorio se encuentran las mismas que tendría que haber realizado en sus casi 10 años de gestión frente a la Secretaría, claro que, todo esto si hubiese cumplido con la Ley del Deporte. Pero en nueve años, Morresi sólo fue un privilegiado observador. n
1 Revista Atletismo argentino – Edgardo Fontana