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13 de diciembre de 2017

El presidente norteamericano Donald Trump anunció la decisión de su gobierno de reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel, y trasladar desde Tel Aviv hacia allí la embajada de su país.

Trump sopla vientos de guerra

Los yanquis reconocen a Jerusalén como capital de Israel

Este brutal ataque a los derechos soberanos del pueblo palestino provocó el rechazo, desde ya de la Autoridad Nacional Palestina y de la mayoría de los estados árabes, pero también de China, Rusia y la Unión Europea. El Papa Francisco afirmó “no puedo ocultar mi gran preocupación sobre la situación que se ha desarrollado en los últimos días”.

Este brutal ataque a los derechos soberanos del pueblo palestino provocó el rechazo, desde ya de la Autoridad Nacional Palestina y de la mayoría de los estados árabes, pero también de China, Rusia y la Unión Europea. El Papa Francisco afirmó “no puedo ocultar mi gran preocupación sobre la situación que se ha desarrollado en los últimos días”.
Recordemos que Jerusalén está dividida en una parte oriental y una occidental. La occidental fue adjudicada a Israel en el proceso de fundación de su Estado, luego de la Segunda Guerra Mundial, en 1948. En 1967, en el marco de la llamada “Guerra de los seis días” entre Israel y la República Árabe Unida (Egipto), Jordania, Irak y Siria, Israel ocupó la parte oriental de Jerusalén, y desde entonces niega a los palestinos sus derechos sobre esa parte de la ciudad. Además, Jerusalén es considerada “ciudad santa” para los cristianos, los judíos y los musulmanes, por lo que el conflicto en la zona estuvo y está atravesado por el aspecto religioso, desde siempre utilizado por las grandes potencias imperialistas.
Con su decisión, el gobierno yanqui está provocando una oleada de protestas por parte de sectores populares en todo el mundo. Particularmente, en las zonas de Cisjordania y Gaza, donde miles de palestinos han salido a las calles, respondiendo a la convocatoria de “tres días de furia” en los territorios ocupados por Israel. El presidente palestino Mahmud Abbas consideró que “Esto significa una demolición de todos los esfuerzos que se han hecho para alcanzar la paz”. En una declaración oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de la ANP, dicen: “El Estado de Palestina expresa su rechazo rotundo e inequívoco del anuncio hecho por el presidente estadounidense Donald Trump. El reconocimiento de la Administración estadounidense de Jerusalén como la capital de Israel es un acto de hostilidad contra el pueblo palestino, sus derechos nacionales inalienables”. 
Por el lado de Hamas, el sector palestino que dirige la Franja de Gaza, señalaron que Washington “abre las puertas del infierno” y calificaron la decisión de “agresión flagrante contra el pueblo palestino”, advirtiendo con una nueva Intifada (levantamiento).
 
Crece el repudio en todo el mundo
Entre las cuestiones de coyuntura, muchos analistas dicen que la decisión de la administración de Trump llega en momentos en que su gobierno está en los niveles más bajos de adhesión desde que comenzó su mandato, y cuando cada vez más sectores –incluso de la oposición burguesa del Partido Demócrata- buscan avanzar en un “impeachment” o juicio político contra el presidente, que juntó casi 60 legisladores hace pocos días. Incluso dentro de la influyente comunidad judía estadounidense aparecieron voces críticas a la medida de Trump. Otros hablan del peso del “Rusiagate” en la política interna yanqui, con acusaciones crecientes hacia la figura de Trump.
Por el lado de Israel, algunos han calificado la medida de “balón de oxígeno” para el primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien ha tenido que enfrentar hace pocos días una masiva manifestación de repudio ante el intento de sacar una legislación que lo protege frente a crecientes denuncias de corrupción. Netanyahu calificó a la decisión norteamericana de “histórica”.
Al cierre de esta nota, ya son cuatro los muertos y centenares los heridos palestinos por las bárbaras represiones de los ocupantes israelíes en Gaza y Cisjordania, que han baleado masivas manifestaciones de protesta contra los gobiernos de Netanyahu y de Trump. Las expresiones de repudio crecen en todo el mundo.
La medida de mudar la embajada norteamericana a Jerusalén refuerza el carácter de “portaviones yanqui” que tiene Israel para toda la zona de Medio Oriente, y acelera los vientos de guerra así como los realineamientos en varios países en una zona en la que ya hay decenas de miles de muertos y millones de refugiados. Los señores de la guerra de la industria armamentista yanqui, y los capomafias de grandes potencias imperialistas como China y Rusia, de parabienes.