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05 de octubre de 2016

 
Después de 52 años de guerra y casi 4 años de negociaciones el gobierno colombiano y las FARC firmaron un acuerdo de paz el 26 de setiembre pasado. Este acuerdo fue rechazado por escaso margen en el plebiscito realizado el domingo 2 de octubre en una elección con una abstención superior al 60 por ciento.

Sobre el acuerdo de paz en Colombia

Declaración del Partido Comunista de Colombia-Maoísta

 
Si bien se mantiene el acuerdo de no realizar acciones militares por parte del gobierno y las FARC, se abre un período de incertidumbre sobre la situación política de Colombia. 

 
Si bien se mantiene el acuerdo de no realizar acciones militares por parte del gobierno y las FARC, se abre un período de incertidumbre sobre la situación política de Colombia. 
En Cartagena de Indias, el presidente Juan Manuel Santos en representación del gobierno nacional y Rodrigo Londogno, “Timoshenko”, en representación de las FARC se dieron al fin un apretón de manos luego de años de negociaciones realizadas en La Habana, Cuba, ante las presencia de numerosos representantes de gobiernos latinoamericanos, entre otros, Macri.
Publicamos acá la declaración del Partido Comunista de Colombia-Maoísta, que al igual que todas las fuerzas de izquierda, apoyaron el acuerdo y llamaron a votar por el Sí. En el próximo número, analizaremos más detalladamente la situación creada.
Plantea el Comité Central del PCC-M que “El 24 de agosto de 2016 culminó el proceso de negociaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo FARC-EP para un acuerdo de paz que da por finalizada la guerra entre las dos partes, hecho de trascendencia histórica para el país ya que transforma la guerrilla más desarrollada en un movimiento político que integrará en un todo a sus excombatientes, militantes y activistas de su organización partidaria y sus movimientos sociales.
“Los acuerdos de paz adelantados por el gobierno de Santos y las FARC-EP reconocen la existencia histórica del conflicto armado en Colombia y las causas que lo originaron; en tal sentido se reconoce el delito político, que fue desconocido durante 2001-2012 por el fascismo en el poder. 
“El programa de las FARC-EP expuesto en el 2000 en el Caguan y llevado a cabo a través principalmente de la lucha armada, ahora busca la construcción de poder popular por medio de la lucha política, iniciando en las zonas donde ha estado arraigado históricamente, como un paso para su presencia a nivel nacional. Por eso, en los acuerdos de paz buscó garantía para sus áreas y poblaciones de influencia, garantías de representación política y justicia transicional; otras banderas como la Asamblea Nacional Constituyente y la participación a presidencia de la república se contemplan a mediano plazo como resultado de la reorganización de su acumulado político y de masas. 
“Las FARC-EP es una de las posiciones entre el movimiento político y social actor importante en los procesos de la lucha, pero su dificultad para trabajar con las demás fuerzas políticas y sociales lo llevan a tener posiciones hegemonistas y autoritarias restringiendo las luchas y desarrollando luchas internas en el campo democrático.
“El gobierno de Santos tiene como propósito despejar el camino para la inversión del capital monopolistas nacionales y extranjeros en las zonas rurales y urbanas desde una visión institucional, garantizando el control del Estado en el conjunto del territorio, reorganizando la estructura de la ciudad y del campo, eliminando las restricciones al capital en las zonas con mayor presencia del conflicto armado y restringiendo la acción de los paramilitares y sus aliados.
“Existe una oposición a los Acuerdos de Paz, que representa a los grandes terratenientes, grandes burgueses y monopolios, liderada por el Partido Centro democrático y cuyo jefe es Álvaro Uribe Vélez, que han acumulado a través del despojo en este proceso de guerra, ideólogos y organizadores de los paramilitares. Amparados en la teoría de la lucha global anti-terrorista impulsan el No al Plebiscito para revertir los acuerdos de paz apuntando a reemplazar el delito político por delito común, el conflicto armado por lucha del terrorismo o bandolerismo, e impedir que se conozca la verdad, que se repare a las víctimas, se restituya la tierra y se den garantías de participación política real en contra del genocidio que fueron sometidas las organizaciones políticas revolucionarias no armadas que potenciaron la guerra… 
“El PCC-M estará apoyando el Sí en el plebiscito porque considera que la libertad de expresión, organización y lucha del pueblo colombiano son derechos fundamentales que en las actuales circunstancias no pueden ser enajenados”.