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04 de junio de 2014

Casi 60% de Abstenciones, más casi 4% de blancos y nulos.

Los pueblos repudian sus falsas democracias

Las Elecciones en la Unión Europea

Cuando los griegos “inventaron” la democracia, y dijeron gobierno del pueblo, el pueblo para ellos era la “nobleza”, no así los esclavos, ni el “populacho”.  Las democracias actuales, burguesas, capitalistas e imperialistas, nos vendieron el comienzo de una democracia hacedora de todos los bienes para el pueblo, que partía, sin embargo de un axioma que negaba, de hecho, esa característica fundamental de la democracia: Los pueblos no deliberan ni gobiernan, y sólo lo harán por intermedio de sus representantes.
Así, en Europa, se fueron fusionando monarquías y estas democracias de hoy que rigen en casi todos los estados, donde las clases dominantes son opresoras de los pueblos.
 
Las abstenciones país por país
Con estas elecciones europeas, los pueblos comienzan a andar caminos, no balizados por estas falsas democracias; con un repudio no solo a los bipartidismos tradicionales,  (sea en Inglaterra, Francia, y en casi todos los otros países de la Unión Europea), sino que el principal repudio se manifiesta hacia esta falsa democracia, puesto que la abstención, ahora es de casi 60% a lo que debe sumársele los votos nulos y blancos con lo que se llegaría a 64%  prácticamente en todos los estados europeos.
La tabla de abstenciones país por país permite ver el nivel de repudio a estas políticas de las clases dominantes en la UE y en cada país constituyente, en porcentajes:
Eslovaquia: 87,00; Rep. Checa: 80,50; Eslovenia: 79,04; Italia: 79,04; Polonia: 77,30; Croacia: 74,94; Hungría: 70,80; Letonia: 69,96; Portugal: 65,50; Rumania: 65,30; Reino Unido: 64,00; Estonia: 63,56; Holanda: 63; Lituania: 62,73; Bulgaria: 59,80; Finlandia: 59,10; Francia: 56,50; Chipre: 56,03; España: 55,20; Austria: 54,30; Alemania: 52,10; Suecia: 49; Irlanda: 48,80; Dinamarca: 45; Grecia: 42,65; Malta: 25,19; Bélgica: 10 (voto obligatorio); Luxemburgo: 10 (voto obligatorio).
 
Euroescépticos y eurófobos
Hay partidos que han conseguido resultados nunca alcanzados anteriormente. Estos son el Frente Nacional en Francia, así como la ascensión de los partidos nacionalistas y/o filofascistas, que también aparecen en Grecia. En el Reino Unido, el partido UKIP, triunfante en Inglaterra, es euroescéptico, pero no fascista. En Dinamarca, Austria y Hungría, son partidos con contenidos fascistas y programas antieuropeos, antiausteridad y, sobre todo, con postulados de defensa nacional de sus riquezas y empresas.
En Italia, el ganador socialdemócrata es el partido de Matteo Renzi a quien los medios burgueses levantan como ejemplo de democracia, en oposición a los casos de Inglaterra y Francia (donde ganaron los antieuropeos). El segundo es el partido Cinco Estrellas de Beppe Grillo, que aboga por una salida del euro.
En casos como Holanda, Francia, Austria, Dinamarca, los euroescépticos, ya sean ganadores o con resultados importantes, son filofascistas y en casi todos los casos estos votos no vienen por los contenidos reaccionarios de estos partidos sino por su aspecto nacional, antiliberal y contrario a las políticas de la Comisión Europea, que es la misma que las de sus gobiernos nacionales, es decir, privatizaciones, concentraciones capitalistas, de- socupación, con grandes ejércitos de trabajadores de “reserva”, disminución de la masa salarial de las empresas, con la pérdida de poder de compra de los trabajadores y, en definitiva que éstos paguen la crisis económica mundial. 
Así, la mayoría de los votantes de estos partidos son de la pequeña burguesía, de la clase obrera, de los desocupados, y fundamentalmente de la juventud; una juventud europea mayoritariamente desocupada y que, en muchísimos casos, jamás vieron a sus padres levantarse todas las mañanas para ir al trabajo.
 
Triunfo de Syriza en Grecia
En Grecia, el triunfo de Syriza, frente de diversas organizaciones de izquierda, donde el KOE (Organización Comunista de Grecia) tiene un papel fundamental, pone en jaque no sólo al gobierno griego, sino también a la dirección de la UE. Ingresan a la asamblea de Estrasburgo con posiciones que van desde la nacionalización de la banca, el control del mercado exterior e interior, con un programa antiausteridad y con un contenido de oposición a la llamada economía de mercado sustentada por la UE y sus dos partidos mayoritarios (PPE, conservadores y demócratas cristianos y S&D, socialdemócratas).
En España Izquierda Unida registró algún progreso, aunque en este país la revelación fue Podemos, una fuerza que encuentra sus raíces en el movimiento de indignados y que centró sus críticas en el bipartidismo. Cosechó más de un millón doscientos mil votos, varios diputados y desplazó (con más del 10%) a IU del tercer puesto en Madrid.
Los medios de propaganda de casi todos los estados, se declaran “inquietos” por lo que ellos llaman los “euroescépticos” y/o “eurófobos”, sin tener en cuenta que lo principal de esta elección no ha sido el crecimiento de estos partidos, sino la masiva abstención de repudio a las políticas de la UE que es la misma que las de las diferentes clases dominantes de todos estos estados.
 
El nuevo parlamento europeo
No obstante,  el nuevo parlamento europeo tendrá la misma mayoría que antaño y Jean Claude Junckers (luxemburgués, representante de los partidos conservadores y demócratas cristianos), se perfila como el nuevo presidente de la comisión europea. Aunque esto está aún en negociación, pues los conservadores y demócratas cristianos que forman el PPE (Partido Popular Europeo), vencedor en estas elecciones, que presentan a Junckers, mientras los socialdemócratas -segundos en fuerzas-, tienen como candidato al alemán Martín Schultz.
A pesar de ello, aún debe concretarse un acuerdo con los diferentes gobiernos nacionales y aquí aparece David Cameron, premier del Reino Unido, que no acepta a ninguno de esos dos candidatos, pues aboga por devolver a cada gobierno nacional una buena parte de las competencias de la comisión Europea. En esto cuenta con el apoyo del liberal holandés Mark Rutte, del húngaro Viktor Orban, el sueco Fredrik Reinfeldty, el finlandés Jyrki Katainen, más aún teniendo en cuenta que en el Reino Unido, el ganador es el euroescéptico UKIT y esto hace tambalear la continuidad de David Cameron y su partido conservador. Así esta negociación -que se presenta como de larga duración- enfrentará por un lado a David Cameron con la canciller de Alemania Angela Merkel, defensora de las medidas de euro fuerte, y concentración de competencias legislativas a la comisión Europea. Es decir que no cambia la mayoría actual, la del portugués José Manuel Durão Barroso (PPE). Aunque Junckers no sea el elegido, de todas maneras la mayoría del Parlamento Europeo quedaría en manos del PPE y los socialdemócratas.
Quedan entonces en agenda, los temas de cesión de soberanía de los estados a la Comisión Europea, la reforma de los tratados, especialmente Schengen, sobre las limitaciones de la inmigración y desplazamientos de personas, dentro de la UE e inmigración exterior, la unión bancaria y de defensa (léase unidades militares conjuntas de intervención, y represión), así como el tratado de libre comercio con los Estados Unidos. En todos estos temas, los 140 a 145 diputados de los euroescépticos y/o eurófobos, van a hacer la vida imposible a la actual mayoría. 
Así las cosas, todos los gobiernos, de la UE comienzan un período prolongado de inestabilidades e ingobernabilidad. Donde en los mismos partidos conservadores, mayoritarios, aparecen signos de resquebrajamientos.
Se trata de una buena oportunidad histórica para los pueblos de la región, pues cuando las clases dominantes ya no pueden continuar  gobernando como hasta entonces, las clases trabajadoras y populares pueden desarrollar luchas victoriosas, claro que para ello deben contar  con sus partidos revolucionarios. 
El futuro, en Europa es de luchas, de inestabilidad política, e indefectiblemente de avance de los pueblos en su camino por imponer, finalmente , una democracia donde sea el pueblo el que realmente gobierne.