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06 de abril de 2016

Más de un millón de personas se movilizaron en Francia el 31/3 contra la ley de flexibilización laboral impulsada por el gobierno de Francois Hollande.

Francia: masiva protesta contra reforma laboral

El gobierno de Hollande impulsa una drástica flexibilización

 

 
La masiva protesta, que estuvo precedida por otras semanas anteriores, fue convocada por los principales sindicatos y organizaciones estudiantiles, y se concretaron 260 manifestaciones en toda Francia. En varias ciudades hubo enfrentamientos con la policía y los estudiantes bloquearon cerca de 180 institutos educativos, en medio de un paro de altísimo acatamiento en particular en el sector de transportes y entre los trabajadores del Estado. Ni la emblemática Torre Eiffel pudo abrir sus puertas por “falta de personal”.
La reforma laboral es denominada por el gobierno “socialista” ley de “nuevas libertades y nuevas protecciones para las empresas y activos. Los estudiantes y trabajadores que se movilizan para impedir que se sancione la llaman “Ley El Khomri”, por el nombre de la ministra de Trabajo. 
Una ley retrógrada
Este proyecto retrógrado es un ataque frontal a las conquistas de décadas de luchas del movimiento obrero francés. Entre los puntos más importantes de este proyecto, aplaudido por las cámaras empresarias, podemos mencionar: la eliminación del límite de 35 horas para la semana laboral. Reduce la indemnización en caso de despido ilegal a sólo 15 meses de salario (sujeto a los tribunales laborales). Las empresas pueden fraccionar el descanso obligatorio de once horas cada 24 horas de trabajo. La empresa puede cambiar unilateralmente la jornada laboral y reducir los salarios. Extiende la jornada laboral para los aprendices menores de edad a diez horas por día y cuarenta horas por semana. Si el trabajador se opone a un cambio en su contrato de trabajo puede ser despedido libremente. La “ley de trabajo” reduce el poder de los sindicatos, ampliando los acuerdos entre la patronal y sus empleados en cada empresa. Por simple acuerdo de empresa se podrá pasar de diez a doce horas de trabajo al día.
Cualquier parecido con la flexibilización laboral que sufrimos los argentinos en la década del 90 no son una simple coincidencia. Los argumentos del gobierno francés están calcados de los del de España, donde dicen estos “socialistas” haberse inspirados, y se remontan los que usaba el menemismo. Tanto Hollande como su primer ministro Manuel Valls han dicho que se trata de buscar fórmulas para luchar contra el desempleo, que en febrero ha alcanzado su nivel récord de 3,59 millones de personas, más del 10% de la población activa.
Los jóvenes franceses, los más afectados por la alta desocupación, han reaccionado frontalmente contra este proyecto denunciando que agravan su precarización laboral. Las protestas, que al principio se motorizaban por las organizaciones estudiantiles universitarias, se han extendido a los institutos de enseñanza secundaria. Esto le ha dado una alta combatividad a las manifestaciones registradas durante todo el mes de marzo, las más grandes de todo el mandato de Hollande. 
La masividad de las protestas está produciendo rupturas en el propio bloque gubernamental, que introdujo reformar menores a la reforma. Un sector de dirigentes socialistas ha presentado su propio proyecto, que junto al del gobierno se comenzará a discutir en el parlamento en mayo, e incluso se han sumado a las marchas. 
Distintos sectores de las clases dominantes francesas y de la Unión Europea están haciendo sonar “las alarmas”, ante la creciente confluencia en las calles de obreros y estudiantes. Desde el punto de vista electoral, los principales medios aseguran que Hollande está en su nivel más bajo de popularidad, y que no llegará a estar en la segunda vuelta en las próximas elecciones presidenciales.