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25 de junio de 2014

Los trabajadores del ferrocarril prometen “Vamos a hacer saltar todo”.

Francia: La guerra del riel

Una huelga de más de dos semanas

En 1997 se escindió la empresa de ferrocarriles del Estado en dos entidades (la SNCF, que representa el ferrocarril), y Réseau Ferré de France (RFF), que gestiona la red ferroviaria, “encargada del desarrollo y la coherencia” de dicha red. 

En 1997 se escindió la empresa de ferrocarriles del Estado en dos entidades (la SNCF, que representa el ferrocarril), y Réseau Ferré de France (RFF), que gestiona la red ferroviaria, “encargada del desarrollo y la coherencia” de dicha red. 
Esta maniobra tiene por objeto ocultar la enorme deuda que acumula la SNCF, dividiendo así dicha deuda en dos empresas diferenciadas pero que, en realidad, tienen por objeto una misma misión. Son dos entidades las que, a la manera tradicional del management “a la francesa”, acaban de poner en rieles los nuevos ramales: En el día de la inauguración “se dieron cuenta” de que el ancho de estos nuevos trenes supera el ancho permitido en buena parte de los andenes de la red en el país.
Ahora, para aplicar las políticas de concentración y privatización de las empresas del Estado –políticas de la Unión Europea seguidas el pie de la letra por el gobierno autodenominado socialista–, se prepara una ley para unir a partir del 1° de enero de 2015 esas entidades estatales, sumadas a otra de carácter  comercial e industrial, a las que el gobierno presenta como tres unidades indisociables y solidarias.
Es decir que se escinde y se reunifica para hacer lo mismo que antes, pero los trabajadores ferroviarios lucirán “nuevas y diferentes camisetas”. Otra vez aparece un “management francés” que no sólo tergiversa en sus directivas sino también con un lenguaje más elemental.
La realidad es que, por acuerdos de la Unión Europea a partir de 2015, todas las redes ferroviarias de Europa podrán desplazarse fuera de sus países de origen. Así por ejemplo el ferrocarril inglés podrá circular en Francia, y viceversa, y lo mismo para los demás estados (Alemania, Italia, etc.). Esto implicará comercialización y transporte de bienes y servicios, y así se terminará con el monopolio del Estado, lo que tiene como consecuencia que se comenzará a competir (para el caso de Francia) con empresas privadas en dicho transporte. 
Esto se manifiesta como un primer paso hacia la privatización total del ferrocarril, lo que es negado por el gobierno “socialista”, los mismos “socialistas” que ya estuvieron en la privatización de las telecomunicaciones, el correo, etc. El objetivo de todo este menjunje es separar definitivamente las estaciones y su control de la empresa del Estado, y así se podrá permitir operar a otras empresas extranjeras, privadas o no, en el territorio francés.
 
Los trabajadores enfrentan 
la privatización
Los trabajadores salieron a la lucha contra esta estratagema privatizadora del gobierno, con una huelga que ya va para 15 días. Las manifestaciones, lideradas por la CGT (ligada al P “C” y a su aliado Front de Gauche (Frente de Izquierda), reformistas, y SUD Rail, también reformistas, se realizan para presionar en el Congreso y obtener enmiendas al proyecto de ley (enmiendas presentadas por el P“C” y sus aliados). 
Pero las manifestaciones de trabajadores son de otro carácter y salen a la calle bajo el lema “On va tout péter, on va tout péter, on va, on va…”. (“Vamos a hacer saltar todo…”). Esto, como de costumbre pone en apuros a las direcciones traidoras de los dos sindicatos en cuestión, por lo que trabajan ahora para que esta huelga se detenga y muchos de ellos ya hablan de que “Hay que saber terminar una huelga”. A esto se suma la acción traicionera del P “C” que propagandiza sobre las enmiendas que consiguen en el Congreso, como si el debate se tratara de tres empresas en “unicidad, en unión” y otras estupideces similares.
Mientras, los trabajadores están en las calles en diferentes ciudades, a sabiendas que si esta ley es aprobada, será indefectiblemente el primer paso de una privatización anunciada y la pérdida de puestos de trabajo para miles, sumado al otro aspecto, el de la deuda de la SNCF (de más de 40 mil millones de euros) que de una u otra forma el gobierno planea hacérsela pagar al pueblo, a través de su programa de austeridad.
La lucha entonces es contra las privatizaciones y que la deuda no la pague el pueblo y, en esto, la clase trabajadora está unida y en las calles. Así se prepara para el jueves 26 una gran manifestación sindical con participación de otras ramas de trabajadores en lucha, además de ferroviarios, como por ejemplo trabajadores del espectáculo, hospitales, educación, y de empresas en vías de cierre y/o de localización de actividades en el extranjero.
Esta acción se extiende en Bélgica, donde los trabajadores preparan una huelga ferroviaria para el 30 de junio, contra la reorganización de la red ferroviaria belga, que se prepara, con las mismas intenciones privatizadoras que en Francia. n