Los estudiantes de la Universidad Santo Tomás, Diego Guzmán Farías de 25 años y Exequiel Borvarán Salinas de 18 años, fueron asesinados en Valparaíso por un individuo con antecedentes como narcotraficante, mientras intentaban pegar afiches en el frente de un edificio.
Los estudiantes de la Universidad Santo Tomás, Diego Guzmán Farías de 25 años y Exequiel Borvarán Salinas de 18 años, fueron asesinados en Valparaíso por un individuo con antecedentes como narcotraficante, mientras intentaban pegar afiches en el frente de un edificio.
Este doble asesinato ensombreció parcialmente el fuerte reclamo de estudiantes y profesores, ante las demoras en implementar la reforma educativa por la que vienen peleando desde hace años, y que fue parte de las promesas de campaña del gobierno de Bachelet. En Chile la educación está fuertemente privatizada y arancelada.
Durante la jornada hubo además enfrentamientos con las fuerzas represivas, los carabineros, en varias ciudades, con heridos y detenidos. Organizaciones estudiantiles denunciaron que los carabineros “teniendo todos los vehículos para trasladar a los compañeros heridos no hicieron absolutamente nada por ellos, pudiendo perfectamente prestar primeros auxilios y quizás salvarles la vida, pero vemos que estos vehículos y toda su infraestructura sólo están hechos para reprimir y cuidar el orden social neoliberal; para cuidar los intereses de los ricos y sus propiedades”.
La presidenta chilena salió presurosa a reunirse con los familiares de las víctimas y deslindar responsabilidades. La marcha reflejó la creciente bronca popular ante las incumplidas promesas del nuevo gobierno, que tuvo que cambiar gran parte de su gabinete ante la “baja de popularidad” de la que se hacen eco los grandes medios chilenos.
Toda nuestra solidaridad con el movimiento estudiantil, docente y popular del país hermano.
