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21 de marzo de 2014

Ana Sosa fue maestra, pedagoga y psicóloga social. En la década del 60 se formó como estudiante, fue militante estudiantil primero, luego docente y formadora de docentes en la Escuela Normal de Tucumán y en Simoca. Fundadora del PCR (venía del MENAP), integraba el Comité Zonal al momento de su secuestro y desaparición. En julio de 2016, sus restos fueron hallados en el Pozo de Vargas, en Tucumán.

 

Ana Sosa

Mártires del PCR

Ana representó a miles de jóvenes mujeres que, como ella, querían cambiar el mundo: rebelde  a las normas, al dogmatismo, a la hipocresía. 

Ana representó a miles de jóvenes mujeres que, como ella, querían cambiar el mundo: rebelde  a las normas, al dogmatismo, a la hipocresía. 

Fue secuestrada junto a Ángel Manfredi el 8 de agosto de 1976 en la Colonia 1, del Ingenio Concepción, por tropas del Ejército con camionetas del Ingenio Concepción. Ellos estaban organizando el día del niño, como parte de la resistencia a la dictadura. Sus domicilios fueron allanados el 8 de agosto por fuerzas del Ejército.

Que Ana y Ángel hayan caído en el Ingenio Concepción, muestra y resume lo que era un compromiso de nuestro Partido, y también una característica de ellos. En primer lugar porque el Ingenio Concepción era uno de los fundamentales centros de concentración del proletariado azucarero. Esa profunda humanidad de los revolucionarios que ocultan las clases enemigas, lo que significaba que esos padres jóvenes, con hijos muy chicos, un día del niño renunciaran a estar con ellos para poder estar con otros chicos que seguramente necesitaban más del chocolate y la fiesta.

Los testimonios en la Megacausa Jefatura II de Arsenales iniciada en el 2013 demuestran fehacientemente que Ángel Manfredi y Ana María Sosa fueron vistos con vida en el arsenal Miguel de Azcuénaga en Agosto de 1976 y que fueron secuestrados por el Ejército con complicidad de los dueños del Ingenio Concepción.

En julio de 2016 se reconoce su cuerpo en el Pozo de Vargas

Tras 40 años de incertidumbre, de dolor y de rabia, de búsqueda incansable por parte de su familia y compañeros de militancia, sus restos fueron encontrados en el Pozo de Vargas, un pozo de agua ubicado al costado de las vías del tren, en la finca de Vargas, cerca de Tafí Viejo. Allí fueron arrojados cientos de detenidos por la dictadura, de los que 78 fueron identificados y de otros 100, todavía se espera su identificación.