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26 de octubre de 2016

Conversamos con Nancy del Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo de Colombia, que nos cuenta su experiencia en el Encuentro Nacional de Mujeres.

Seguimos luchando por los derechos de las mujeres

Una compañera de Colombia en el ENM

 
—¿Cómo es la situación de las mujeres en tu país?

 
—¿Cómo es la situación de las mujeres en tu país?
—Con relación al aborto, hace tres años se ganó una ley que permitía el aborto en ciertas condiciones. Eso desató una serie de debates, contradicciones de una parte de la sociedad que no quiere el aborto. Pero igualmente hay una tendencia bastante fuerte por el aborto. Algunos médicos se negaron a atender, la objeción de conciencia, en casos que estaban dentro de la ley.
En Colombia hace 20 años hay organizaciones, ONG de mujeres que, a través de algunos medios, hacen abortos hospitalarios. Pero varios están fuera del alcance de la mayor parte de las mujeres. 
Se sigue luchando por el aborto, para que se amplíe pero es muy difícil que hoy se llegue a ganar esas condiciones, dada la derechización que hay en Colombia sobre el tema de la familia, el aborto, los matrimonios gays, lo que denota que todavía no hay conciencia sobre los grandes problemas. 
Como en todas estas sociedades, las estadísticas no se aproximan a la realidad de las mujeres que se hacen abortos anuales, ni de las mujeres que entran por las vías hospitalarias aduciendo otros dolores…
Con respecto a la violencia hacia la mujer: hay un elemento muy fuerte: la mujer ha sido botín de guerra. Hay gran movilización contra violaciones, mutilaciones, maltrato, los secuestros de niñas para prestar servicios a los paramilitares principalmente, las violaciones del ejército y también las críticas a las organizaciones guerrilleras en el control de la natalidad y el control hacia la mujer. 
Son temas muy fuertes porque a la hora de los combates, en especial los paramilitares, una manera de retención es la violación a las mujeres. Casi siempre hay reclutamientos: a cada familia, como se ha denunciado, en Cachira, un municipio de Santander, los colegios obligaban a las niñas a prestar sus servicios sexuales a los paramilitares, incluso a ser esclavas sexuales. 
 
—¿Cómo viviste este ENM?
—Para mí ha sido muy importante el Encuentro. Dentro de la militancia en general que uno tiene, en el taller de Encuentros pude entender lo valioso que son los ENM. Precisamente porque las mujeres exponen sus diferentes puntos de vista, lo que les pasa como género y el Encuentro es un soporte de su militancia.
Pienso que hay que defender el Encuentro porque soporta todo el activismo del feminismo con las diferentes corrientes que puedan existir. Es muy grata mi impresión.