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06 de diciembre de 2017

Surgimiento de ATE

Crónicas Proletarias - 294

A mediados de la década de 1920, los trabajadores estatales habían crecido en número y organización, particularmente en la ciudad de Buenos Aires. Si bien existían desde mediados de la década anterior sindicatos provinciales o de empresa, particularmente en algunos astilleros de propiedad estatal, no existía un sindicato estatal de alcance nacional.

A mediados de la década de 1920, los trabajadores estatales habían crecido en número y organización, particularmente en la ciudad de Buenos Aires. Si bien existían desde mediados de la década anterior sindicatos provinciales o de empresa, particularmente en algunos astilleros de propiedad estatal, no existía un sindicato estatal de alcance nacional.
En enero de 1925, en el Teatro Verdi de la Boca, escenario de múltiples reuniones obreras, tuvo lugar la reunión que dio nacimiento a la Asociación de Trabajadores del Estado, ATE. A estar por las opiniones de algunos de sus principales historiadores, como Osvaldo Calello y Daniel Parcero (Historia de ATE: los pioneros, sus luchas, sus esperanzas, Tomo 1), la iniciativa en la conformación de ATE la tuvieron un centenar de obreros de la Dirección Nacional de Navegación y Puertos, que funcionaba en la Isla Demarchi, y dependía del Ministerio de Obras Públicas, MOP.
Al momento de la fundación de ATE, uno de los problemas más graves que atravesaban los obreros estatales, en su inmensa mayoría jornaleros, era el atraso en los pagos, y un régimen que establecía que se les pagaba sólo la cantidad de días trabajados, lo que dependía del monto y el uso –no es novedad la metida de mano en la “caja”- del presupuesto asignado. Por eso uno de los reclamos centrales salidos de la reunión del Teatro Verdi del 15 de enero de 1925 era la mensualización de los cerca de 6 mil trabajadores de todos los talleres (Central, Conservación y Puertos, La Plata, Corrientes, Puerto Bermejo, Paraná, Rosario y Concepción del Uruguay).
El nuevo gremio surgido a comienzos de 1925, haciendo pie en los trabajadores de las cercanías del Riachuelo y de la zona portuaria porteña, a los pocos meses se expandió a distintas zonas del interior. Dicen los autores mencionados que componían la masa de afiliados “las categorías más bajas de los planteles estatales: herreros, carpinteros, mecánicos, torneros, peones de patio y fundición, electricistas, albañiles, pintores de los talleres, marineros y foguistas de las dragas. Sólo unos pocos empleados vinculados al trabajo de los obreros se habían afiliado a la Asociación”. El propósito de ATE era “propender al mejoramiento de las condiciones económicas, técnicas, morales y sociales de sus asociados; la estabilidad de obreros y empleados nacionales; la implantación del escalafón para los mismos; reforma de la Ley de Jubilaciones y Pensiones Civiles; reforma de la Ley de Accidentes de trabajo”. El gremio editó un periódico: El Trabajador Estatal de larga trayectoria.