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23 de julio de 2014

El conflicto de los trabajadores de Lear por su reincorporación mostró la semana pasada hasta dónde puede ser rastrera una dirección sindical, al servicio de la patronal norteamericana y con la bendición del Ministerio de Trabajo. 

Siguen los despidos en Lear

Infame maniobra de Pignanelli

Lear, como se recordará, es una autopartista de capitales norteamericanos que provee de mazos de cables para la Ford de Pacheco.

Lear, como se recordará, es una autopartista de capitales norteamericanos que provee de mazos de cables para la Ford de Pacheco.
El martes 15, por directivas del secretario del Smata Ricardo Pignanelli, los micros en los que los trabajadores concurren habitualmente a la planta, ubicada en la zona norte del Gran Buenos Aires, fueron desviados hacia la sede sindical. Allí los trabajadores fueron recibidos por Pignanelli, su segundo Mario Manrique, secretario adjunto de Smata, y un “veedor” del Ministerio de Trabajo. Pignanelli anunció que se realizaría una “asamblea sin debate” y procedió a plantear la destitución de la Comisión Interna (opositora a la dirección gremial). Se hizo firmar a todos los presentes una nota;  cuatro compañeros que no firmaron recibieron el telegrama de despido a las 24 horas. Se leyó una nota de la empresa en la que anuncia que si era obligada a reincorporar a los delegados despedidos cerraría la planta. Todo con la complicidad del Ministerio de Trabajo. Los delegados, que se encuentran imposibilitados de entrar a la fábrica, pese  a un fallo judicial favorable, denunciaron por ilegal la asamblea y plantearon seguir con la lucha por la reincorporación.
Al día siguiente, miércoles 16, en una reunión en el Ministerio de Trabajo, el sindicato firmó un acta aceptando la postura de la empresa, que acepta la reincorporación de 20 trabajadores, informa el retiro voluntario de 70 de los despedidos y reafirma que quiere seguir “arreglando”. Al cierre de esta edición continuaban los bloqueos y medidas de fuerza dentro de la planta y se discutían nuevas movilizaciones por la reincorporación de todos los despedidos. 
Los despidos en Lear son parte de la política de descargar el ajuste sobre los trabajadores, como lo vienen siendo las suspensiones en las terminales automotrices de Pacheco, Rosario y Córdoba. El camino para enfrentar esta política ya lo trazaron los trabajadores de Kraft en el 2009, con una ocupación prolongada, claridad en el enemigo a enfrentar, y una política de la más amplia solidaridad popular.