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21 de junio de 2017

El trabajo cultural del PC (1)

Crónicas proletarias - 272

 
 El Partido Comunista de la Argentina desarrolló desde sus orígenes en 1918 un trabajo cultural en diversas áreas. Por un lado continuó con lo que ya venían desarrollando militantes y centros socialistas antes de la ruptura, e incorporó experiencias realizadas por otros contingentes que se fueron sumando, como los anarquistas y los sindicalistas.

 
 El Partido Comunista de la Argentina desarrolló desde sus orígenes en 1918 un trabajo cultural en diversas áreas. Por un lado continuó con lo que ya venían desarrollando militantes y centros socialistas antes de la ruptura, e incorporó experiencias realizadas por otros contingentes que se fueron sumando, como los anarquistas y los sindicalistas.
Dice la compañera e historiadora Cristina Mateu que “La familia, la mujer, la niñez, la juventud, la educación, el arte, el deporte, que junto con la política internacional eran algunos de los tópicos que abordaban las charlas y debates de las bibliotecas y centros culturales, siempre estaban acompañados por representaciones musicales, actorales, recitados, conciertos solistas o proyección de películas”.
Junto a su actividad partidaria política y gremial y a la difusión de los hechos relevantes del movimiento obrero internacional, en La Internacional aparecían críticas a los modelos dominantes y una preocupación en todas las áreas por defender las características ideológicas de la clase”.
Se refiere Mateu a la práctica sostenida de charlas de discusión política (sobre temas de actualidad y particularmente alrededor de la Revolución Rusa), que venían acompañadas de cuadros musicales en los que se interpretaba La Internacional, y a los ‘té’ y ‘matinees danzantes’, en las que la música, la poesía y el teatro eran las formas de colaboraciones de los afiliados. Todas las actividades contemplaban al grupo familiar; particularmente, los “picnics proletarios” se convertían en una fiesta familiar irremplazable, en donde no faltaba el discurso político”. 
En estos primeros años, el debate sobre el trabajo cultural fue atravesado por las discusiones políticas e ideológicas que atravesaron al PC en esta década de 1920, durante la que tuvo tres rupturas. Este debate estuvo presente en las bibliotecas, las escuelas, los clubes deportivos, los círculos infantiles, y los grupos idiomáticos que creó o en los que influyó el PC.
En el plano del trabajo cultural en los primeros años, así como en las filas del movimiento estudiantil universitario, se evidenciaron las confusiones del PC sobre el tema nacional y la dependencia, y grado de sectarismo y “obrerismo” que los llevó a despreciar las expresiones culturales de sectores de las masas. Esto era muy claro en la oposición en sectores del PC a la celebración del carnaval y a los ídolos deportivos.