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19 de julio de 2017

El jueves 13 de julio la policía bonaerense que dirige Vidal, y la Gendarmería que responde a Macri, desalojaron brutalmente la planta de PepsiCo en Florida, Vicente López, tomada por los trabajadores en rechazo del cierre de la fábrica que dejó 550 familias en la calle.

Brutal desalojo de PepsiCo

El gobierno reprime a los trabajadores

 

 
El 20 de junio por la tarde, PepsiCo apareció con un cartelito en la puerta que anunciaba el cierre. Con la brutalidad que caracteriza a los monopolios yanquis, dejaban sin trabajo a más de 500 compañeras y compañeros. La patronal argumentó que se trasladaba a Mar del Plata por razones “logísticas”. El gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, avaló presuroso el cierre. La dirección del gremio STIA negoció con la empresa que se le diera un 200% de indemnización a los obreros, y tras un plenario donde impuso su “mayoría”, dio por cerrado el conflicto el viernes 23. 
El lunes 26, un grupo de trabajadores encabezados por la Comisión Interna tomó la planta reclamando su reapertura y la continuidad de la fuente de trabajo. 
 
El desalojo
PepsiCo ratificó el cierre, y denunció a los trabajadores por “usurpación”, pidiendo el desalojo. Una jueza servil al gobierno y la patronal acató el reclamo empresario, y en la madrugada del 13 se montó un gigantesco operativo represivo: centenares de efectivos de Gendarmería acordonaron un perímetro a varias cuadras de la planta, ubicada en un barrio de empresas y casas de familia, que tiene una larga tradición fabril en la zona norte. 
La policía bonaerense fue la encargada de la represión directa. Primero contra los trabajadores, vecinos y sectores solidarios que se encontraban en la puerta de la empresa, y luego entrando haciendo efectivo el desalojo. La represión afuera fue brutal, como se vio en vivo en las cámaras televisivas, con la policía pegando indiscriminadamente, y tirando gases lacrimógenos que llegaron a afectar a chicos de escuelas cercanas. Tres compañeros fueron detenidos, y varios heridos. 
La presencia de personalidades y diputados permitió una negociación con los trabajadores que estaban dentro de la planta, que desalojaron con la promesa de no ser detenidos.
 
Actividades solidarias
Al conocerse el desalojo, se desplegaron una serie de acciones solidarias en distintos lugares. Los ferroviarios del Sarmiento cortaron las vías por unas horas, los estudiantes universitarios platenses realizaron un corte, y por la tarde los despedidos participaron de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
En empresas como Mondelez de Pacheco, donde ya se venían realizando colectas solidarias con los trabajadores de Pepsico, y donde la Comisión Interna había planteado en el plenario del STIA pelear contra los despidos, hubo un repudio generalizado e inmediato. 
La Interna de Mondelez, entre otras cuestiones, planteó en un comunicado ese jueves por la mañana: “Repudiamos este infame desalojo, que muestra una vez más que este es un gobierno de ricos para ricos, que no le tiembla la mano para reprimir y echar a trabajadoras y trabajadores, avanzando en su política de hambre, ajuste y miseria para la mayoría de los argentinos”.
 
El gobierno cierra filas con los yanquis
Tras el desalojo, varios funcionarios salieron a justificarlo. El ministro de “seguridad” de la provincia de Buenos Aires Cristian Ritondo, calificó de “violentos” a los trabajadores, dijo que “la Policía actuó como tiene que actuar”, y argumentó que son “el brazo de la Justicia”. Los palos, gases, y la brutal represión que se vio, es una rotunda demostración de lo que quiere decir Ritondo: la policía defiende como dé lugar los intereses de los grandes monopolios.
Su par en el gobierno nacional, la inefable Patricia Bullrich, no tuvo empacho en responsabilizar a la Comisión Interna del cierre de la planta, y decir que las fábricas que tienen “grupos de izquierda” son las que cierran. Tan mentiroso como cínico este argumento. La “izquierda” no explica las decenas de miles de despidos y suspensiones, sino la política de su gobierno de ajuste, apertura de la importación y destrucción de la industria.
El ministro de Trabajo Triaca habló en el mismo sentido. El gobierno de ricos para ricos mostró su cara más represiva en la defensa de los intereses de las clases dominantes. 
 
¿Qué es PepsiCo?
PepsiCo venía realizando un proceso de vaciamiento de la planta de Florida desde hace por lo menos dos años. Compró en Mar del Plata una planta que pertenecía a Pehuamar, y ha dicho que traslada allí la producción de snacks (papas fritas, palitos, chizitos, etc.). 
Esta empresa, de origen norteamericano, facturó en la Argentina 4800 millones de pesos el año pasado, un 26,3% menos que en el 2015. Algunos hacen hincapié en el rol de Marcelo Bombau, presidente de Pepsico Argentina, miembro del directorio de Torneos y Competencias y mencionado en los Panamá Papers. Otros periodistas económicos remarcan la llegada a la Argentina en los últimos meses de un “grupo de tareas” enviado por la casa matriz yanqui, que resolvió el cierre. 
Cualquiera sea el caso, los argumentos de la empresa para el cierre -tomados como propios por el fiscal que ordenó el desalojo y por el gobierno-  son absolutamente mentirosos. Hablan de que la empresa no puede producir en esa zona “residencial” por problemas de “logística” y “contaminación”. En primer lugar, la planta de PepsiCo está ubicada en una zona donde hay varias empresas más, y que hace años supo ser un pujante polo industrial, desmantelado por las políticas de sucesivos gobiernos. La “contaminación”, se puede arreglar con inversiones, como de hecho había realizado la empresa años atrás. Está claro que el intendente de Vicente López, Jorge “el primo” Macri, quien no abrió la boca sobre el conflicto, favorece la erradicación de industrias en función de negociados inmobiliarios.
Pepsico es el principal monopolio por ventas en alimentos y bebidas en los Estados Unidos y la segunda en el mundo con penetración en unos 200 países. La denominación de “multinacional” es un recurso de la burguesía que secundariza la dependencia, ya que lo que tienen aquí sería parte de la multinacionalidad, no parte de un monopolio imperialista estadounidense. Así se diluye la división del mundo capitalista entre naciones oprimidas y opresoras, y los monopolios imperialistas no tendrían nacionalidad, estarían por sobre las naciones y los Estados. 
 
Después del desalojo
Luego del desalojo, se conoció un fallo de la Cámara Nacional del Trabajo que ordenó reincorporar a diez trabajadores. Si bien el fallo no cambió la suerte inmediata de los despedidos, por su celeridad se puede leer como una bofetada para el gobierno y la empresa. Al cierre de esta edición, martes 18, se realizaba una jornada de lucha solidaria con los despedidos.