Noticias

27 de septiembre de 2017

1921: Huelga docente en Santa Fe (2)

Crónicas proletarias - 286

Los maestros de la provincia de Santa Fe iniciaron una prolongada huelga en mayo de 1921 debido al retraso del pago en los salarios, que llevaba varios meses, y contra las reformas que proponía el gobernador Mosca. En los primeros momentos la adhesión a la huelga fue muy grande, con varias manifestaciones callejeras en Rosario, Santa fe y otras localidades, y concitando un amplio apoyo de distintos sectores. Se sumaron gremios, federaciones obreras y el estudiantado universitario.

Los maestros de la provincia de Santa Fe iniciaron una prolongada huelga en mayo de 1921 debido al retraso del pago en los salarios, que llevaba varios meses, y contra las reformas que proponía el gobernador Mosca. En los primeros momentos la adhesión a la huelga fue muy grande, con varias manifestaciones callejeras en Rosario, Santa fe y otras localidades, y concitando un amplio apoyo de distintos sectores. Se sumaron gremios, federaciones obreras y el estudiantado universitario.
Junto al retraso salarial, de hasta dieciséis meses, el gobierno provincial promovía un proyecto de “estabilidad” basado en los títulos, servicios profesionales, “buena conducta”, “idoneidad”, “vocación”, etc., con un régimen de remociones y ascensos decididos por un “tribunal de calificación” conformado con las máximas autoridades escolares y un representante de los gremios.
El ministro de Educación, Agustín Araya, en los fundamentos de la reforma en diciembre de 1920 había planteado “El maestro no está para levantar tormentas, está para calmarlas; el maestro es un elemento de equilibrio, un elemento de organización; es un elemento de paz y no de guerra, predica el respeto a la ley, el culto de los altos ideales, la moral del sacrificio, el heroísmo frente a la miseria y el dolor, malos consejeros de las conciencias; he ahí su alta significación. Para las madres les es necesario saber que sus hijos tienen en la escuela la misma seguridad que en sus hogares, y por eso es necesario que al maestro se le saque de las tormentas populares… El maestro debe ser apóstol de la enseñanza, un padre para el niño, un organizador de la nacionalidad, sostén del orden y equilibrio en la humanidad; y por eso choca y no se concibe al maestro agitador y banderizo, predicando el odio y la revuelta en las plazas públicas”. Acá queda planteado con claridad el rol que asignaban las clases dominantes a los maestros, y su consecuente espanto al vincularse los maestros en lucha con los sectores obreros. Los demócrata progresistas, opositores al gobernador radical antipersonalista Mosca, apoyaban a los maestros, y en este tema plantearon, como lo hizo el diputado José Bertotto, que eran “hombres y mujeres que aman la vida, y desprecian la muerte, porque persiguen un más alto ideal: el de la patria grande, y humana, e igualitaria… Hoy se consideran hermanos del peón, y del campesino, y de la monja, y del gaucho, y del vagabundo, y del médico, y del obrero, y del universitario y del analfabeto: hoy son como todos”.