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03 de octubre de 2010

Ante el acuerdo de Macri con los traidores de Sutecba, urge organizar la lucha desde abajo en el gremio, ATE y autoconvocados, coordinando con los tercerizados y el conjunto de las organizaciones para pararle la mano.

Pararle la mano a Macri

Hoy 1199/ Impulsar un amplio reagrupamiento de los trabajadores de la Ciudad de Buenos Aires

Lo que hace Macri despidiendo contratados quizás marque los tiempos venideros en diferentes escalas y colores en cientos de intendencias y gobernaciones, y el mismísimo Estado nacional. Por eso que, enfrentar los 2.300 despidos en la ciudad, también dejará una marca profunda para el papel que deberá jugar el conjunto de los trabajadores.
En el Estado porteño, como en otros Estados, hay dos categorías de trabajadores: efectivos y contratados, estos últimos de diferentes formas. Son categorías necesarias para que Macri u otros sostengan su plan: cortar por lo más delgado, despidiendo, chantajeando, y así poder reducir gastos aumentando la flexibilización laboral. Así ha disuelto –como denuncian sus trabajadores– organismos claves como la unidad ejecutora central, dependiente de educación, en una ciudad donde faltan escuelas y cientos se caen a pedazos, con la ley vigente de “escuelas seguras” (ver recuadro). Ellos denuncian el “plan Macri” que en este caso favorecerá –con superpoderes mediante, votados por macristas y kirchneristas– a empresas privadas de construcción como Irsa, Caputo, etc.  
Se puede ver en el ámbito de la cultura, como denuncian sus trabajadores docentes del programa cultural en barrios, donde pasaron del contrato precario como monotributista por más de 10 años, a la planta transitoria hace dos años; y el gobierno se comprometió a dar el pase a planta permanente y el aumento salarial. Todo fue puro verso, hoy están ganando la miserable suma de $ 150 por centro cultural agregando los descuentos por jubilación y OSBA. Junto con esto, denuncian que más del 50% trabaja en negro, y más de 20.000 agentes están esperando pasar a planta permanente. Exigen salario igual a la canasta de $ 3.000 con beneficios sociales que cubran aparte las horas extras y la producción, ya que el Estado dice que no puede haber trabajadores en negro.
También se movilizaron los de la salud donde ya no se dejó prestar servicios a enfermeras/ros, cocineros, administrativos, que “figuran en la lista negra de los 2.300”; ninguno de ellos ñoquis como se los tildó.  
La última parte de la “precariedad laboral”: el despido de los trabajadores, pone de relieve la necesidad de organizarse para en- frentar los 2.300 despidos y los venideros, ya que todavía no sabemos hasta dónde llegará el “bisturí” macrista en la Capital Federal.
 
Ser motores del reagrupamiento
La fortaleza de Macri en este tema se basa en que él sabe que es un adelantado en la materia, marcando los tiempos que vendrán en otras ciudades y provincias, sumado a que “sus rivales” son dirigentes como Genta y Datarmini, enquistados en el Estado desde hace años. Grandes traidores que sólo  posan de duros a la hora de negociar en mejores condiciones la entrega de los trabajadores porque saben bien hasta donde les llega la soga. Y “la soga” en este caso tiene nombre: OSBA
Por esto es muy importante sumar al programa de reclamos la lucha contra la intervención macrista de la Osba, denunciando el gran negocio con las prepagas y el sistema privado de salud, que dejará en el aire a miles de trabajadores y jubilados afiliados a la obra social. Así como la necesidad de echar a los dirigentes como Datarmini con responsabilidad principal entre otros funcionarios de que la Osba esté en las condiciones que está. Es necesario nombrar democráticamente un nuevo directorio que contemple las necesidades de todos los trabajadores a través de sus sindicatos en el ámbito municipal.
Para esto también es necesario empezar a forjar desde abajo, en cada corralón, taller, cuadrilla, hospital y oficina, una poderosa corriente encarnada en agrupaciones clasistas con las particularidades de cada lugar; pero con la razón que da la necesidad de recuperar el cuerpo de delegados y el gremio. Son tiempos para jugar con mucha audacia en esta dirección.
Para lograr estos objetivos los clasistas en la ciudad deberemos ser motor de un gran reagrupamiento que trabaje con amplitud dentro del Sutecba, CTA-ATE que acaba de realizar una importante marcha a la Jefatura de Gobierno bajo la consigna “Macri: la ciudad no es tu empresa. No a los despidos”. Coordinando con tercerizados autoconvocados de la Ciudad, organizaciones sociales, barriales un plan de lucha que vaya a fondo contra los despidos, por el pase aplanta permanente, uniendo de manera multisectorial los reclamos contra los impuestazos, los cortes de luz y agua, exigir el trabajo genuino en la obra pública para todos los trabajadores desocupados, la inmediata renovación de las cooperativas de trabajo en la ciudad, y aumento en el subsidio a los desocupados.