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09 de mayo de 2016

Los hechos de Costa Salguero, aun sin respuesta oficial, han profundizado el debate sobre el narcotráfico y sobre las drogas.

Ni un pibe menos por la droga.

La lucha contra el narcotráfico

Todavía no repuestos de los 5 jóvenes muertos,  los 4 en grave estado y cientos  de intoxicados en distinto grado en Costa Salguero, asistimos en Rosario  a la primera de las 13 fiestas electrónicas anunciadas, con el saldo de 4 jóvenes seriamente intoxicados que debieron ser asistidos y otros muchos que no fueron reportados.

Todavía no repuestos de los 5 jóvenes muertos,  los 4 en grave estado y cientos  de intoxicados en distinto grado en Costa Salguero, asistimos en Rosario  a la primera de las 13 fiestas electrónicas anunciadas, con el saldo de 4 jóvenes seriamente intoxicados que debieron ser asistidos y otros muchos que no fueron reportados.

Estos hechos han profundizado el debate sobre el narcotráfico y sobre las drogas. Y está bien que sea así porque no hay narcotráfico sin drogas, ni drogas sin narcotráfico en el mundo actual.

 

De qué se trata?

Las fiestas electrónicas mostraron con crudeza el efecto de las drogas en un sector social medio, aunque el peor escenario  lo están sufriendo los sectores populares, los trabajadores, los desocupados, los pibes y las madres.

Nadie que conozca un barrio popular, desconoce los dramas infinitos, las angustias cotidianas, el desarrraigo y la muerte que se produce. En nuestros barrios  mueren por esta causa en dos días, la cantidad que murieron en Costa Salguero, sin que ya casi se registren  ni en la crónica policial.

Nadie que trabaja en una gran empresa desconoce la utilización tolerada por las patronales de las drogas “blandas y duras”para que los compañeros puedan subsistir frente a los infernales ritmos de producción. Venta y consumo filmados para usarlos cuando convenga, despidiendo “por conductas antisociales”.

La “fiesta” de Costa Salguero  es un “bunker VIP”, donde la Prefectura Naval controla que no se ingresen drogas (la famosa bolsa de consorcio decomisada) , porque hay que comprar la droga adentro, la suministrada por la organización de la fiesta, que está planificada desde las luces hasta la temperatura para maximizar el consumo de metanfetaminas. Venta celosamente custodiada en el interior por 29 prefectos de civil. Entrada, droga, agua, un “combo inseparable” que significó un ingreso mínimo de CINCUENTA MILLONES DE PESOS  a los organizadores, en esa sola “fiesta”.

Protección de la Prefectura. Protección de Macri, ya que Costa Salguero es el “bunker” del Pro, y su dueño es el esposo de la presidenta macrista de la Legislatura porteña.

Pero,  ¿no son iguales, las 13 fiestas similares organizadas en Rosario para los próximos días, de idéntico formato, de donde se obtendrá como mínimo  cuarenta millones de pesos, en entradas, droga y agua?. Plata con la que se compran muchas voluntades. En el casino de los K, con la protección policial y la tolerancia del gobierno provincial y donde encima se pide que la Provincia “custodie” la calidad de la droga con que se va a envenenar a la juventud. Solo falta que se pida el control de calidad del “paco”, que “quema”  a nuestros pibes.

 

Lo que se oculta de la metanfetamina.

La metanfetamina, sin cuyo consumo no existen estas “fiestas” y cuya “pureza” se pretende que controle la Municipalidad de Rosario es un psicoestimulante , de acción muy  prolongada(al cabo de 12 hs. subsiste el 50% en el organismo) que atraviesa fácilmente la barrera del cerebro (al punto que la concentración de la droga activa es 10 veces mayor en el cerebro que en la sangre), que provoca gravísimas consecuencias a corto plazo (elevación de la presión arterial, hipertermia grave con deterioro permanente de los órganos) que pueden llevar a la muerte como se ha demostrado en Costa Salguero y muy graves a largo plazo, ya que se trata de una droga sumamente adictiva ( se citan patologías similares a la esquizofrenia como uno de sus consecuencias ).( Courtney and Ray)

La anfetamina y su derivado la metanfetamina son drogas de síntesis que se usaron masivamente en el Ejército nazi y también en el norteamericano para condicionar a los soldados para la guerra, disminuyendo las sensaciones de dolor, hambre, sueño, etc.

El “éxtasis” o MDMA (metiléndioximetanfetamina) tiene las mismas consecuencias y sería el resultado de buscar modificaciones de la molécula para evitar el acostumbramiento (a medida que se usan metanfetaminas, aumentan las cantidades que hay que consumir para lograr los mismos efectos).

El PMMA (parametoximetanfetamina) que casi seguramente es el famoso “Superman rojo” al que se le atribuyen las muertes, tiene una absorción mas lenta, que sería lo que habría inducido a consumir dosis letales en busca de los resultados demorados.

 

Es el narcotráfico el que impone el consumo de drogas

Para empujar el consumo asistimos a campañas muy diversas, de distintas inspiraciones, pero es imperioso que los que luchamos por una sociedad más justa entremos de lleno en el debate. No están en juego posiciones académicas o políticas solamente, está en juego nuestro futuro y particularmente el de nuestra juventud.

Uno de los argumentos más recientes sostiene que el consumo de droga es una costumbre ancestral, de donde los pueblos originarios serían los responsables del drama actual. Cuando es evidente que el consumo de alucinógenos en los pueblos originarios eran reservados a determinadas ceremonias y a determinados sectores de religiosos o chamanes. Así como el consumo de alcoholes obtenidos por fermentación, usados en fiestas y rituales.

Qué tiene que ver eso con la introducción masiva del alcohol,  que junto con los Remington, y las enfermedades,  usaron los conquistadores y terratenientes  para aniquilar a los pueblos originarios que no pudieron esclavizar.

Durante años en Argentina, el consumo de drogas estuvo limitado a sectores pequeños de la población y de la juventud, particularmente a sectores ricos o de artistas.

Qué tiene que ver eso con el desembarco masivo del narcotráfico, realizado por sectores del imperialismo con la participación activa de los estados,  en Latinoamérica y en nuestro país, que han transformado el consumo de droga en una problema de la mayoría, donde cada uno de nosotros conoce por lo menos cinco bunkers donde se expenden las peores drogas, capaces de quemar a un pibe en uno o dos años de consumo. Con ejércitos de soldaditos, asociados a policías que han literalmente conquistado barrios enteros, donde son “el Estado”.

El consumo masivo de drogas, ilegales en la inmensa mayoría del mundo, producen en Europa y EEUU millonarias ganancias a los monopolios y sirven para desviar la combatividad y las potencialidades de la juventud frente a la crisis y podredumbre de sus sociedades.

Pero el objetivo principal ahora son los países dependientes.

No es casual que la “efedrina” (base de la síntesis de las metanfetaminas) que apareció en Argentina, proviniera de China, que es el último imperialismo que arriba  a disputar la producción y el control de drogas.

Ningún  imperialismo puede disputar el control del mundo sin participar decididamente en el narcotráfico, la trata y las armas, los tres negocios que más plata producen en el mundo de hoy.

Horacio Tabares ha descrito en detalle el papel de la introducción de las drogas para financiar y facilitar la conquista de la India, o de China (“guerra del opio”)

 

La “Reducción de daños” como política de estado es la rendición  ante la droga y el narcotráfico.

 Nosotros creemos que hay que luchar contra la droga. El principal objetivo es que no haya un pibe mas que se drogue y ni un pibe menos por la droga que es la consecuencia. Y el método es el debate, la organización y la acción de la inmensa mayoría de la población que está en contra de los narcos y que no quieren perder a sus hijos por la droga. Como lo demostró la inmensa mayoría de la  población de Casilda frente a la muerte de Francisco.

 El “consumo responsable” o “el control de los daños” naturaliza el consumo, cuando no lo embellece. Deposita la responsabilidad en el adicto o en su entorno familiar, quitando el blanco en los que lucran y se benefician con la droga. Se reduce a “consejos” de buenas prácticas y es una política de derrota de antemano. Para justificar sus éxitos tienen muy pocos  ejemplos de sociedades que no tienen nada que ver con nuestra realidad de miseria, de desocupación, de crisis. Y casi siempre se refieren a un solo caso, Holanda, que ya está de vuelta.

Pero el problema es otro. Hoy la reducción de daños como política de estado es impulsada por los imperialismos para intervenir en el control del narcotráfico en los países. Así Soros financia el movimiento por la legalización de la marihuana, reaccionarios como Vargas Llosa son sus voceros y Monsanto ya tiene lista la semilla de marihuana genéticamente modificada para aumentar el 100% de la sustancia activa (TCI).

En esta discusión  el argumento final y último, digámoslo con todas las letras, es que la batalla está perdida, que solo se puede luchar para que los que van a morir  lo hagan más lentamente y los que van a perder sus capacidades sociales y mentales lo hagan con más dignidad.

Se dice que lo que han fracasado son las políticas “prohibicionistas”. Pero si los imperialismos y los estados cómplices, lejos de ser prohibicionistas, han impulsado, organizado, custodiado y protegido el narcotráfico. Qué prohibicionismo?, si nuestros estados son “narcoestados” como bien dice Carlos del Frade. Se han sacado los radares del Norte y las aduanas de los puertos para que entren las drogas que se quiera, somos el 3er. país exportador de cocaína, la policía y las fuerzas de seguridad están en su mayoría a su servicio desde Costa Salguero y Puerto Madero hasta la última villa de Rosario.

Macri acaba de entregar el control de la Policía Federal a la DEA que es la agencia norteamericana para impulsar y disputar el narcotráfico en beneficio del imperialismo yanqui, que no vaciló en impulsar la drogadicción para los soldados de Vietnam y después para destruir los movimientos pacifistas progresistas y opositores.

Si es el Estado, el  que en lugar de combatir el narcotráfico, se justifica reventando a pibes que han caído en la adicción, invocando la lucha contra el “narcomenudeo”. Al tiempo que miles de madres peregrinan por todas las instituciones de ese mismo Estado, pidiendo ayuda para poder contener a sus hijos que han caído en la droga, sin obtener la menor de las respuestas. Depositando en las organizaciones sociales, civiles, religiosas la difícil contención del desastre con el que lucran y se benefician.

La “Reducción de daños” como principal política de estado es la rendición  ante la droga y el narcotráfico, es afirmar que no es posible luchar contra ellos.

Nosotros nos oponemos a la rendición y la derrota y nos inspiramos en los pueblos que consiguieron enfrentar y derrotar a la droga, como parte de la lucha por su independencia frente al imperialismo y nos basamos en la capacidad de lucha inagotable de nuestro pueblo.

Exigimos “cárcel a los narcos, no a los pibes”

Ni un pibe menos  por la droga.

Y, como dice Mercedes Meier, “seguimos convocando a la más amplia red de organizaciones barriales, vecinales, sociales, religiosas, estudiantiles, de mujeres, políticas y sindicales” para dar esta batalla.

Siguiendo el mandato de que la única lucha que se pierde es la que se abandona.