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08 de octubre de 2014

Desde distintos organismos de trabajadores de la salud, organizaciones de establecimientos privados y medios periodísticos se viene denunciando la falta de insumos críticos para la atención sanitaria.

La salud del pueblo en terapia intensiva

Falta de insumos básicos

Esta falta de materiales ocurre en el sector público y también en el privado. En efecto, en muchas clínicas y otros establecimientos privados de la provincia de Buenos Aires esta carencia de insumos básicos está llevando a reutilizar material descartable tras una esterilización. Se sostiene que esta situación, que también afecta a otras provincias, se debe a la inflación y a la traba a algunas importaciones. En estos días están faltando jeringas y agujas. 
Desde Fecliba, organismo que reúne a unos 350 establecimientos sanitarios bonaerenses privados, atribuyen el problema con las jeringas, sobre todo, a la demora en la liberación de importaciones. El único proveedor nacional, dicen, sólo es capaz de abastecer el 30% de la demanda.
La asociación sindical de Profesionales de le Salud de la provincia de Buenos Aires (Cicop) denunció una situación similar en los hospitales públicos. Su titular, Fernando Corsiglia, dijo que desde hace dos años en la gran mayoría de los hospitales se trabaja sin stock, reabasteciéndose de elementos básicos semana a semana. “Faltan desde algodón, gasa y guantes hasta reactivos para algunos diagnósticos”, detalló Corsiglia, que atribuye el problema a los incumplimientos en los pagos de la provincia a los proveedores. 
Claudio Ortiz, director de Hospitales, Pcia. de Bs. As., reconoció los problemas de abastecimiento, y admitió que en algunos hospitales están “al límite”.
Según información periodística la falta de jeringas –sobre todo, de 5, 10 y 20 centímetros cúbicos– que están sufriendo clínicas y sanatorios se debe a la demora en la liberación de importaciones. “No se trata de una especulación para subir los precios, porque no es que las ofrezcan más caras, directamente no las venden”, se señala. 
En Rosario, “algunos proveedores no se presentan a las licitaciones aduciendo problemas de importación, lo que provoca que no haya variación de marcas y de precios”, según explicó el secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana, en relación a las jeringas. En los últimos días, además, la Cámara de Droguerías e Insumos Médicos (Cadim) alertó por la escasez de agujas, jeringas y llaves de tres vías. En los hospitales de Río Negro y Neuquén los médicos también aseguran tener problemas con la falta de jeringas y bolsas para contener sangre.
El problema se extiende a punchs para biopsias, catéteres para quimioterapia, agujas para catéteres y hasta a la medicación oncológica.
La carencia de insumos en el sector público afecta sobre todo a la población de menos ingresos ya que casi el 50% de los habitantes tiene como único lugar de atención al hospital público.
 
Crisis sanitaria en un país dependiente
En Argentina no se fabrican hisopos ni guantes de látex, tal es el grado de primarización del país. En los guantes de látex, los que figuran como de industria nacional son, simplemente, importados y sólo esterilizados aquí.
La industria del medicamento es altamente dependiente de insumos importados. Un puñado de laboratorios medicinales (10%), algunos filiales de monopolios de distintas potencias imperialistas o de burguesía intermediaria, bloquean el desarrollo, la investigación y la producción estatal, encareciendo el acceso a la salud, perjudicando inclusive al verdadero empresariado nacional del sector.
Diez laboratorios de producción de medicamentos representan el 42,6% de las ventas. De ellos seis son de burguesía intermediaria.
La dependencia en el sector medicamentos y tecnología médica es fenomenal. En efecto la balanza comercial es negativa por la situación de escasa producción de principios activos (lo fundamental de los medicamentos) y porque las filiales de monopolios extranjeros, importan medicamentos y hacen de Argentina el centro de comercialización y distribución regional.
En el año 2011 las exportaciones de medicamentos fueron de 806 millones de dólares y las importaciones de 1.790 millones de dólares. Esto originó una balanza comercial de tendencia deficitaria creciente, alcanzando ese año a los 984 millones de dólares. Lo anterior es consecuencia de la dependencia de nuestro país del suministro de drogas base del exterior.
 
Para muestra basta un botón…
Hay tres componentes en las empresas farmacéuticas de Argentina:
HFiliales de monopolios extranjeros.
HBurguesía intermediaria con distintas potencias.
HEmpresas verdaderamente nacionales que son inmensa mayoría en número pero ampliamente minoritarias en el mercado.
Veamos un ejemplo de burguesía intermediaria en el sector:
El grupo Chemo, propagandizado como nacional por el kirchnerismo (ya que es uno de los beneficiarios y estrella del modelo K) se dedica a la fabricación y comercialización de productos farmacéuticos y veterinarios, tanto materias primas como productos intermedios. 
Chemo es una compañía basada en Madrid, con plantas químicas de principios activos en: España, Italia y China; fabricación de productos farmacéuticos en España, Francia, Portugal, Suiza, Polonia, Rusia, Tailandia, India, Vietnam y China, entre otros (ver blog de Hugo Sigman, uno de sus socios principales). Romikin es la oficina comercial de Chemo en Argentina.
Además posee una participación accionaria (junto a Luis Alberto Gold y la familia Sielecki) en el laboratorio Elea. 
A partir de 2006, Chemo inició un nuevo proceso de internacionalización con el nacimiento de Gold Pharma (China) y compró participaciones en las compañías Nexchem de China, Nosch de India y Maprimed de Argentina. Además tiene una alianza con el grupo Bagó en la empresa Biogénesis, elegida por el gobierno para la producción de vacunas en Argentina.
Oficialmente el grupo se inició a partir del “exilio” del psiquiatra Hugo Sigman y su esposa, la bioquímica Silvia Gold, en Barcelona, en 1977. De allí se produce un fabuloso (e inexplicable) crecimiento a nivel internacional, aunque numerosas referencias en Internet lo vinculan al ingreso de efedrina a Argentina.
Se acaban los dólares…
Con la falta de dólares el gobierno K no puede sostener estas importaciones igual que ocurre en el ramo automotor u otros sectores. De allí los problemas de importación que son una de las causas del desabastecimiento actual.
Desde ya los dólares se van en el pago de una deuda ilegítima, fraudulenta, usuraria y odiosa, y en distintas formas de succión imperialista. Y, también desde ya, el dinero que falta en salud o en educación, está en la renta financiera, en el juego, en las megamineras, etc., que no pagan impuestos o lo hacen en cantidades mínimas, o en la entrega del patrimonio nacional como es el caso del petróleo.
 
Otro proyecto, otro camino…
Es imprescindible la fabricación estatal nacional, para que el derecho a la salud sea efectivo para el pueblo argentino, y por necesidades de independencia y defensa nacional.
Siguiendo el ejemplo de la fabricación de medicamentos realizada en el primer gobierno del general Perón y su ministro Ramón Carrillo, se pueden utilizar estructuras universitarias nacionales, establecimientos sanitarios estatales y militares e, incluso, fabricación de magistrales y oficinales en las farmacias, con lo cual se aseguraría el desarrollo del farmacéutico como fabricante en pequeña escala, diseminado en el país.
Lo anterior implica cuatro condiciones: 
a) fabricación estatal sin reconocimiento de patentes; 
b) defensa de la verdadera industria nacional; 
c) control de calidad estricto con fortalecimiento de órganos de control, y 
d) precios máximos.
Se hace imprescindible integrar un complejo de fabricación estatal de medicamentos, insumos y aparatología médica, con un papel análogo al que cumplió YPF en la concepción de Mosconi: asegurar el abastecimiento e imponer precios-testigo, en el camino de nacionalizar al grupo monopólico extranjero y de empresariado de intermediación para constituir un complejo estatal del medicamento. Es posible comenzar ya a fabricarlos, promoviendo la protección y la integración con la verdadera industria nacional. n