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11 de enero de 2017

Tras el paso del fuego el panorama es absolutamente desolador. Los incendios que comenzaron en noviembre y cobraron gran intensidad alrededor del 20 de diciembre ya arrasaron por lo menos 800 mil hectáreas, con la consiguiente pérdida de miles de animales de cría por efecto directo del fuego o por la destrucción de montes y pastizales. 

Incendios en La Pampa

800 mil hectáreas arrasadas

Las zonas más damnificadas son las del sureste y oeste de la provincia, donde las importantes lluvias durante los primeros meses de 2016 permitieron el crecimiento de la vegetación, con la llegada del calor y el comienzo de la seca las condiciones para que se generen incendios de gran magnitud estaban dadas. Sin embargo el gobierno provincial no tomó ninguna medida adicional de prevención durante este año ni reforzó con equipamiento o personal capacitado suficiente a las brigadas de Defensa Civil.

Las zonas más damnificadas son las del sureste y oeste de la provincia, donde las importantes lluvias durante los primeros meses de 2016 permitieron el crecimiento de la vegetación, con la llegada del calor y el comienzo de la seca las condiciones para que se generen incendios de gran magnitud estaban dadas. Sin embargo el gobierno provincial no tomó ninguna medida adicional de prevención durante este año ni reforzó con equipamiento o personal capacitado suficiente a las brigadas de Defensa Civil.
En la misma pasividad se encontró el ministro Bergman respecto al Plan Nacional de Manejo del Fuego, quien visitó la provincia para hablar del desastre como una “profecía apocalíptica” y durante este año recortó el presupuesto del área. Por lo tanto el mayor peso de las tareas de prevención y combate del fuego recaen en los propios productores y en bomberos voluntarios que no disponen de los medios ni el entrenamiento necesario para hacer frente a la mayor catástrofe ambiental de la provincia en décadas.
Las pérdidas económicas afectan, principalmente, a pequeños y medianos productores ganaderos que dependen de pasturas naturales para la cría de sus animales. La recuperación de los campos arrasados llevará por lo menos cinco años, por lo que las medidas anunciadas por el gobierno de rebaja de impuestos y el reparto de 2.500 rollos de forraje son absolutamente insuficientes para quienes han sufrido pérdidas enormes de animales, alambrados, maquinaria, galpones y no dispondrán de pasturas por un período muy prolongado. 
En este sentido lo que volvió a quedar en evidencia es la política agropecuaria de concentración de la tierra y la producción que arrincona y llevó a la desaparición de miles de productores.
Frente a la magnitud del desastre no sólo es necesario declarar la emergencia ambiental y agropecuaria en todos los departamentos afectados sino tomar de manera urgente las medidas necesarias para contener los incendios que aún siguen activos.