Noticias

19 de julio de 2017

Estigmatizar hasta la muerte

Gatillo fácil en Barracas, Capital Federal

 
 El domingo 16 de julio cientos de jóvenes de todos los sectores Villa 21.24 desfilaron frente al féretro con los restos de “Paragüita”. También estaban los padres y los abuelos. Familias enteras. Zavaleta, Tres Rosas, Tierra Amarilla…  

 
 El domingo 16 de julio cientos de jóvenes de todos los sectores Villa 21.24 desfilaron frente al féretro con los restos de “Paragüita”. También estaban los padres y los abuelos. Familias enteras. Zavaleta, Tres Rosas, Tierra Amarilla…  
Es que Cristian era un joven querido en la Villa 21.24. Porque trabajaba, porque participaba de todas las actividades de la Casa del Niño y del Adolescente, de la vida de la Capilla Caacupé. Porque tenía la alegría en su rostro y la compartía con todos los pibes del barrio. El sábado a la madrugada una discusión de tránsito terminó con su vida. Un balazo en el pecho y dos cargadores descargados sobre tres pibes que volvían de bailar fueron la respuesta de un agente de la policía de la ciudad a la “imprudencia” de salir del barrio para divertirse.
Porque, como dicen algunos de los amigos: vos hacés las cosas bien, estudiás, trabajás, y te matan. Te matan porque sos de la villa, porque sos morocho, porque tu barrio figura en el mapa de la ciudad como un espacio verde donde no existen las alrededor de 70 mil personas que viven allí.
Porque esta muerte joven, como el femicidio de Haydée hace unos días atrás, y tantos otros de los que ya hasta nosotros vamos perdiendo la cuenta, no son parte de las estadísticas, no son parte de las preocupaciones de los gobiernos que solo nos tienen en cuenta para pedir un voto.
Cientos también se movilizaron a la Comisaría 30 para lograr la libertad de los dos detenidos, para parar la inmunda oleada de mentiras de los medios “serios” que titulaban “Intento de asalto y tiroteo en Barracas”.
No hubo intento de asalto, no hubo tiroteo, no hubo drogas. Solo un agente cebado por la impunidad, cargado con armas que solo disparan contra gente del pueblo, con cuchillo por si el tiro no alcanzara, con gas pimienta, y él, sí, con un dosaje de alcohol en sangre que le dio el “coraje” para asesinar a Cristian.
Las “fuerzas de seguridad” circulan por las calles y pasillos de la villa. Circulan con miedo, con el arma dispuesta para matar a cualquiera que haga un movimiento. Para atemorizar a los jóvenes porque ellos tienen temor. Porque saben el odio que generan. Porque sus “cuidados” no son para los que salen temprano o vuelven tarde de trabajar, ni para los pibes que estudian y trabajan como Cristian.
Por eso, el  18, los vecinos y las organizaciones políticas, sociales y religiosas del barrio nos unimos en un solo reclamo: Basta de estigmatizar a los jóvenes pobres. Basta de impunidad policial. Basta de gatillo fácil. Justicia por Cristian Toledo. Ni un pibe menos en Barracas.