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02 de octubre de 2010

El Comité Central del Partido Comunista Revolucionario de la Argentina, en su reunión del 7 y 8 de julio, aprobó la siguiente declaración:

Llamamos a votar en blanco, no votar o anular el voto

Ante las elecciones del 28 de octubre > 15/07/2007

Kirchner imaginaba llegar a las elecciones presidenciales con absoluta comodidad. La nueva oleada de luchas obreras y populares, los cachetazos electorales que sufrió desde Misiones hasta Tierra del Fuego, la espiral inflacionaria, la crisis energética, la corrupción, lo han erosionado y han echado por tierra el triunfalismo kirchnerista.
Se han producido grandes movilizaciones, huelgas y puebladas como las que realizaron los docentes y estatales junto al pueblo de Santa Cruz que voltearon al gobernador Sancho, un títere de Kirchner; la pueblada de Puerto Piraí que destituyó al intendente imponiendo otro elegido por una Asamblea popular; la lucha de los docentes neuquinos, fueguinos y salteños; la de los petroleros de la Patagonia, los obreros de Terrabusi, Mafissa, Fate, Astillero Río Santiago, telefónicos, empleados bancarios y del Indec. Estas luchas enfrentaron el tope salarial impuesto por el gobierno y los monopolios y se realizaron desbordando a las direcciones sindicales propatronales y corruptas. La clase obrera ocupada se ha vuelto a colocar en el centro de la política nacional y quedó demostrado que con las luchas duras y prolongadas es posible torcerle el brazo a la política del gobierno.
Estas luchas confluyeron objetivamente con las desarrolladas por otros sectores populares como la de los ambientalistas de Gualeguaychú, Famatina, Matanza-Riachuelo y General Alvear; el Encuentro y marcha de los pueblos originarios en Rosario; las del movimiento de desocupados y jubilados; las de los docentes y estudiantes universitarios y secundarios; la marcha del movimiento agrario a Plaza de Mayo; el movimiento en defensa del petróleo; el movimiento cultural; y el movimiento por la libertad de Romina Tejerina y por terminar con la violencia sexual contra la mujer.
Se comienzan a generalizar las Multisectoriales y las Asambleas Populares y se ha vuelto a escuchar el tan temido “Que se vayan todos”. Lo que demuestra que las clases dominantes, a pesar de sus esfuerzos, no han logrado apagar las brasas que encendió el Argentinazo. Por el contrario éstas han comenzado a reavivarse al calor del enfrentamiento popular a la política de Kirchner.
La conmemoración del 25 aniversario de la gesta heroica de Malvinas el 2 de Abril ha demostrado el crecimiento de un sentimiento antiimperialista en nuestro pueblo, proceso que ha tenido también su expresión en sectores patrióticos de las Fuerzas Armadas.
El pueblo ha ido desnudando a través de su propia práctica la mentira kirchnerista. Su permanente doble discurso, donde habla de terminar con la política de los ‘90 siendo que él la apoyó y en lo esencial la ha mantenido. Su mezquindad, al ufanarse de acumular más de 44 mil millones de dólares de reservas en el Banco Central y de “desendeudarse” pagando prolijamente al FMI y otros organismos internacionales manteniendo congelados los planes de los desocupados en míseros $ 150, mientras el hambre y la desocupación han vuelto a crecer. Del mismo modo que propagandiza el superávit fiscal mientras mantiene un presupuesto que ha llevado al colapso al sistema de salud y educación. Habla de una nueva política y se ha rodeado de lo peor de la vieja y corrupta dirigencia comprando, cooptando o chantajeando gobernadores, intendentes y legisladores con fondos estatales. Se presenta como adalid de los derechos humanos y acaba de hacer aprobar, hocicando frente a las exigencias yanquis, la nefasta ley “antiterrorista”. Y así podríamos seguir…
Terminado los efectos iniciales de la devaluación comienzan a emerger los lados oscuros de su política económica. Esta política, que llaman “neodesarrollista”, favorece solamente a los terratenientes y a los grandes monopolios exportadores e importadores. Por ello, el crecimiento económico, favorecido por una coyuntura internacional excepcional, llega poco y nada hacia abajo. La pobreza y la indigencia afectan a millones de argentinos, hay más de un millón y medio de desocupados y la mitad de los ocupados están en negro. Los ancianos y la juventud son los que más sufren esta situación. Hay 1.210.000 jóvenes que no estudian, ni trabajan y de ellos 750.000 ya no buscan trabajo.
Se ha agravado enormemente la dependencia del país a los imperialismos que disputan por el control de la Argentina. La “sojización” se ha extendido ya a más de 16 millones de hectáreas y ha liquidado a medianos y pequeños productores agrarios y ganaderos. Ha incorporado al imperialismo chino que compra lo fundamental de la producción, como un nuevo e importante factor de nuestra dependencia, junto a otros imperialismos como el yanqui, que nos venden los insumos y las máquinas. Es esta política kirchnerista de dólar alto, de concesiones a los monopolios petroleros como Repsol-YPF (española) y Pan American (de Brithis, inglesa y Bridas, rusa) y mineros como la Barrick, la responsable de la inflación (la real, no la del Indek) y de la crisis energética que el gobierno trata de tapar también con mentiras.
Por todo esto el gobierno llega a las elecciones de octubre debilitado y amenazado por graves turbulencias. El lanzamiento apresurado de la candidatura de Cristina Kirchner es muestra no de su fortaleza sino de sus crecientes dificultades. Se ha resquebrajado el bloque de las clases dominantes. Se han agudizado las contradicciones entre los distintos grupos del poder que se preparan para la disputa electoral de octubre.
La oposición de los de arriba se regodea con los resultados de las últimas elecciones que demostraron que Kirchner no es imbatible electoralmente. Lavagna, López Murphy, Sobisch buscan capitalizar el triunfo de Macri en Capital. Nada puede esperar el pueblo de estos candidatos y reagrupamientos. Todos intentarán desviar la rebeldía popular encausándola con nuevas y engañosas promesas electorales. Todos quieren cerrar las heridas que el Argentinazo abrió en las instituciones de este Estado oligárquico imperialista y ahogar este nuevo auge de luchas.
Es preciso que los sectores populares y de izquierda no entren en la trampa electoral de octubre; que no la avalen en nombre de un posible lugar en un Concejo Deliberante o Legislatura. Este es un camino artillado por las clases dominantes, que invitan al pueblo a entrar por él y lo acribillan en cuanto comienza a transitarlo. Más aún en nuestro país donde los medios de difusión de masas están todos en manos de los monopolios de distintos sectores imperialistas que disputan por el control del poder y donde las fuerzas populares, como se demostró una vez más con claridad en las últimas elecciones, no tienen cabida. Nuestra historia y la de los países hermanos demuestran que el camino que ha permitido al pueblo conquistar verdaderamente sus aspiraciones es el camino de la unidad popular y el de la lucha revolucionaria.
No somos antielectoralistas, pero entendemos que en las actuales condiciones de nuestro país, la manera más eficaz para que el pueblo golpee con fuerza al gobierno de Kirchner y su política es inundando las urnas con el voto en blanco o nulo, o no yendo a votar. Para eso es necesario que así como confluimos en las luchas contra el hambre y por salarios dignos; así como nos encontramos unidos en las masivas movilizaciones del 24 de marzo, del 20 de diciembre, en las marchas de Cromañon, por Kosteki y Santillán, por la aparición con vida de López y recientemente frente al crimen y la impunidad del docente neuquino Carlos Fuentealba, seamos capaces de reagrupar las fuerzas populares, patrióticas, antiimperialistas y democráticas para confluir en octubre en un amplio frente. Un frente que rechace la farsa electoral, el continuismo kirchnerista y las otras variantes del régimen votando en blanco, absteniéndonos o anulando el voto. Para avanzar por el camino del Argentinazo, hacia la liberación nacional y social en marcha al socialismo.