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03 de octubre de 2010

El 15/2, al menos 50 guerrilleros del Partido Comunista de la India (Maoísta) montados en motocicletas y armados, atacaron y destruyeron completamente un campamento militar en Sildha, a 170 kilómetros al suroeste de Calcuta, capital del estado de Bengala Occidental (nordeste de la India).

India: el Estado prepara un genocidio

Hoy 1306 / Lucha armada revolucionaria en 20 de los 29 estados del país

Catorce guardias fronterizos resultaron muertos. Los guerrilleros, que detonaron minas terrestres, incendiaron las instalaciones y robaron armas, habían minado además la ruta que lleva a la base militar.
Según declaró un dirigente guerrillero a un canal de televisión, el ataque fue en respuesta a la operación que las fuerzas de seguridad indias están llevando a cabo en la zona. Tropas del Estado indio iniciaron el año pasado una gran ofensiva en el nordeste contra los maoístas, logrando recuperar el control de Lalgarh, en el estado de Midnapore, que estaba en poder de los insurgentes.
Varias agrupaciones maoístas iniciaron hace cuatro décadas la lucha armada en reclamo de tierra y otras reivindicaciones para los campesinos pobres y los pueblos tribales en los estados orientales de la India. Ahora la rebelión se desarrolla en 20 de los 29 estados del país.

Crecen las acciones populares armadas
El Estado indio va adquiriendo características crecientemente fascistas, en la medida en que se mantiene la opresión feudal de las masas campesinas, avanza la con- centración monopolista industrial, y se intensifica la militarización y la alianza con el imperialismo yanqui para convertir a la India en una base reaccionaria en Asia, no sólo contra el propio pueblo indio sino contra el avance revolucionario en el vecino Nepal y para frenar al ascendente imperialismo chino.
La represión al movimiento popular y revolucionario (ver recuadro) tiene su contrapartida en la larga trayectoria de lucha armada, prácticamente ininterrumpida desde la insurrección de los “naxalitas”, así conocidos tras el levantamiento que protagonizaron en la aldea bengalí de Naxalbari en 1967.
En los últimos meses diversas agrupaciones revolucionarias –varias de ellas de raíz maoísta– multiplicaron sus acciones armadas.
A mediados de diciembre, decenas de guerrilleros mantuvieron un combate de diez horas en una zona boscosa del área geográfica de Bastar, en la región centro-oriental de Chattisgarh.
Según la policía india, los guerrilleros también decapitaron a un hombre por ser informante de las fuerzas de seguridad en un pueblo del distrito de Sonbhadra, en la provincia norteña de Uttar Pradesh.
En julio los guerrilleros maoístas mataron a 26 policías –incluido un superintendente– en dos ataques distintos, también en el estado de Chattisgarh.
Para el primer ministro indio, Manmohan Singh, la guerrilla maoísta es la amenaza interna más grave del país. Ese movimiento armado actúa principalmente en el llamado “cinturón rojo”, una franja de territorio en el centro y el este de la India donde tiene numerosos campos de entrenamiento y goza del apoyo de amplios sectores del campesinado y de los pueblos tribales.