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23 de agosto de 2011

Comité Central - 3 de febrero de 1973.

El PCR ante las elecciones

Documentos del PCR / tomo 3

La dictadura marcha a realizar eleccio­nes nacionales, provinciales, y locales para el 11 de marzo.

La dictadura marcha a realizar eleccio­nes nacionales, provinciales, y locales para el 11 de marzo.
A poco más de un mes de esa fecha, la campaña electoral se realiza bajo la vigen­cia del Estado de Sitio, de una feroz represión contra todo reclamo obrero, cam­pesino y popular, con centenares de presos políticos, ley de represión anticomunista y un conjunto de leyes represivas, proscrip­ciones, tortura, asesinatos e incluso fusila­miento de presos políticos como en Trelew, censura de prensa radial y televisiva que prohibe la simple difusión de noticias sobre reclamos populares y bajo el rigor de leyes electorales fraudulentas.
La dictadura pretendió en 1971 -acosada por las grandes luchas obreras y populares posteriores a mayo de 1969- realizar un acuerdo , llamado por ellos Gran Acuerdo Nacional, con los partidos burgueses, especialmente con la dirección peronista y radical, para el apoyo a un programa y a un candidato de la dictadura en las elecciones que se realizarán el 11 de marzo. Esperaban así aislar a los que llaman los “enemigos”, es decir las fuerzas populares revolucionarias que han crecido estos años, atrayéndose a los llamados “opositores”, es decir, las fuerzas burguesas y reformistas que en lo fundamental fueron espectadores y no combatientes en las grandes luchas como el Cordobazo, Rosariazo, y otras semejantes realizadas contra la dictadura.
Ese plan de la dictadura fracasó. Gran­des combates populares como el Mendo­zazo, Rocazo, combates obreros, estudianti­les, campesinos, socavaron sus pilares y terminaron destruyéndolo. Con el combate de los de abajo, creció la resistencia de los sectores burgueses a un acuerdo cuerpo a tierra con los monopolios que los expropian económicamente, y se agravaron también las contradicciones entre los de arriba ge­nerando divisiones y fracturas en las FF.AA. y los partidos políticos.
La clase obrera ha sido y es el motor fundamental de los combates populares que, desde 1966, fueron deteriorando los planes dictatoriales, y obligando a su reem­plazo, y al recambio de sus máximos jerar­cas, incluidos dos presidentes: Onganía y Levingston.
En esas luchas los trabajadores debieron combatir simultáneamente contra los jerar­cas sindicales al servicio de la patronal y el Estado logrando, en muchos casos derribar­los y reemplazarlos por direcciones comba­tivas y clasistas.
Ante el fracaso del llamado Gran Acuer­do Nacional, la dictadura pretende ahora condicionar aún más al posible gobierno electo en las elecciones de marzo, a través de un “Acta” continuista, semejante a las “Actas institucionales” de la dictadura bra­sileña, por la cual la junta de Comandan­tes tendrá el poder real luego de esas elec­ciones, y el presidente y los legisladores que se “elijan” serán meras comparsas de ese poder real.
El carácter de farsa electoral de las elecciones proyectadas ha quedado al descubierto. La dictadura busca ahora el acuerdo de los partidos que van al comicio con ese “Acta” acuerdo. que puede ser incluso secreto como sucedió en 1958 con el acuerdo de Frondizi con la FF.AA.
Los comunistas revolucionarios hemos luchado junto a peronistas, y revoluciona­rios y antimperialistas de distintos partidos políticos, contra la dictadura y por la libe­ración social y nacional. Algunos de estos sectores, peronistas y otras fuerzas, piensan que podrán derrotar los planes dictatoria­les participando en la proyectada farsa elec­toral. Pensamos que esto es un grave error. No es negociando mejores condiciones elec­torales como podremos, en las actuales cir­cunstancias, avanzar por un camino revolu­cionario. La dictadura está débil y las ma­sas no han podido ser absorbidas por sus planes. Por eso si se la enfrenta resuelta­mente y no se concilia con ella, esos planes volverán a fracasar. En este camino noso­tros nos hemos unido y nos uniremos para luchar. No para conciliar. Tampoco permi­tiremos que la dictadura y quienes conci­lian y buscan en salones gubernamentales y cuarteles el acuerdo público o secreto con ella, con o sin Lanusse, emponzoñen me­diante la farsa electoral las relaciones fra­ternales entre quienes tienen como enemigo fundamental a esa dictadura y a las clases que representa.
Por todo ello los comunistas revoluciona­rios llamamos a quienes no quieren perder su voto y quieren utilizarlo para reafirmar la vigencia del camino liberador de los Cor­dobazos, a votar en blanco en las próximas elecciones.

Los comunistas revolucionarios que he­mos estado en la primera fila del combate antidictatorial liberador, profundizaremos durante las elecciones la organización del combate reivindicativo y revolucionario de las masas populares. Acumulando fuerzas para la insurrección armada de todo el pue­blo dirigida por la clase obrera que instaure un gobierno popular revolucionario. Este es el único camino de victorias para el pueblo.
Los combatientes de los Cordobazos, Men­dozazos, Tucumanazos, de la huelga petro­lera del 68, de las huelgas ferroviarias, azu­careras, municipales, bancarias, del prole­tariado mecánico cordobés y tantas más, los combatientes estudiantiles de todos es­tos años, los campesinos que animaron la lucha y la organización de las Ligas Agra­rias, los mártires de todas esas luchas que suman decenas, los presos y torturados por la dictadura, no tienen candidatos en estas elecciones, y los programas de los partidos concurrencistas están lejos de representar sus aspiraciones revolucionarias.
Pero todos ellos han descubierto, en estos años duros y difíciles para el pueblo, el camino que lleva al triunfo de sus aspira­ciones, a la conquista de un gobierno po­pular revolucionario, y a la realización de una auténtica revolución de liberación so­cial y nacional. Ese camino es el camino del Cordobazo y el Rocazo, el camino que se recorre recuperando los cuerpos de dele­gados, comisiones internas y sindicatos para una política revolucionaria, organizando las ligas de campesinos pobres y medios, los centros estudiantiles basados en fuertes cuerpos de delegados, las organizaciones de combate de los habitantes de las villas de emergencia, los intelectuales y el pueblo, dotándolos de una dirección revolucionaria, y haciéndolos confluir en un Frente de Liberación Social y Nacional dirigido por la clase obrera. Ese camino, para triunfar, exige un Argentinazo triunfante; es decir la insurrección armada de todo el pueblo diri­gida por la clase obrera.
Las proyectadas elecciones, en el caso de realizarse, agudizarán el conjunto de las contradicciones en el país y sólo darán a los monopolios y terratenientes en el poder una salida precaria.