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02 de octubre de 2010

Discursos de Otto Vargas

El 10° Congreso del PCR

Discurso de apertura de Otto Vargas
Iniciamos las sesiones de nuestro Décimo Congreso. Será el Congreso que ha-rá el balance del Argentinazo que propuso como objetivo táctico nuestro Noveno Congreso. El Argentinazo se produjo en diciembre del 2001 y, por primera vez en la Argentina, volteó, por el método de una pueblada, a un gobierno nacional, abriendo un período de grandes conmociones sociales y políticas que aún no se ha clausurado.
El Décimo Congreso debe discutir grandes tareas y, para cumplirlas, el Partido deberá superar debilidades que nos traban, a nivel nacional y de cada regional.
No se llegó fácilmente al Argentinazo. Debimos transitar un período de grandes luchas. Grandes cortes de ruta y puebladas: algunas que le torcieron el brazo al gobierno de la Alianza, como el corte de ruta prolongado de La Matanza, en mayo del 2001, otras que tuvieron rasgos insurreccionales, como la de Tartagal-Mosconi en noviembre del 2000 y muchas más, que están sintetizadas en las Tesis políticas y en el Balance que tratará este Congreso. Represiones sangrientas, como las de Tartagal-Mosconi y las de Jujuy, en junio del 2001; paros nacionales y luchas históricas, como la de los trabajadores de Aerolíneas; movilizaciones masivas de productores agropecuarios; luchas estudiantiles como la que derribó a López Murphy; grandes Encuentros de Mujeres que expresaron uno de los hechos más relevantes de este período: la creciente participación de las mujeres en el combate social y político; la formación de amplias multisectoriales que organizaron grandes movilizaciones de masa y las asambleas populares que se multiplicarían después del Argentinazo; las Asambleas Piqueteras, cuyas movilizaciones la transformaron en centro unificador del combate popular; paros nacionales del movimiento obrero; y el abrumador golpe que fue el voto bronca de octubre del 2001. Todo esto creó las condiciones para el Argentinazo de diciembre del 2001, que no fue un relámpago en una noche clara, ni un estallido espontáneo surgido de la nada.
En diciembre del 2000 afirmamos que en la Argentina se había creado una situación revolucionaria objetiva, cuyos rasgos están definidos en las Tesis de discusión para este Congreso. Poco antes de diciembre del 2001 planteamos que era posible terminar con el gobierno de De la Rúa y si bien no había condiciones para establecer un gobierno de unidad patriótica y popular, la caída de De la Rúa, a través de una pueblada nacional, abriría un camino de aproximación a la revolución.
Así fue. Sobre todo porque hechos como ese ejemplifican para las grandes masas el método, las formas, que pueden llevar al triunfo sus luchas. Sobre todo luego que las masas de Jujuy, y otras provincias, ya habían demostrado que ese es un camino posible de recorrer exitosamente.
Apenas producido el Argentinazo planteamos que no fue una revolución, como dijeron algunas organizaciones trotsquistas y señalamos, autocríticamente, qué le faltó para coronar en un gobierno de unidad patriótica y popular. Esas debilidades del movimiento popular siguen vigentes y deberán ser superadas si es que, verdaderamente, vamos a pasar en limpio los deberes que en diciembre del 2001 se hicieron en borrador.

 
Las brasas del Argentinazo
Hemos dicho que las brasas del Argentinazo siguen encendidas.
En la política nacional se destacan, con nitidez, tres líneas respecto de los fuegos, aún ardientes, del Argentinazo.
Una, la de la reacción, de distinto signo, que empuja la represión al movimiento de desocupados, a las fábricas recuperadas, a las asambleas populares, la criminalización de las protestas y del movimiento popular y promueve, so pretexto de garantizar la seguridad, reformas reaccionarias en todos los terrenos.
Otra es la que pretende desviar al movimiento de desocupados y al movimiento obrero y popular, a un cauce reformista. Quiere, como se ha dicho, "amansarlo". Sin renunciar a reprimirlo, de ser necesario, quiere disgregar al movimiento de desocupados y transformar a una parte en un movimiento oficialista que incluso pueda jugar como fuerza de choque del gobierno. Utiliza los emprendimientos productivos y las cooperativas de construcción en instrumentos para apartarlo del combate. Quiere un movimiento obrero servil, que acepte sin chistar los salarios de hambre y las tremendas condiciones de vida y trabajo actuales. Y un movimiento estudiantil, como se vio en el reciente congreso de la FUA, oficialista y domesticado. Quiere transformar al movimiento de fábricas recuperadas en un movimiento de cooperativas en tránsito a una nueva privatización.
La otra línea es la combativa y revolucionaria que nosotros defendemos, línea que lucha para que el movimiento de desocupados y jubilados se masifique, se una, se afirme, avance en la práctica de la democracia directa y eleve su nivel político en el combate por conquistar los planes y subsidios para los centenares de miles de desocupados y adultos privados de ellos, el aumento de los mismos a 300 pesos y siga siendo un destacamento de avanzada del movimiento popular. Una línea que trata de fortalecer el movimiento de fábricas recuperadas asegurando que las mismas sigan en manos de sus trabajadores y se conviertan en el centro de un poderoso movimiento obrero y popular como enseña el ejemplo de los trabajadores de Renacer en Ushuaia. Una línea que se esfuerza en organizar y llevar al combate a las grandes masas de campesinos pobres y medios, en especial a los pueblos originarios, por sus reivindicaciones inmediatas y por la tierra. Una línea que lucha para que el movimiento estudiantil sea un movimiento combativo de masas y no un rejuntado sectario de tendencias y sea un poderoso aliado del movimiento obrero. Que procura unir y movilizar a las grandes masas de mujeres trabajadoras que se incorporan crecientemente al combate contra el hambre, la pobreza y la marginalidad, articulando con este combate su lucha contra la violencia familiar, por anticonceptivos para no abortar y aborto legal en hospitales públicos para no morir y otras reivindicaciones específicas. Que trabaja por una cultura nacional, científica, democrática y popular, dirigida por la ideología y las concepciones culturales del proletariado.

El movimiento obrero ocupado
La principal tarea que debe afrontar el Partido es la de superar la debilidad de las fuerzas clasistas y combativas en el movimiento obrero ocupado. De este Congreso debe surgir la necesidad de desarrollar una poderosa corriente comunista revolucionaria en las grandes empresas que decidirán el rumbo del movimiento obrero en los grandes combates que se avecinan.
En el último período ha habido luchas importantes en el movimiento obrero ocupado. Se destacan las de:
Terrabusi y otras fábricas de la alimentación por la recuperación del gremio.
Astillero Río Santiago: primera fábrica en la que se ha logrado el control obrero y que ha librado un combate destacado en defensa de la industria nacional.
SEOM de Jujuy, que acaba de encabezar la lucha de los estatales de esa provincia y conseguido un importante aumento salarial.
Renacer: que luego de una larga lucha consiguió recuperar la propiedad de la fábrica y ponerla en producción.
Río Turbio: donde se logró la recuperación del gremio luego del accidente que causó la muerte a 14 compañeros.
Zanón, Bruckman y otras empresas recuperadas en donde los trabajadores han puesto en marcha la producción y las han defendido, con éxito, de los intentos patronales y estatales por recuperarlas para sus ex dueños.
Las recientes luchas de los trabajadores de los subterráneos de la Capital, de los ferroviarios del Roca, Sarmiento y otras líneas, de los bancarios, de los docentes y de los estatales provinciales y municipales, de los rurales de Tucumán y de Río Negro, de los azucareros, de los petroleros del norte de Santa Cruz. Centenares de miles de trabajadores han participado en estas luchas.
Es de destacar el trabajo de los metalúrgicos de varias seccionales para recuperar su gremio: San Martín, Campana, entre otras.
En la medida en que el Partido persista en el trabajo para arraigar nuestras organizaciones en las empresas y gremios de concentración conseguiremos con seguridad éxitos importantes. Porque tenemos una larga experiencia en el trabajo en el movimiento obrero y existe un gran prestigio del Partido, de la CCC y de sus dirigentes que favorecerá nuestro crecimiento.

Frentes antiimperialistas y populares
En el último tiempo hemos avanzado en el campesinado pobre. A esto ayudó, en gran medida, el surgimiento y el crecimiento de la Unión Campesina del Chaco y otras provincias y el trabajo de la CCC con los pueblos originarios. El Congreso sobre el uso y tenencia de la tierra mostró un progreso en extensión y profundidad de las fuerzas combativas del campesinado pobre y medio.
En el estudiantado el frente único antiimperialista de la CEPA es la segunda fuerza a nivel nacional y la primera fuerza de la izquierda.
El crecimiento del movimiento de mujeres es uno de los hechos más relevantes de los últimos años. Se ha convertido en un destacamento gigantesco que es mayoritario a nivel del movimiento de desocupados y jubilados; los Encuentros de Mujeres se han logrado realizar con éxito creciente pese a los múltiples intentos por silenciarlos y liquidarlos.
Se ha conmemorado con éxito el décimo  aniversario de La Marea. Existen buenas condiciones para avanzar en el trabajo en la intelectualidad para conformar ese otro gran ejército, el de la cultura, que debe acompañar al ejército en combate.
Somos parte del amplio movimiento nacional de lucha por los derechos humanos, hemos sido una de las organizaciones más activas en la organización de los actos y marchas en conmemoración de los aniversarios del golpe genocida del 24 de marzo de 1976, en la lucha por el juicio y castigo a los responsables de los crímenes de la dictadura y se desarrolla la organización de Liberpueblo que integramos junto a fuerzas y personalidades aliadas. El Partido trabaja junto a todas las organizaciones populares  y a numerosos diputados para lograr la amnistía a los más de 4 mil luchadores procesados por haber enfrentado la política de hambre de los sucesivos gobiernos hambreadores.
También el Partido ha hecho un gran esfuerzo por acompañar a los ex combatientes y veteranos de la guerra de Malvinas y ayudar al desarrollo de la corriente patriótica y democrática en las Fuerzas Armadas.
Asimismo ayudamos a sostener, durante todos estos años, el Foro de la Deuda Externa, cuya exigencia de investigación y no pago de la deuda ilegítima, fraudulenta y usuraria ha ganado amplio apoyo en la opinión pública y en el Congreso, en donde su reclamo ha sido defendido por un grupo numeroso de diputados.
Por otro lado, el Partido, durante más de una década, ha sido el motor del movimiento de solidaridad con Irak, movimiento al que hoy debemos prestarle gran atención y todos los esfuerzos posibles, porque se trata de una tarea prioritaria del movimiento comunista y antiimperialista a escala mundial. Somos parte del movimiento de solidaridad con Venezuela y con Cuba.
La clave para avanzar, como mostraron las últimas luchas de los desocupados y jubilados está en la unidad de los que luchan. Por eso los militantes del PCR deben ser paladines de la unidad, artífices de la unidad, porque esa unidad y el crecimiento del PCR serán la clave para conseguir el objetivo del gobierno de unidad patriótica y popular que plantean las tesis.

La lucha por arriba
 Ha pasado más de un año del gobierno de Kirchner y hoy es posible hacer un balance del mismo. Es posible comparar sus promesas con sus realizaciones. Las palabras con los hechos. Sobre esto deberá trabajar el Congreso.
Muchos creyeron que el 27 de abril del 2003 se cerró el período que abrió el Argentinazo. Posteriormente se fue comprobando que no era así.
Desde el triunfo de la Alianza se venían produciendo cambios en el bloque de clases dominantes. En un proceso ese bloque se fracturó entre los que defendían la convertibilidad y/o la dolarización y los que empujaban la salida de la convertibilidad y la devaluación. Con el gobierno de Duhalde y la devaluación pasó a hegemonizar, nítidamente, ese bloque, el grupo de monopolios exportadores y sus terratenientes aliados, grupo en el que predominan monopolios de origen europeo y ruso (Panamerican, Techint, Aluar, grupo Clarín, Repsol, entre otros). Este sector pretende reunificar bajo su hegemonía al bloque de clases dominantes. Pero la lucha sigue. Y los acontecimientos de los últimos días (agudizamiento de las contradicciones del gobierno de Kirchner, por un lado, con sectores de la Iglesia y grupos de derecha neoliberales, libreempresistas, de distinto pelaje imperialista y, por otro, con el duhaldismo y el alfonsinismo) muestran que los de arriba siguen profundamente divididos.
La inestabilidad política es el producto de razones estructurales. No coyunturales. Es el producto de un país dependiente disputado por varias potencias imperialistas. Estas disputan, a través de sus terratenientes y monopolios amigos, de sus agentes, de sus políticos y bandas mafiosas locales. Por eso son falsos los análisis que interpretan las luchas entre los de arriba como producto de intereses particulares y personales y no como subproducto de una estructura atrasada que se ha mantenido a través de décadas. Un país dependiente disputado por varias potencias imperialistas, donde el predominio de alguna de ellas no se da en forma absoluta sino en medio de una feroz disputa. Un país trabado en su desarrollo por el cáncer del latifundio y la renta de la tierra. Es imposible en la Argentina resolver ningún problema serio de los que sufren la economía nacional y las masas populares sin resolver esos dos problemas estructurales. Y como Kirchner no sólo no ha tocado a esos intereses, por el contrario, los ha beneficiado en forma notable (como sucedió con su acuerdo con el FMI que ha sido el más gravoso para el país de todos los firmados desde 1956, cuando la Argentina adhirió al mismo), la inestabilidad política se ha agravado.
Actualmente, la derecha neoliberal, fondomonetarista, libreempresista, que realiza permanentes reclamos exigiendo la represión de los movimientos populares, derecha que fue dividida a las urnas en el 2003, tiende a unirse aceleradamente. Menem, Romero, Verna, Macri, Patti, Sobisch, López Murphy, Patricia Bullrich, Bussi y un sector de la Iglesia y de las Fuerzas Armadas se agrupan allí. Tratan de atraer a De la Sota y a Reuteman. Todavía está por verse quién liderará a esta derecha.
Y en el otro sector, el de Duhalde, Alfonsín, Chacho Alvarez e Ibarra, que apoyó a Kirchner, hasta ahora, se ha abierto una dura disputa por la dirección en torno a las listas para el 2005. Si la hegemonía de este sector ya era precaria actualmente lo es mucho más.
La lucha es aguda por arriba y el resultado difícil de prever. La clase obrera y las fuerzas populares deben estar atentas para terciar con independencia si la disputa por arriba se agrava.
Por otro lado los padecimientos de las masas no se han resuelto y en muchos casos se han agravado. El crecimiento económico, basado en la exportación de granos, petróleo, acero, aluminio, minerales, etc., pagando gruesos intereses usurarios a los acreedores externos y sin tocar el latifundio, no trajo una disminución importante ni de la desocupación ni de la pobreza ni de la indigencia. El 50% de la población, según las estadísticas oficiales, está por debajo de la línea de pobreza. 7 de cada 10 niños son pobres. En tanto y en cuanto no se golpee al latifundio y se siga doblando el espinazo ante el FMI, se seguirán agravando la desocupación y la pobreza. Solo con un gobierno de unidad patriótica y popular será posible realizar una política de independencia nacional, política y económica, y la reforma agraria y abrir el camino al socialismo.
Por eso las luchas de las grandes masas van a seguir y el Partido debe esforzarse por encabezarlas y orientarlas en una dirección correcta.

Nos mantuvimos fieles al marxismo-leninismo-maoísmo
En este período nuestro Partido ha seguido manteniendo con firmeza la defensa de los principios del marxismo-leninismo-maoísmo.
Cuando nacimos, en 1968, no éramos maoístas. Pero así como es una ley que los revisionistas del marxismo y los oportunistas, más tarde o más temprano, se encuentren y se unan, también es una ley que los revolucionarios se encuentren y se unan y así nos encontramos y nos unimos con el maoísmo.
En aquellos años vivía Mao Tsetung, y China, en donde se había terminado con la explotación del hombre por el hombre, conmovida entonces por la Gran Revolución Cultural Proletaria, era un faro luminoso para todos los revolucionarios del mundo.
Pero poco después de la muerte de Mao Tsetung, en 1978, el socialismo también fue derrotado en China (ya lo había sido en la URSS y el Este de Europa en 1957) y se restauró el capitalismo. La clase obrera mundial sufrió la más grande derrota histórica luego de la derrota de la Comuna de París y de la traición de la socialdemocracia en la Primera Guerra Mundial.
Los maoístas que subsistimos a esa derrota histórica quedamos como cachorros guachos y muchos nos dieron por muertos, antes de tiempo, desde ya, porque hemos sobrevivido defendiendo las en-señanzas inmortales del marxismo-leninismo-maoísmo, integrándolas con la revolución argentina y uniéndonos con los maoístas y los marxistas-leninistas que sobrevivieron a la restauración del capitalismo en los ex países socialistas.
Los revisionistas del marxismo también se han ido encontrando y uniendo. Ahora plantean que los socialistas reformistas y los revolucionarios (o sea los comunistas) se dividieron al fin de la Primera Guerra no por la traición de los primeros que apoyaron a sus burguesías en la guerra inter imperialista, sino por diferentes concepciones sobre cómo debe ser la sociedad socialista por la que lucharon. Una cuestión de ideas, digamos. Y plantean que en la década del 60, revisionistas y marxistas-leninistas nos dividimos por cuestiones "circunstanciales", que han sido superadas por el paso del tiempo y no por el triunfo de los revisionistas en el Partido Comunista de la URSS y la transformación de ésta en una potencia  socialimperialista. Y discuten sobre el por qué de la derrota del socialismo, olvidando que hace más de 40 años Mao Tsetung ya esclareció este tema, y no solo lo esclareció elaborando la teoría de la continuación de la revolución bajo las condiciones de la dictadura del proletariado, sino que dedicó los últimos diez años de su vida a la lucha práctica, concreta, mediante la Gran Revolución Cultural Proletaria, para impedir la derrota de la dictadura del proletariado en China, mostrando un camino concreto para evitar la degeneración y la derrota de la dictadura del proletariado.
Así llegamos a nuestro Décimo Congreso, para discutir nuestros éxitos y nuestros errores, nuestros lados positivos y nuestros lados oscuros, con el fin de crear mejores condiciones para el triunfo de la revolución democrática popular, agraria y antiimperialista en marcha ininterrumpida al socialismo.

Extractos del discurso de cierre de Otto Vargas
El Partido tiene que ir mas lejos que lo que fue hasta ahora

La mejor melodía de clausura de este Congreso son las intervenciones que acabamos de escuchar de muchos compañeros, nuevos afiliados. Creo que mejor que eso, nadie puede expresar lo que sentimos todos porque resume lo que es este Congreso y lo que todos esperamos al salir de él; yo no voy a tocar una melodía mejor que esa.
Entiendo que este Congreso implica un avance en línea del Partido. Primero porque se ha aprobado un balance, en un período muy tormentoso, tormentoso en la política y tormentoso en la vida interna del Partido –no sé si hubo algún período de aguas calmas– pero éste ha sido un período particularmente tormentoso, y es muy importante que la comisión de balance primero, y después el plenario, haya aprobado ese balance, por unanimidad y con los agregados con los que lo ha enriquecido este Congreso.
Se ha enriquecido el Programa del Partido, y salimos con una línea política para trabajar. Es decir, salimos con línea de trabajo del Partido. Y creo que el Congreso, sobre todo, en su sesión final, expresa el alto grado de unidad, de deseo de unidad de los compañeros participantes.


Cuidar la unidad del Partido
El problema es que no se usa más esa fórmula de Stalin que hay que “cuidar la unidad del Partido como la niña de los ojos”. Mao usaba otra expresión. Bueno, usen la expresión que quieran, pero tenía razón Stalin: hay que cuidar la unidad del Partido como la niña de los ojos. Lógicamente la unidad tiene que ser con quien piensa diferente que uno. Y como no hay dos personas que piensen igual, como escuché decir el otro día, porque si hay dos que piensan igual, hay uno que no piensa (risas). ¿Cómo puede haber dos personas que piensen igual? No existe eso. Por lo tanto te tenés que unir siempre con alguien que piense diferente que vos. Y por lo tanto tenés que luchar por la unidad. No es que la unidad se da naturalmente.
La unidad implica una lucha. Eso no quiere decir conciliar, sino que es como dice Mao unidad, crítica, unidad. Creo que el espíritu del Congreso tiene que volcarse al conjunto del Partido, porque tenemos línea, tenemos programa, salimos unidos en balance y esto tiene que volcarse ahora en las grandes tareas que vienen para el Partido.
Vienen momentos duros. En la alimentación, en Astilleros. Va a ser duro en desocupados. No estamos hablando de una perspectiva que va a ser difícil y dura en el futuro, estamos hablando que salimos de acá y vamos a tener que trabajar en una situación dura. No vamos a creer que lograr  que Cameron sea juzgado por los 14 muertos en Río Turbio le va a causar alegría a Kirchner y va a ser una lucha fácil. Va a ser una larga lucha. Los de ATE que apañan a los asesinos de Río Turbio son socios del gobierno. Vienen momentos difíciles.

Los jóvenes tienen que respetar a los viejos, y superarlos
Sobre las cosas que acá se han dicho en relación a lo que dije al inicio de la discusión sobre el tema de cuadros, el problema de la confluencia. Nosotros no somos partidarios de la teoría generacional, pero no quiere decir que no le demos importancia a lo generacional, porque si no le diéramos importancia a lo generacional no tendríamos una organización autónoma de la juventud. Tendríamos organizaciones del Partido para trabajar entre la juventud. Es decir que lo generacional tiene su importancia. Se trata de afirmar lo teórico y aprender de las masas, las dos cosas.
Una vez Mao dijo que los jóvenes se tienen que animar y faltarle el respeto a los mayores.
Yo acá corregiría a Mao, que dijo eso en determinado contexto histórico en la lucha contra los revisionistas, en el sentido siguiente: los jóvenes tienen que aprender a respetar a los viejos. Siempre recuerdo que nos decían algunos fundadores del PC que cuando ellos formaron el Partido, escuchaban hablar a los viejos y decían “mirá lo que dicen estos viejos”; pero los respetaban ¿De quién estaban hablando? De aquellos viejos fundadores del movimiento obrero de Argentina, los discípulos de Lallemant, todos esos viejos que fundaron las primeras organizaciones obreras, sindicales y políticas. Lógicamente les costaba comprender lo nuevo. Pero tenían un espíritu de clase y experiencias de las que había que aprender. En ese sentido digo que hay que respetar a los viejos.
Los jóvenes tienen que superar a los viejos. Porque nosotros no hemos podido hacer la revolución. Los que ahora son jóvenes van a tener que hacer la revolución; por lo tanto ustedes van a tener que ir muchísimo más allá que nosotros, salvo que se degeneren y vayan a la burguesía. Por eso digo, téngannos respeto, algo podemos enseñar, pero tienen que meterse en la cabeza que tienen que ir más lejos que nosotros. Porque el Partido tiene que ir más lejos que lo que fue hasta ahora. El Partido tiene que ser una fuerza más poderosa y tiene que animarse a hacer la revolución. A lo mejor en algún momento tienen que animarse a lanzar la lucha armada. Porque siempre hemos dicho que no sabemos si el camino va a ser por una insurrección nacional, si va a ser por una guerra nacional, una guerra civil, no sabemos.
El Partido tiene que confiar en estos nuevos afiliados. Ustedes han escuchado lo que dijo el  compañero de Salta. Tenemos que aprender del compañero, que formó tres células. No todos los compañeros jóvenes o viejos formaron tres células. A los compañeros nuevos hay que tenerles confianza y ayudarlos.

Aquí lo hemos escuchado a XX, del que teníamos referencias nomás, de nombre, compañero toba que anduvo por el sur. Un cuadro que fue a contar a los mapuches cómo se organizaron en el Chaco. Hay que confiar en esos cuadros. Creo que esa es la gran enseñanza de este Congreso y de aquí salimos unidos, para adelante. Tenemos una línea, tenemos un programa nos esperan grandes tareas y tenemos que prepararnos para afrontarlas. (aplausos)