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30 de agosto de 2017

Continuamos con la serie de notas sobre la vigencia de la obra y el pensamiento del Che, basadas en una charla de Rosa Nassif realizada el 
7 de junio en la Facultad de Derecho de la Universidad de Tucumán.

Vigencia del Che Guevara

A 50 años de su caída en combate

Guevara en Guatemala

Guevara en Guatemala
En Guatemala había un gobierno que podríamos asimilarlo al primer gobierno de Perón, tal vez con algunas reformas más profundas. En efecto, el coronel Jacobo Árbenz presidía un gobierno que ha hecho una reforma agraria expropiando las tierras de las United Fruit. Guatemala como toda América Central está oprimida por el imperialismo yanqui, a diferencia de nuestro país que siempre ha sido disputado por distintos imperialismos. El Che cuando llega a Guatemala se pone en contacto con refugiados y exiliados de otros países latinoamericanos perseguidos por dictaduras, entre ellos con cubanos que participaron en el asalto al Cuartel Moncada y que lograron huir de Batista. En Guatemala, como en Argentina, todavía se mantienen en el año 1954 gobiernos de burguesía nacional que surgieron aprovechando que los países imperialistas estaban “ocupados” en la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, ese mismo año se comienzan a armar los preparativos golpistas contra Jacobo Árbenz, impulsados por los yanquis desde Costa Rica y Nicaragua gobernada por el dictador Somoza.
La experiencia guatemalteca será decisiva en la vida del Che. Allí conoce a Hilda Gadea, que va a ser su primera mujer y con la que tendrá una hija: Hildita. La relación con Hilda, una exiliada peruana militante del ala izquierda del APRA (Alianza Popular Revolucionaria), el partido de Haya de la Torre, tendrá una gran importancia; los une no sólo la relación afectiva, sino que comparten preocupaciones políticas y lecturas; por ella el Che conoce la obra de Mao Tsetung y discuten sobre Freud, Sartre y distintos escritores latinoamericanos y marxistas. En las cartas del Che a sus padres y a su tía Beatriz, su gran confidente, se habla de esas lecturas, de su creciente admiración por Carlitos y Federiquito refiriéndose en clave cariñosamente a Marx y Engels, y también de sus planes de viaje por Europa y a los países socialistas, a los que se refiere también disimulando como La cortina de hierro como se decía entonces o como Cortisona. El Che empieza a trabajar como médico, hay un poema muy conmovedor que le escribe a una anciana, La vieja María, que muere en el Hospital donde él la está atendiendo.
El Che se vincula por primera vez activamente a una organización política: el Partido de los Trabajadores de Guatemala, el partido comunista guatemalteco; reconoce que son los que mejor trabajan, pero cuando le exigen que se afilie para darle un empleo como médico se niega diciendo que jamás se afiliará por un interés personal a un partido. 
Ante el peligro de golpe, Árbenz, que confía en el ejército para enfrentarlo, ordena que se arme al pueblo. El ejército no sólo se niega a hacerlo, sino que se da vuelta y se suma a los golpistas. La resistencia del pueblo desarmado y desorganizado es vencida y se desata una represión sangrienta. El Che se salva refugiándose en la Embajada argentina donde el embajador peronista, el tucumano Sánchez Toranzo le ofrece garantizarle el regreso a Argentina. Él agradece, pero ha decidido seguir viaje a México.
De la experiencia guatemalteca el Che saca tres conclusiones que mostrarán que estamos ya ante un revolucionario consciente y que las enseñanzas que sacó de esta derrota no las olvidará nunca. El Che concluirá que los enemigos a enfrentar en América Latina son los mismos, más allá de las diferencias nacionales: el imperialismo y la oligarquía, los terratenientes y los grandes monopolios. Afirmará que el único camino por el que el pueblo puede triunfar es el de la lucha armada que destruya el Estado de las clases dominantes y su soporte, las fuerzas armadas. No se puede dejar heridos a los enemigos, porque como las bestias son más peligrosos y sangrientos. Esta comprensión es piedra de toque entre reformistas y revolucionarios, señala el Che, y agregará que Árbenz no comprendió que un pueblo armado es invencible y que no se puede confiar en el ejército. Y la tercera conclusión es que no se puede esperar que este proceso lo encabecen las burguesías nacionales.
Es tan fuerte la experiencia de Guatemala para el Che que en sus intervenciones cuando triunfa la Revolución Cubana, ustedes van a encontrar que en muchas ocasiones él dice: “Cuba no será Guatemala”. A partir de entonces comienza un nuevo período para Ernesto Guevara.