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19 de febrero de 2013

El Festival La Salamanca es uno de los que hace la provincia de Santiago del Estero, y se lleva a cabo en la principal ciudad luego de la capital. Así, La Banda reúne en el mes de febrero a miles de personas cada año, sobre todo gran cantidad de turistas.

Folclore y reclamos

Festival La Salamanca en Santiago del Estero

 Con un escenario al estilo Cosquín, por donde desfilan artistas “nacionales”, “internacionales” y locales que le cantan al pueblo, reflejan su cultura, sus reclamos, sus luchas, y su lengua, como fue la jornada del 3 de febrero.
Se presentaron artistas que llevaron a ese escenario la ancestral lengua quichua por parte de hablantes, que son quienes la sostienen, y también estuvieron integrantes de Mocase (Movimiento Campesino de Santiago del Estero).

 Con un escenario al estilo Cosquín, por donde desfilan artistas “nacionales”, “internacionales” y locales que le cantan al pueblo, reflejan su cultura, sus reclamos, sus luchas, y su lengua, como fue la jornada del 3 de febrero.
Se presentaron artistas que llevaron a ese escenario la ancestral lengua quichua por parte de hablantes, que son quienes la sostienen, y también estuvieron integrantes de Mocase (Movimiento Campesino de Santiago del Estero).
Mientras sonaban los versos de “Que bla bla bla” de Teresa Parodi, muy bien interpretado por Claudio Acosta, subió la delegación del Mocase invitados por el artista y desplegaron una bandera en la que se leía “Por la tierra, el agua y el monte”. Sentidas reivindicaciones por las que siguen luchando los campesinos de Santiago del Estero.
Un público que aplaudía de pie coreando; “que no tiren tanto que se corta el hilo…” (versos de la canción), y pidiendo un bis que no fue concedido por el apuro de la cartelera… Una muestra de la lucha de los artistas populares por llegar a los grandes escenarios, como ese domingo 3 de febrero con -entre otros- los santiagueños Juan Saavedra y sus bailarines que siguen deslumbrando con la danza, Raly Barrionuevo y el nombrado Claudio Acosta, junto al jujeño Bruno Arias y el contenido de su canto norteño. Hermosa noche de mucha emoción, cuando los artistas llegan al corazón del público por que reflejan las alegrías, las penas, las luchas.

Historia de La Salamanca
Se dice que en la ciudad de Salamanca, en España, hay una cueva donde el diablo mismo da lecciones de hechicería. Ya Cervantes habla de ella en su comedia La Cueva de Salamanca. Con la conquista, la leyenda de la cueva llegó a Sudamérica y se instaló en el sur de Brasil, en Chile y en el norte de Argentina. Pero fue aquí, más precisamente en la provincia de Santiago del Estero, donde adquirió mayor riqueza y fantasía.
Para los santiagueños, la Salamanca es la cueva donde Supay, el diablo, vive con su corte de brujas, duendes y demonios. Está ubicada en lo más espeso del monte, y su entrada es vigilada por animales feroces. Cuentan que quien llega allí pierde por completo el sentido de la orientación. Si es valiente, puede elegir enfrentarse a las pruebas que Supay le prepara, y si las supera, quedarse en la cueva hasta dominar las artes oscuras. Allí podrá aprender, si lo desea, a curar y a comprender el lenguaje de los animales. O a convocar a las fuerzas del mal en terribles hechizos capaces de hacer mucho daño.
Desde el anochecer hasta que llega el alba hay fiesta, baile, risas y música en la Salamanca, pero la alegría es sólo para los de adentro: si algún caminante tiene la desdicha de pasar cerca y oír la música que de allí sale, queda condenado a una vida de sufrimiento. Quien pasa por allí durante el día, debe llevar un rosario a mano, para conjurar la tentación de entrar y perderse para siempre. Los que han bajado a la cueva se reconocen porque no proyectan sombra.
Supay abandona muy pocas veces la Salamanca. Para hacerlo, toma la forma de un gaucho joven y apuesto, vestido lujosamente, y montado en un imponente caballo negro. Esta apariencia atractiva le sirve para perder almas inocentes. Sobre todo, de hermosas muchachas.
Cuentan en Santiago que Supay gusta de los músicos. Y que muchos de los artistas más famosos de esa tierra han hecho un pacto con él para obtener talento, éxito y riquezas. Supay les concede todo lo que piden. Quienes han estado en la Salamanca, dicen, se destacan por su talento para el baile, el canto y la música, y aunque no duerman, jamás se los verá cansados. Pero el precio, claro, siempre resulta demasiado alto.

Relatos de Salamancas
Las “salamancas” son una creencia generalizada en la mesopotamia santiagueña: no hay localidad que no tenga en sus proximidades una salamanca.
Todo varón que se destaque en la música, en la danza, en el juego, en el éxito con las mujeres, en los negocios, y en fin, en cualquier aspecto, es sospechado de haber aprendido en la salamanca, cueva en la que ha hecho tratos con el diablo.
Todo aquel que quiera aprender muy rápido y con suma destreza alguna de esas artes, se encamina a la salamanca y se convierte de este modo en un “estudiante” y un frecuentador asiduo.